¿Apocalipsis?

El objeto de este trabajo no es en absoluto el alarmismo ni el amarillismo. Cada vez que se habla en los medios de Apocalipsis se está recurriendo al escándalo para hacer noticia y generar en las poblaciones alarma y miedo como modo de dominación. Sin embargo, he considerado que es necesario un llamado de atención sobre sucesos que de algún modo definen un tema del cual aparentemente nadie quiere ni le interesa hablar directamente. Tema que creo debería ser de consideración prioritaria tanto de quienes tienen el mango de la sartén, como de quienes queremos cambiar las cosas y de la gente en general, porque no sólo nos afecta profundamente hoy a todos sino que es de vida o muerte para las generaciones inmediatamente venideras.

Un poco de historia

A principios de los años 60 cuando estudiaba ciencias fácticas, junto a un gran amigo que hoy es un destacado físico teórico nos dedicamos a investigar sobre un tema esotérico dentro de la ciencia, la percepción extra sensorial. Siendo muy jóvenes, tuvimos la suerte de trabajar junto a un grupo de científicos formados, que intentaban abordar un tema tan espinoso y discutible con absoluta seriedad, basados en los estudios que se venían llevando a cabo desde hacía más de 25 años por Rhine y su equipo de la Universidad de Duke. Una de las áreas a investigar era lo que se definía como precognición, la capacidad de conocer eventos y fenómenos futuros. Y en esa área, el estudio de las profecías era un tema obligado.

Lo curioso y que aquí me interesa relatar era como descubrimos que varias profecías -entre las cuales recuerdo se encontraban las de Nostradamus, la Profecía de los Papas y la del Corredor de la Pirámide de Cheops- coincidían en la fecha de los alrededores de 2010 como el momento para acontecimientos apocalípticos.

Toda la temática extrasensorial era muy difícil de encarar con el rigor racionalista de la ciencia, los fenómenos se “disolvían” cuando se intentaba sistematizarlos aplicando el método científico tradicional. El tópico de las profecías no se salvaba de esto. Todo contenido que se pudiera encontrar en las profecías, (que están siempre enunciadas en forma metafórica) dependía invariablemente de quien lo hacía y como se interpretaban. Así, no era posible aplicar la sistematización de la ciencia a enunciados cuyo significado dependía de lo que entonces llamábamos “variables subjetivas”. De esta forma, esas coincidencias quedaban meramente como tales, meras coincidencias.

En 1968, un grupo de científicos y personalidades intelectuales preocupados por el rumbo que estaba tomando la sociedad, formó la agrupación llamada el Club de Roma. En 1972 ese grupo encargó a un equipo científico del MIT la elaboración de un informe (una investigación) sobre “las tendencias y los problemas económicos que amenazaban a la sociedad global”. El título de ese informe fue “Los límites del crecimiento”. Allí fueron usadas por primera vez las potencialidades de la informática, creándose un software especial llamado World-3, que interrelacionaba las variables sociales y económicas dentro de un sistema y que se hizo correr en los computadores de la institución (en ese momento los más potentes del planeta). Fue el primer empleo de la simulación informática como herramienta de conocimiento aplicada a problemas globales.

Las conclusiones de ese informe eran terriblemente negativas. Preveían que en la primera década del 2000 se produciría una grave crisis en las producciones industrial y agrícola que invertirían el sentido de su evolución. Con algún retardo la población alcanzaría un máximo histórico a partir del cual disminuiría rápidamente. Hacia el año 2100 se estaría alcanzando un estado estacionario con producciones industrial y agrícola muy inferiores a las existentes al principio del siglo XX, y con la población humana en decadencia.

En 1975 otro equipo, también por encargo del Club de Roma, elaboró un segundo informe que se llamó “La humanidad en la encrucijada”. Allí no sólo se volvieron a usar las computadoras, sino que se trabajó con un modelo diferente basado en escenarios, que significaba una herramienta de conocimiento más avanzada que el modelo lineal del primer informe. Las únicas diferencias en las conclusiones de este segundo informe y las del primero son de forma y no de contenido, ya que allí se prevén, no una crisis única y global, sino una sucesión de crisis catastróficas locales y temporales, también a partir de la primera década del siglo XXI.

