Apuntes sobre la poesía político social

¿Cómo retratar con cámara lírica lo que diariamente se ve y ponerle nombre propio a la miseria sin ser panfletario, intentando que tenga un mismo sabor en la tibieza del decir?

Se dice que la poesía política siempre ha existido. En la cercanía entre los pioneros de este género es de mencionar a los latinoamericanos como al Chino Valera Mora, Roque Dalton, Ernesto Cardenal, Orlando Pichardo, Álvaro Carrera. Ya por los años 30 Antonio Machado, Unamuno, Valle Inclán, Miguel Hernández, Juan Ramón Jiménez, Lorca, Jorge Guillen o Rafael Alberti, elevan las letras españolas en sus obras coqueteando con el tema político, pensando que las palabras harían más daño que las balas. Por los años 60 y 70 se produce una nueva poética: "Maldigo la poesía concebida como un lujo/ cultural por los neutrales/ que lavándose las manos, se desentienden y evaden"…. Son sutiles críticas al poder con metáforas y juegos de palabras. Con el proceso de democratización comienza a ser más directa, sin metáforas o dobles sentidos. Por el 2000 se revitalizan las propuestas por redes debates y asambleas con símbolos y versos que pasan a ser consignas: "Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir". "No somos antisistema, el sistema es antinosotros". "Me gustas democracia pero estas como ausente". "Me sobra el mes al final del sueldo". "¿Dónde está la izquierda? Al fondo a la derecha". La influencia de Acracia también se hace sentir con un "¡Abajo el que suba!". Todas como una forma de protesta para llegar a la población. Una nueva ola más directa, sin florituras ni gazmoñerías empieza a delinearse.

Los versos escritos al calor de lo cotidiano siempre tienen la volatilidad subjetiva que podrían conllevar al empobrecimiento de una obra. Pero cómo salir ileso de una injusticia sin callar. Pareciera que la vanguardia divide a la lírica. El cantarle a la Luna con el don armónico de un ego enamorado de si mismo, se lo dejaremos a Witman. Se busca deshacer el nudo y el yugo dormitivo de la seducción sensual fácil y el hedonismo superficial con que la industria cultural capitalista aún nos atenaza. Algunos viven de encierros existenciales negando todo vínculo con el mundo en movimiento. Mundo donde quieran o no, están inmersos con problemas muy parecidos.

La poesía como praxis social tiene sus aristas. Una proclamación solidaria hacia los que sufren, en la humilde gloria cotidiana del vivir. Con tribulaciones y gestos que la historia muestra. Profundamente humano en la sencillez comunicativa, directa, tierna y reveladora. Una sensibilidad intelectual que con lucidez, conciencia social y estética identifique vida, poesía, escritura y respiración. Sensibilidad sin la cual la consciencia no toma arraigo funcionando el espíritu como sensualidad cognitiva.

Autonegarse entendiendo que el sujeto sociable surge con la moderación de su amor propio. Implica esto, depender de la realidad y el compromiso con lo cotidiano, que el bien de la parte depende del bien del todo. La originalidad debe ser la condición de la creación, sea política o social. Gusto y deseo se hacen elementos funcionales que se valen de los recursos expresivos del "arte" en función de una comprensión de lo real. Militar es experimentar las acciones que encuentran sentido y razón como práctica de los principios.

Decir y ser como se comunica, llevar una vida cónsona con lo que se escribe, conjugar la historia con la comunicación, gracias a ese don expresivo de la palabra que llamamos poesía. El lenguaje debe buscar ser florido y directo; sencillez y fuerza al unísono. Emoción reciedumbre y armonía es la guía.

