Antes del Referéndum Ratificatorio escribimos un artículo titulado “La Arremetida de los Medios vs. la Arremetida del Pueblo”; pues bien, los venezolanos fuimos testigos, no sólo de la arremetida mediática antes del 15 de agosto, sino de manera aún más intensa, después de esa fecha, con sus gritos infundados de fraude y sus descalificaciones al CNE, la FAN y a al pueblo venezolano en su conjunto. Hay quienes sobre estimamos a los medios y los dirigentes de la coordinadora de oposición, si les somos sinceros, ante una victoria 6 a 4 anunciada por todas las encuestas y sentida en todas las calles, algunos llegamos a imaginarnos a Enrique Mendoza en los estudios de Globovisión reconociendo la derrota y llamando a sus 4 millones de electores a luchar por las elecciones regionales. Nada más lejos de esa imagen mental fue lo que ocurrió. Hemos comprobado cuan grave es la ausencia de gallardía y de dignidad entre la inmensa mayoría de los líderes opositores. ¿Qué excusa van a poner estos dirigentes oposicionistas cuando las fuerzas que apoyan al gobierno obtengan entre el 85 y el 100% de las gobernaciones del país? ¿Reiterarán sus gritos de fraude? ¿Volverán a patalear? Quizás hagan lo que sugiere uno de sus más ancianos dirigentes, el ex izquierdista Pompeyo Márquez, quien instiga a los opositores a no entregar la Alcaldía Metropolitana o la Gobernación de Miranda, así las pierdan. Algo sí es seguro, ¡No volverán!
En todo caso, le proponemos algo, tanto a los compatriotas revolucionarios como a los compatriotas opositores. A los primeros, a quienes apoyan el proceso, les recomendamos hacer un documento solicitando la renuncia de los directivos de aquellos los medios privados de comunicación (televisoras, emisoras de radio, diarios, periódicos) que se han dedicado a derrocar al gobierno TRATANDO de engañarnos. Asimismo, deben solicitar la renuncia de los conductores y escritores de los programas y columnas de opinión, así como de los encargados de los servicios informativos de estos medios por TRATAR de engañarnos. También, a los directivos de las empresas para – electorales y encuestadoras que TRATARON de manipularnos desde 1998. A los segundos, a los opositores les proponemos hacer un documento solicitando la renuncia de los directivos de aquellos medios privados de comunicación (televisoras, emisoras de radio, diarios, periódicos) que se han dedicado a derrocar al gobierno ENGAÑÁNDOLOS descaradamente. Asimismo, deben solicitar la renuncia de los conductores y escritores de los programas y columnas de opinión, así como de los encargados de los servicios informativos de estos medios por haberlos ENGAÑADO abiertamente. También, a los directivos de las empresas para – electorales y encuestadoras nacionales por MENTIRLES sin escrúpulos desde 1998.
Como complemento, los venezolanos de la oposición deben renovar su liderazgo por completo, buscando dirigentes que cuenten con legitimidad democrática, con gallardía y con dignidad. No le pidan la renuncia a los dirigentes de la CD, pues a nada pueden renunciar, pues sabemos que no los representan, jamás los representaron. Pero retírenles su apoyo y construyan propuestas y figuras alternas.
En el caso de que los directivos, gerentes o conductores de los medios del Estado les hubiesen mentido, es decir si, por ejemplo, les han dicho que la Misión Barrio Adentro es buena, y no lo es; si hubiesen utilizado la consigna “Somos mayoría, somos Alegría” y los resultados del referéndum hubiesen favorecido a la oposición; si hubiesen publicado encuestas falsas o manipuladas; en ese caso usted debería solicitarles la renuncia también a ellos, pero sea usted mismo el juez.
En este momento el diálogo no puede ser subestimado. Tenemos que sentarnos, darnos la mano y debatir sin cortapisas las propuestas y visiones de país, siempre, por supuesto, dentro del marco constitucional. Hagámoslo con seriedad, apartemos a los engañadores, a los manipuladores, reconozcamos nuestras diferencias (como diría el Padre Juan Vives Suriá “ ¡Benditas Diferencias!”) y trabajemos por construir sobre nuestras coincidencias y sobre nuestras ganas de tener una patria más justa, menos desigual y aún más grande para nuestros hijos.
JORGE ARREAZA M.
dialogoabierto@cantv.net