Ambos informes concordaban en que la única manera de evitar esas crisis hubiera sido imponer bruscamente a nivel planetario un “crecimiento cero” a partir del mismo momento en que ellos se elaboraron, es decir la década de los 70. Posibilidad absolutamente irreal en un mundo que en ese momento vivía la pugna de poder de la guerra fría y el ascenso irresistible de un capitalismo que estaba terminándose de convertir, de capitalismo industrial en neocapitalismo corporativo.

Estos informes se realizaron apenas antes de la gran crisis petrolera de los setenta y muchos afirman que fueron la base en la que se desarrollaron los movimientos ecologistas.

El sistema-mundo hoy

Estamos hoy en esas fechas previstas, en plena primera década del Siglo XXI, ¿Qué está sucediendo en nuestro sistema-mundo? Intentemos definir desde la óptica de la crisis algunas facetas importantes de nuestra compleja realidad, tratando de ordenarlas desde las más concretas hasta las más abstractas.

1. Cambios climáticos. En los últimos 30 o 40 años se vienen produciendo cambios en el sistema climático que alteran continuidades y regularidades registradas desde por lo menos un siglo y medio atrás. No solamente está produciéndose un incremento medible en la intensidad de los grandes vientos (huracanes en el hemisferio norte, tifones en el hemisferio sur) sino que todo el sistema de masas de aire, nubosidades y lluvias sufre graves alteraciones. En la actualidad el fenómeno del Niño (que es una inversión de la dirección general del sistema de vientos y formaciones nubosas entre el continente americano y el Océano Pacífico) está provocando áreas de grandes inundaciones y grandes sequías en toda América. Visualizar en un mapa del continente americano como se distribuyen alternadamente las franjas de lluvias desastrosas y sequías incendiarias, es un espectáculo bastante aterrador. Y lo más preocupante parece ser -y así lo explicaba en una entrevista reciente un meteorólogo venezolano- que se ha incrementado notablemente la periodicidad del fenómeno. A principios de la década de 1980, cuando se registró por primera vez, comenzó a repetirse cada 9 años. Hoy el fenómeno del Niño está apareciendo cada dos o tres años, es decir se está volviendo sistemático en cada vez menores períodos de tiempo. No es necesario recalcar que ambos extremos, estiajes y exceso de pluviosidad, provocan cada vez pérdidas catastróficas, tanto en vidas humanas como en recursos materiales.



2. Calentamiento global. Dentro del problema de los cambios climáticos, este es un sector especial. A pesar de todo el esfuerzo del status quo que maneja al planeta -dependiente del los intereses de las grandes corporaciones- por ignorarlo, lo obvio y cada vez más evidente de este serio problema ambiental ha logrado que se le comience a mencionar en los grandes medios y en las voces de algunos gobiernos y algunas grandes empresas (hasta en la fracasada cumbre de Copenhagen). Pero, sin ponernos a enumerar las múltiples pruebas de peligrosidad que significa la progresiva elevación de la temperatura en la biosfera del planeta, es suficiente con contemplar una imagen muy fácil de conseguir en Internet, que muestra juntas dos fotografías satelitales iguales del Polo Norte, tomadas con quince años de diferencia. Ante ella sobran las palabras, la escalofriante diferencia de tamaño del casquete polar en tan corto tiempo, da la medida exacta de la importancia de esta situación.



3. Terremotos y maremotos. Desde hace millones de años, la reacomodación de las placas tectónicas de la corteza terrestre ha venido provocando terremotos. La humanidad los ha sobrellevado durante toda su historia, y muchas poblaciones y obras humanas han sufrido la inclemencia de estos fenómenos a lo largo de los siglos. Sin embargo es curioso constatar como parece producirse en los últimos años una acumulación, tanto de los terremotos como de las marejadas (hoy llamadas tsunamis) que estos provocan cuando se dan dentro de las aguas o cerca de ellas. En los últimos meses China, Haití y más recientemente Chile han sufrido el impacto directo de los movimientos telúricos y han pagado (en realidad lo pagamos todos) un alto precio en vidas y recursos.



