Muchas veces solemos tener discrepancias, cuando abordamos temáticas políticas o religiosas; lógico es pensar que esas disidencias tropiecen con acaloradas discusiones y desacuerdos, que tocan extremos debido a las preferencias de los que discuten, y cada quien defendiendo sus puntos de vista con predilección. Surgen entonces con cierto furor los argumentos o razones de cada quien, si la discusión es grupal puede que la balanza se incline a favor de la mayoría, en tal caso uno o dos de los contrincantes pueden ser apabullados y decidan dejar la polémica sin conclusiones ciertas, aún puede que tengan la razón; sin embargo deben dejar sus argumentos hasta ahí, posiblemente sean calificados de fanático o fanáticos, por quienes se creen ser los dueños de la verdad, y de paso la exacerbada pasión, obnubila la claridad del conocimiento o puede que haya ignorancia entre uno o más de los protagonistas de los temas.
FANATISMO: según el diccionario de sinónimos, es: ser apasionado, exaltado, intransigente, obstinado, intolerante, obcecado, sectario, incondicional, recalcitrante, idólatra, fiel, leal, ardiente, fogoso, celoso, vehemente, ardoroso, supersticioso, delirante, etc. etc.
Es plausible que creamos más en el diálogo que la persuasión, cuando se trata de intercambiar ideas opuestas, cuesta arriba queda convencer a un aferrado fanático, según la semántica de las palabras. Se critica por la ley de la costumbre, por rumores, por denigrar o culpar sin fundamentos, por seguir corrientes ideológicas, políticas, religiosas y dar fe de certezas o sustancias nunca verificables, que difícil es encontrar la razón o acuerdos es este tipo de discusiones. No hemos entendido ni aprendido de la ética. El ser humano obra bien y trata de perfeccionar y alcanzar felicidad imbuido de razón y justicia, cuando su conciencia le ubica en altos grados con una dimensión, que interaccione con las leyes naturales, divinas, sociales, consciente de sus derechos, sus deberes, virtudes, conductas acordes con el respeto al derecho ajeno.
Cuando la tolerancia, hija de la madurez congenia con la razón, nos podemos acercar al entendimiento, sin caer en el ¨fanatismo¨, que es denigrante y ofensivo.
Nos preguntamos ¿SOY FANÁTICO O SOMOS FANÁTICOS? En lenguaje coloquial, es muy común que señalemos a equis de fanático, o viceversa nos señalan tajantemente,-tú eres un fanático o fanática-, esto se genera acaloradamente al abordar, principalmente, enfoques críticos contra adversarios. En la época de la cuarta República, las pugnas entre copeyanos, adecos o izquierdistas, solían ser acaloradas y muchas veces muy violentas, a pesar de los pactos y acuerdos, al parecer ha sido una característica de los partidos que se fundaron en las luchas contra la dictadura de Gómez, y que en el transcurrir del tiempo, fueron ocupando espacios de importancia. Entre adecos y copeyanos en la década del cuarenta, practicaron el fanatismo, cabilleros, brigadas de choque, enfrentamientos, aguerridos, odios, lejos de acuerdos. A la caída de Pérez Jiménez, a pesar del ¨Pacto de Punto Fijo¨, en las primeras campañas se caían a golpes y a cabillazos. Los viejos militantes de estos partidos ya en el infinito, eran aguerridos a muerte, no aceptaban entre bandos opuestos conciliar posiciones.
Hoy todos ellos echados del poder por el pueblo, se unieron para combatir y transmitir su tradicional pugnacidad contra el movimiento revolucionario bolivariano, siguen con el fanatismo extremo, esto por supuesto no exceptúa que partidarios de la revolución no caigan en el fanatismo político, acordémonos que la cultura política se transmite y que muchos que abrazaron el movimiento chavista, fueron los que se cansaron de las falsas promesas de sus partidos o dirigencia y les dejaron solos, razones por las cuales todas esas organizaciones, cada uno con sus intereses particulares y grupales, se unifican en escaladas de combates violentos contra el partido que logró fundar el Presidente con respaldo mayoritario del pueblo.
Sin que seamos filósofos, solamente filosofando un tanto sobre lecciones y pensamientos de grandes de la historia como: Sócrates, Aristóteles, Platón, Cristo, Santo Tomás, Bolívar, Marx, Engels, Montaigne, Bacon, Maquiavelo, Fouché, Mahanma Ghandi, y otros tantos insertados en la historia humana. Tal vez si nos detuviéramos a profundizar en estudios sobre la importancia del pensamiento universal, al margen del fanatismo, pudiéramos alcanzar la sensatez y por ende tener una visión de mayor comprensión. Pero no, la violencia anda en la calle causando serios problemas a quienes aman la paz procurando de la mejor manera la sana convivencia humana.
Si nos seguimos aferrando al síndrome del fanatismo o las pasiones desbordadas, no será posible salir de la ignorancia ni enmendar errores; mientras que buscando los senderos del conocimiento, sería posible ajustarnos a las leyes para una unidad psicológica de la conciencia social, contra las aberraciones del mal comportamiento, del odio, la envidia y la calumnia contra nuestros semejantes, tan solo por no compartir principios y valores fundamentales para asegurar la fraternidad, la solidaridad, la tolerancia hacia el adversario político, religioso o de cualquier otra naturaleza.