Dar sentido y valor a la historia de Latinoamérica encarnándola; ella, como afluente primordial del espíritu. Cápsulas de tiempo y espacio, cronotopos de microépica que capturan el cotidiano vivir…¿o sufrir? Entrar en la encrucijada de pensar responsablemente que lo ocurrido volverá a ocurrir, si callamos. Aferrarse a un infinito moral donde el existir es ser como se escribe y la razón está intrínsecamente ligada a un ser social, que se fundamenta en un ser comunal. Es sentido común, común sentir y común unión. Simón Rodríguez en sus lemas infaltables decía: "Hacer sentir para hacer pensar". "Lo que no se hace sentir no se entiende; y lo que no se entiende no interesa."

Abogamos por culturizar la política y politizar la cultura: La inserción activa de la imagen estética en la lucha revolucionaria le fue arrebatada al pueblo, a su vida cotidiana, poniendo la estética por sobre el valor de cambio. Plantearnos un proyecto de liberación nacional cultural y estética implica descubrir la filosofía del genio popular, consustanciados en el arte de hablar de alma a alma, intentando poder hablar a todos en un común sentir. Seria, como decía Marx, la creación de "espíritu en un mundo sin espíritu".

Hacer cultura y poetizar es crear subjetividad. El bien colectivo es la primera necesidad del bien individual. Es un proceso de "crear pueblo" involucrándonos. No sólo comprendiendo, sino sintiendo, nuestra interdependencia y pertenencia a un ser colectivo. Poniendo allí, en el hombre y la mujer venezolana, la épica, el centro de la palabra, del realismo que sostenía Rengifo: "Con lenguaje claro, que exprese los ideales de las masas y vaya a ellas a exaltar su vivencia y su destino". Donde la democracia se haga cultura popular, y surja la necesidad de una edificación del poder popular en la cultura

La revolución debe ser cultural porque la revolución es contrahegemónica. Es el recrudecimiento de la lucha de clases en todos los escenarios económicos, políticos y culturales de la sociedad. Una revolución cultural o contrahegemónica jamás podrá sostenerse sin la dinámica del poder popular. Debemos entendernos como un instrumento político estético para ideologizar con lenguaje amoroso en los nuevos tiempos.

El moderar sentimientos y rectificar ideas es transformar las ideas mediante el trato con lo humano. Una experiencia donde el sujeto se refunda convirtiendo el egoísmo en sociabilidad y la ignorancia en luces y virtudes sociales, mutando y convirtiendo el amor propio en amor social. Moderándolo mediante la razón y la experiencia.

Abordar temáticas donde el amor sea el centro. El amor colectivo en todas sus facetas. Textos para la vida. Irradiar valores: amistad, solidaridad, coraje, dignidad, honestidad, la Patria, la relación con la pareja: el hastío, el desamor, la soledad, la separación. Problemas que existirán mientras seamos humanos.

Intentamos ser una contra respuesta a lo absurdo, a lo que no tiene mensaje. Estamos mostrando la posibilidad que otro mundo es posible, que poseemos conciencias sociales diferentes a la clase dominante, y eso está dado en formas de ver, de percibir, de valorar, de vivir diferente, por tener nosotros otro modo de vida.

En este acontecer, todas las proposiciones de cambio y renovación son válidas. Construimos nuevas estéticas para una nueva sociedad antidogmática, libertaria y antiautoritaria. Es por eso que las creaciones, que buscarían contribuir con ese cambio social, deben tener espíritu crítico. No porque enfrenten sino porque asuman, profundizando la temática, para superar una deficiencia en la sociedad que se construye y donde los constructores no son ángeles platónicos.

Todo lo que ayude a desmecanizar tu proceder ya es revolucionario. Que sirva para darse de baja con el pasado opresor y proponga mejores cosas que las que sustenta un mundo decadente. Deconstructores del formato del horror y la muerte, eso somos.



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Rafael Pompilio Santeliz

Doctor en Historia. Profesor de la UBV. Trovador, compositor y conferencista. Militante de la izquierda insurreccional desde el año 1963. Presidente de Proyecto Sueños Venezuela en el estado Miranda y Vicepresidente de la Fundación Gulima, Radio comunitaria en San Antonio de los Altos.

 pompiliosanteliz@hotmail.com

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