4. Contaminación. Nuestra civilización industrial viene produciendo desde hace casi dos siglos un subproducto del uso de maquinarias y factorías, que es el de la contaminación industrial. A esa contaminación producida directamente por el proceso de producción (hollín, ácidos, CO2 y otros elementos física y químicamente agresivos liberados a la atmósfera) se le fue agregando progresivamente la acumulación de desechos no biodegradables (no posibles de reabsorber por la naturaleza) resultado de un sistema productivo basado en el consumo creciente de bienes y servicios desechables. Ya desde la década de 1960 diferentes voces vienen alertando de los peligros de la contaminación progresiva de la biosfera de la Tierra. Los grandes capitales y sus intereses de lucro vienen también haciendo oídos sordos y caso omiso a estos reclamos. Incluso el tema pertenece al listado de aquellos que los grandes medios invisibilizan sistemáticamente. Imposible reseñar aquí siquiera una visión general del problema o de las múltiples denuncias de sus consecuencias. Sin embargo creo tener dos ejemplos altamente esclarecedores. El primero es un video que está en la Web1 que muestra como todo el plástico que hemos venido fabricando durante casi 80 años no desaparece, sino que se está acumulando en los océanos con consecuencias imprevisibles. El otro ejemplo es un reportaje que en una época pasara Vive TV, que mostraba más de un centenar de submarinos nucleares soviéticos, abandonados anclados en una bahía pudriéndose y cuyo único destino para los núcleos de plutonio de sus reactores, va a ser el irse hundiendo progresivamente en la tierra, contaminando todo a su paso con radioactividad. Como otra cara de la contaminación podemos reseñar además la liberación constante y masiva de fluocarbonos y otros gases que han provocado dos grandes huecos en la capa de ozono de la alta atmósfera, el filtro natural que protege a la vida de la intensidad de los rayos ultravioletas que vienen del sol, con las graves consecuencias inevitables (incremento medible en las zonas de los huecos del cáncer de piel, por Ej.)



5. Extinción de especies. La selección natural aparentemente crea y desaparece especies vivas, en un proceso constante de cambio y renovación. Sin embargo, serios estudios desde diferentes investigaciones están mostrando como la expansión de la especie humana, sobre todo en el último siglo y medio, ha incrementado notablemente la extinción de muchas especies vivas. Sin tomar como primer ejemplo la depredación de los mares, o la destrucción sistemática de hábitats naturales provocada por la expansión urbana, en los últimos tiempos la proliferación de los organismos modificados genéticamente (los transgénicos) ha acelerado notablemente la desaparición de especies vegetales y animales. Existe una acción continuada de nuestra civilización, que en las últimas décadas está provocando una discontinuidad brusca en el equilibrio ecológico natural interespecies.



6. Escasez de recursos naturales. Otro subproducto de los modos de producción de nuestra sociedad de consumo capitalista es el progresivo agotamiento de los recursos finitos del planeta. Ya en el primer informe del Club de Roma que mencionáramos (Los límites del crecimiento), se destacaba como una faceta de la crisis para estas fechas, el agotamiento final de varios recursos minerales utilizados por nuestra civilización industrial. Pero lo que se está haciendo más evidente en este momento es la escasez de recursos mucho más vitales, como los alimentos y el agua. Ya el hambre constituye un sistema global de devastación crónica. Las cifras de la FAO son terribles cuando hablan de la muerte diaria de niños en el planeta por hambre. La falta de agua potable para abastecer las necesidades de la humanidad es la otra espada de Damocles que está pendiente sobre nuestras cabezas en estos momentos2.



7. Crisis económica y financiera. Desde hace ya tres años, la crisis financiera global es otro elemento que nos afecta profundamente. Lo que comenzara con las hipotecas en los EE.UU. y que logró conmover a todo el sistema financiero internacional, (y a pesar de que no sea, tal como lo afirman varios destacados economistas -entre ellos Theotonio dos Santos-una crisis terminal, sino un reflejo más de la crisis sistémica del capitalismo) está dejando sin embargo profundas secuelas en todo el planeta que afectan a todos en forma creciente cada día. Cierre masivo de fábricas –sobre todo en los países del Primer Mundo- desempleo continuo de cientos de miles de personas y caída de la producción y del consumo, todas variables vitales para la economía capitalista, están provocando el descenso acelerado de las economías de los países desarrollados y por consiguiente el resquebrajamiento de todo el sistema económico global.



