Acelerar los presupuestos militares de los países miembros de la OTAN, e incluso superar el 2% del PIB en gasto militar para 2029 porque ven una amenaza expansionista de Rusia en Europa, es ver a un general aburrido en la necesidad de hacer la guerra para espantar la laxitud de su Regimiento en el cuartel…
Es decir, en lugar de evitar Europa una escalada bélica y buscar el desarme, presos de la histeria, esos gerifaltes europeos, incluido el español, intentan superarse para ver quien puja más en la subasta de incremento del gasto militar entre las naciones miembros de la OTAN. Es imposible siquiera soñar ya con la paz perpetua propuesta en su obra del mismo título el filósofo alemán Inmanuel Kant, en 1795. Parece mentira que la Vieja Europa no haya escarmentado con dos guerras mundiales en un breve plazo de poco más de treinta años. Está visto que el europeo, tan civilizado, sigue necesitando sangre a cualquier precio.
Y está comprobado que Freud tenía razón en su teoría de las pulsiones, pues la pulsión de muerte está presente en todos esos y esas sedientos de muerte, aunque no sean ellas ni ellos quienes corran riesgo alguno en una guerra sin sentido. Incluso podrán divertirse presenciando cómo mueren y sufren quienes por una paga ponen en juego esa pulsión de muerte. Y vuelven a brillar las palabras de Voltaire: "la civilización no ha corregido la barbarie, la ha perfeccionado.
Es paradójico. Ahora resulta que, al lado de estos insensatos e insensatas, pues ese supuesto afán expansionista de Rusia no es más que el fantasma interesado de las fábricas de armas, Trump parece un Jesucristo redivivo...