Cuántas veces nos involucramos en discusiones políticas en defensa o rechazo al actual proceso bolivariano, los que defendemos a Chávez como líder indiscutible por haber sido electo por la mayoría del pueblo, y refutamos a un contrario sus expresiones radicales e impregnadas de radicalismo, al ofender y desear todo lo malo al Presidente, estos no dan argumentos ni razones lógicas, ni siquiera aceptan que es a través de las elecciones, la manera legal de satisfacer sus extremos, pero de inmediato se van por la vía violenta, hay que tumbarlo y eliminarlo si es necesario, defender lo contrario le gana a uno el calificativo de ¨fanático¨, creo factible negar el fanatismo, si nos apegamos al diálogo sano, respetuoso, al libre albedrio, ser libre pensador, sin atribuirse la verdad, claro defendiendo y exponiendo puntos de vista que fundamenten lo que es comprobable, como proyectos, programas a favor de los más necesitados. Emitir conceptos y defender causas, consideradas como justas, no necesariamente es la verdad. Porque, ¨Solo sé que nada sé¨. SÓCRATES.
Los actores políticos de la ¨Cuarta República¨, por caer en el ostracismo, por la comodidad partidista, olvidaron la educación y la formación del pueblo para la verdadera democracia, a pesar de autocalificarse de combatientes anti-dictatoriales, llegaron al poder y se olvidaron de Juan Bimba, se apartaron de sus doctrinas reivindicadoras de pueblo, que vendieron a las masas, cerraron el paso a la juventud y sus líderes, y con ello contribuyeron a su decadencia, muchos jóvenes quedaron en el camino, antes con las dictaduras y después con la trampa democrática que armaron como el paraíso. Ahora en su desesperación y fracaso, pretenden volver a lo charrasqueado, ocultan sus fracasos: político, social, económico, moral y pérdida de la confianza. Hacen sus campañas propagandísticas, tratando de que el pueblo olvide y perdone sus omisiones, mala administración, errores y entrega de nuestras riquezas al imperio, al que por cierto claman en forma desesperada que venga en su auxilio, de hecho lo han logrado con la guerra mediática, pero abogan por la invasión armada, para que aplasten al enemigo político. La consigna imperial y religiosa, muy vieja por cierto, es el combate y eliminación a todo lo que huela a comunismo, y ahora con el agregado de terrorismo, por eso persiguen, satanizan el marxismo, socialismo, izquierdismo, lenilismo, doctrina bolivariana; esto es dictadura, es muerte, es Satán, por lo que hay que destruir el árbol y sus semillas, y en su lugar debe permanecer y florecer para siempre el ¨Capitalismo Salvaje¨, ideología alienante y conservadora del coloniaje avasallador.
Semejantes pretensiones y actuaciones hegemónicas en lo económico, lo político, lo religioso, lo mediático y el poder tecnológico armamentista, para hacer creer que son los únicos dueños de la verdad y la razón, a veces hasta utilizando el nombre de Dios, invaden, bombardean, destruyen culturas, siembran la desolación y la muerte, porque el que disienta o siga la doctrina ¨Socialista¨, no es de este mundo o reino, por lo tanto hay que exterminarlo por amenazar la seguridad del reino supremo de la tierra.
El Comunismo Soviético, que sepamos según apuntes históricos, fue fugaz en el tiempo, fue un fuerte rival del Capitalismo de EE.UU., pero sus desvíos burocráticos y alejados de la doctrina real los llevó al derrumbe definitivo, pues el imperio salió airoso con su guerra mediática que los satanizó y desprestigió; aunque este se quedó años luz en atrocidades, comparadas con el colonialismo europeo, el imperialismo y el fascismo hitleriano, que tienen millones de víctimas en su haber.
No hay tiempos pasados mejores, si repasamos los acontecimientos históricos de la humanidad: la Edad Media, Renacimiento, Absolutismo etc., hasta nuestros días, podemos efectuar comparaciones sobre la evolución del pensamiento en un contexto amplio. Nada fácil ha sido, pero los pueblos del mundo anhelan la paz, la justicia, la cooperación, solidaridad, la soberanía, el respeto y la igualdad entre naciones y el pleno derecho a darse sus propios gobiernos, sin las secuelas nefastas del colonialismo, imperialismo y toda ideología dominante.
Aquí, el ¨fanático o fanáticos¨ extremos de la IV, echan vista atrás, añoran ese pasado, dicen que el ayer fue mejor, se cobijan en el poder del más fuerte, (la ley del garrote). Son minorías, se amparan en el poder mediático, que les magnifica, los envalentona, les aliena sus sentimientos y creencias. Basados en tales preceptos como verdaderos; niegan logros tangibles, mucho menos reconocerán adelantos cualitativos en educación, salud y humanismo, se hacen los indiferentes ante evidencias como son la recuperación y nacionalización de nuestras riquezas, enajenadas por los gobiernos del ayer.
Ante un artículo publicado en Aporrea el pasado 27 de enero, sobre el ¨Reto del Presidente a los adversarios para que convoquen al Revocatorio¨, un ¨Fanático¨ me envió un correo, como ¨Saguete¨es mi correo; él se dirigió a ¨Soquete¨, quiso decir ¨Zoquete¨ palabra ofensiva, denigrante, analfabeta etc., y utilizó tres palabras para calificarnos de: corruptos, bandidos, delincuentes ¿ Le ajustará bien a este señor de nombre manuel, el calificativo de ¨FANÁTICO¨? Porque lo lógico era que hubiera respondido su disidencia, con argumentos y defendiendo su tendencia derechista capitalista, no con adjetivos cargados de odio. Por esto y por las constantes controversias a las que estamos expuestos la mayoría de las veces, tenemos que limitar razones y argumentos para no discutir con profanos y fanáticos.
Conductas de esta índole y a las que nos exponemos a cada instante, cuando topamos con personas, sean extrañas, amistades, en reuniones familiares o circunstanciales y el fanatismo resalta necesariamente, son las causas que nos motivaron a escribir sobre ¨EL FANATISMO¨.
saguete@gmail.com