8. Crisis del poder hegemónico. Conjuntamente, en el terreno político se está produciendo en esta década un quiebre del poder de aquellos estados nacionales que venían intentando el control total del planeta, así como la aparición de nuevos factores de poder, tanto con la ascensión de movimientos sociales, como con las acciones de Estados nacionales hacia la independencia y la soberanía. Estos reacomodos geopolíticos están creando una situación nueva que acaba con los parámetros de poder impuestos a nivel global desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Estamos avanzando en la última década en este terreno, desde aquella bipolaridad de la Guerra Fría que se convirtiera en unipolaridad hegemónica, hacia la pluripolaridad global.



9. Crisis cultural. Todo este panorama social y político se desarrolla en el contexto de una crisis cultural general. Son varios los ángulos desde los cuales se destaca esta crisis. Existe primero una profunda pérdida de valores sociales, que han venido mutando desde los propuestos por la sociedad burguesa más tradicional asociados al humanismo, hacia los planteados por el neocapitalismo. Individualismo, afán de ganancia y lucro como único incentivo de la vida, mercaderización de los hechos culturales, predominio de los más fuertes, indiferencia ante la injusticia social, consumo sustituyendo a la calidad de vida, etc. Esta crisis se refleja también en el pensamiento. El proyecto de la Modernidad parece agotado y surgen nuevas visiones críticas o cínicas buscando sustituirlo. En el terreno de la ciencia, no sólo han perdido vigencia los paradigmas positivistas, sino que el afán de lucro ha ido desplazando el grueso de la investigación hacia las áreas tecnológicas, privatizándola y haciéndola dependiente de los intereses de las grandes corporaciones que hoy la controlan y financian. Esto ha tenido como efecto que en el último medio siglo, con un mínimo de excepciones, no existan nuevos modelos de conocimiento innovadores en la ciencia, sino que la mayor parte de esas innovaciones se produzcan exclusivamente en el área de la tecnología. En lo que respecta al otro gran soporte de la cultura, el Arte, el panorama es aún más desolador. Esta actividad humana, imprescindible en toda sociedad, ha llegado al extremo -luego de un prolongado período de decadencia- de que hoy no detenta ningún rol social importante. Se ha convertido en el refugio de algunos exquisitos, o en una forma de inversión financiera.



10. Locura neoliberal y corporativa. Todas estas últimas variables específicas de la sociedad humana, siguen siendo potenciadas por los motores del neocapitalismo corporativo. En medio de las crisis concéntricas, los grandes capitales y las grandes corporaciones siguen jugando prioritariamente el juego de la ganancia inmediata y del lucro mayor, con una ceguera absoluta hacia un entorno que se desmorona, con acciones dependientes únicamente de sus intereses inmediatos y sin considerar en absoluto ya ni siguiera el futuro a mediano plazo. Ciegos y sordos ante las voces de advertencia y los gritos desesperados de ayuda, recuerdan a los lemmings, esos pequeños mamíferos que en el lejano norte se suicidan en masa arrojándose al mar todos los años. El problema es que no se están suicidando solos, están arrastrando tras sí a toda la humanidad.



11. Realidad virtual generada por los medios de comunicación. Y un sistema estructurado en red de medios masivos corporativos, que es parte de los directos intereses del grupo de corporaciones que manejan los recursos del planeta, es quien se encarga de invisibilizar, entonar cantos de sirena, proponer un sistema de vida que con mucho optimismo es el de un 18 % de los habitantes del planeta, estupidizar y mantener “entretenidos” a la mayor cantidad de personas posible. Bombardean cotidianamente con la propagación de una realidad virtual, aquella que es conveniente a sus intereses, en el intento de mantener el status quo que venimos definiendo.



Cambio de estado en el sistema

Hemos definido hasta aquí once variables que reconocemos en crisis en el sistema-mundo. Científicos, ecologistas, filósofos, pensadores y artistas que intenten encarar el problema global podrán definir otras variables, o profundizar y mejorar las que he planteado. Pero a los efectos de visualizar la situación, pienso que es suficiente. ¿Qué panorama nos presenta la interacción de estas variables en un sistema que parece sufrir de una constante aceleración?

