El cine nórdico y el habitual

El filósofo alemán Heidegger distingue el pensamiento calculador del pensamiento meditativo. Es manifiesto que en los países occidentales, y cada día más, es el calculador el que predomina. Todo se mide, se pesa y se calibra. Desde luego también la personalidad del individuo, sus capacidades, su cociente intelectual. Sin embargo, el índice del pensamiento colectivo está por calcular. El nivel o el grado de "superioridad" de unas naciones sobre otras se miden por el PIB, por su renta per capita, y su desarrollo, por los adelantos científicos, tecnológicos y médicos, pero no por el cociente intelectual o por la capacidad para el pensamiento meditativo medios de su población...

En todo caso, siempre una buena literatura ha reflejado la idiosincrasia, el temperamento, el carácter, las costumbres, la peculiaridad de una sociedad y de una época. Hoy, a falta de la costumbre de leer, en España al menos, a no ser noticias, notas sueltas, notificaciones repentinas casi forzosas cada vez que abrimos el teléfono, es el cine lo que nos permite calcular los rasgos caracteriológicos, la idiosincrasia y el nivel intelectivo de las clases dirigentes y de la población en general.

Pues bien, desde hace unos dos años aproximadamente, tenemos en el mundo otra costumbre que nos "releva" de la lectura, aunque ambas cosas, lectura y cine, sean compatibles y complementarias: la suscripción a plataformas de cine de todas las naciones del planeta, para ver las películas y las series tranquilamente en casa. Hace dos años que veo películas y series nórdicas. Y en estas circunstancias, al cabo del paso del tiempo, los estilos y asuntos tratados en los films de unos y otros países se prestan, a una comparación inevitable.

En esa comparación, naturalmente en función de la edad, de la experiencia, de la cultura, de los gustos y de la costumbre individuales, el cine nórdico, es decir, Suecia, Noruega, Islandia y Dinamarca, refleja una superioridad intelectiva de esas sociedades y una marcada evolución positiva de su mentalidad en general sobre el resto de los países occidentales. Los diálogos, tan cuidados, pensados, meditados, dejan muy lejos a los del conjunto de los demás países. El "pensamiento único", que no es otra cosa que pensamiento anglosajón reforzado por el obligado factor de la informática y por la penetración del anglicismo en cada lengua, es casi barrido de los diálogos e ideología de los nórdicos. El lavado de cerebro que, para el espectador y el ciudadano, supone el cine "americano" desde hace más de un siglo, y luego el británico durante un cuarto de siglo a partir del surgir de las nuevas tecnologías, está, afortunadamente, erosionado, atenuado o debilitado por el cine nórdico. Quien esté atento a la fenomenología social puede constatarlo. Es más, dado el predominio del "pensamiento único", diríase que el pensamiento de los nórdicos procede de otro planeta. Ya el director de cine Ingmar Bergman, en sus muchas películas lo anunció…



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Jaime Richart

Antropólogo y jurista.

 richart.jaime@gmail.com      @jjaimerichart

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