Evidentemente un panorama -para decirlo suavemente- catastrófico3. En loca danza las múltiples crisis se entrelazan, se potencian, se reestructuran y todo el sistema parece estar sumido en un estado altamente caótico. Siempre se ha dicho que en cada época histórica hay quienes piensan que están viviendo el fin de los tiempos. Sin embargo, encarándolo seriamente y sin alarmismos, están sucediendo cosas que no tienen parangón alguno con lo que conocemos de alrededor de diez milenios de historia de la humanidad. Jamás la especie humana (por lo menos que sepamos) puso en peligro su hábitat como ahora. Nunca se corrió el riesgo, en las veinticuatro civilizaciones conocidas, de haber agotado los recursos disponibles. Tampoco ninguna de esas culturas debió enfrentar el rigor de los fenómenos naturales en la medida que los estamos viviendo hoy.

Creo que intentar comprender lo que nos está pasando es el primer paso para poder tomar posiciones y acciones al respecto. Pero siento que es allí donde las cosas se ponen complicadas. Pienso que es posible explicar algunas de las crisis enumeradas. Sobre todo aquellas que tienen que ver directamente con política, sociedad y cultura. Desde un análisis político-ideológico-económico podríamos establecer que estas crisis son el producto de la etapa final de un sistema capitalista que ha llegado a sus límites y esta colapsando. Más aún, desde un modelo histórico general como el de Arnold Toynbee4 podemos entender que estamos viviendo la desintegración de la Civilización Occidental (y Cristiana).

Sin embargo, y allí está el detalle, algunas de las variables críticas, sobre todo aquellas que tienen que ver con los fenómenos naturales, se resisten a entrar fácilmente en el modelo. Podría hablar por ejemplo de cómo arqueólogos y paleontólogos afirman que ya el planeta ha sufrido, sin tener encima la civilización industrial, períodos de calentamiento global así como de glaciaciones. Sin embargo creo que es un mejor ejemplo el caso de los terremotos. Cuando el terremoto en Haití, algunas voces sugirieron que estábamos frente al uso de una nueva arma secreta (que se relacionó con el viejo proyecto Haarp, un experimento puesto en práctica hace cuarenta años). Vistos los últimos sucesos, creo que a menos que quienes manejen esta hipotética superarma hayan llegado a la demencia absoluta, no parece una hipótesis confiable. Podría explicarse Haití como un experimento o un territorio a conquistar, China como un ataque al enemigo económico que está derrotando a la economía norteamericana, ¿pero Chile? ¿Atacar al más firme aliado económico, paladín del neoliberalismo en América del Sur? Aún más sobre los terremotos y maremotos. Un experto explicaba el otro día, que no es que haya aumentado su número, sino que se da la coincidencia que hoy ocurren simultáneamente en lugares habitados. La pregunta es ¿Porqué hoy, ahora, se dan simultáneamente en lugares habitados? ¿Por qué las coincidencias?

¿Qué quiero decir con todo esto? Que el cínico y chovinista escritor británico Ian Fleming decía por boca de su personaje James Bond “Cuando las cosas suceden una vez, es natural. La segunda vez es una coincidencia, pero la tercera vez es agresión” Cuando me pregunto ¿Qué está pasando, que junto a las grandes crisis que nosotros mismos producimos se producen simultáneamente fenómenos críticos naturales que no controlamos? es cuando siento como el principio de un nudo en el estómago. Parece muy difícil encontrar un modelo que contemple todo el estado del sistema. Allí se aparecen los fantasmas de las profecías, que parecieran saber hasta con siglos de anticipación esto que hoy está pasando, o las leyendas bíblicas de los siete años de plagas enviados por dios.

Sin llegar entonces a convertirme en un alarmista, o un fundamentalista de visiones exóticas, intento con estas reflexiones un llamado de atención hacia un panorama general de nuestro mundo actual que habitualmente no se tiene en cuenta y frente al que tendríamos que disponer de nuestras mejores capacidades para comprender y enfrentar. En el fondo la pregunta que quiero formular es ¿Están pasando cosas que superan nuestra comprensión, o solamente estamos dejando de lado un problema esencial? Con urgencia es hora de generar una amplia visión de todo el bosque, no sólo de los árboles que lo componen.

En realidad no creo que estemos llegando al Apocalipsis, sino que estamos viviendo un momento coyuntural muy especial y complejo que sólo podremos superar con un gran esfuerzo colectivo, ya que el problema incluye y compromete a la humanidad entera.

miguelguaglianone@gmail.com


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Miguel Guaglianone

Comunicador, productor creativo, investigador, escritor. Jefe de Redacción del grupo de análisis social, político y cultural Barómetro Internacional.

 miguelguaglianone@gmail.com

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