Opinión
Paraguay: Los avisos infames
Asunción 10 / Septiembre.
Elmer Niño.Ministro Consejero en Paraguay.
Cuatro avisos publicitarios publicados en los principales diarios del Paraguay antes, durante y después del encuentro futbolístico entre las selecciones nacionales de Venezuela y Paraguay, vinotinto y la albirroja, respectivamente (05/09/04), dejaron al descubierto que todo mensaje es una expresión política que ataca o defiende un modelo de sociedad, una cultura ideológica y una concepción del poder.
Es decir, todo mensaje independientemente de cómo, dónde y qué trasmita tiene una segunda intención y genera una primera reacción, por lo tanto, es absurdo sostener que existan áreas de la comunicación absolutamente “puras”, como si estuvieran recubiertas de polvo cósmico o bautizadas con las aguas sagradas del Ganges. Nada en la vida permanece inmutable, aislado. Lo que sucede con la economía moviliza o inmoviliza los planes matrimoniales de una simple pareja de campesinos; si las decisiones políticas son audaces y arriesgadas, interesadas o viles, entonces, el país entero y el mundo mira con detenimiento los resultados.
Es que el propio cuerpo humano enseña cuán dependiente somos de nervios, células, venas, órganos, en fin, somos una masa que actúa por infinidad de conexiones y vínculos infinitesimales, los cuales permiten que este planeta sea tal cual como lo habitamos.
Los avisos “paraguayos”, fueron diseñados para agredir la moral de la selección vinotinto y enaltecer los valores de la albirroja. Pudiera decirse que en aras de un “combate deportivo” que, como en el fútbol, desbordan pasiones y provoca devociones inconmensurables, se cruzó la línea roja de la ética y el respeto al contendor.
Pero resulta que lo “puro” que supuestamente son los mensajes publicitarios, según defendió el presidente de la Agencia publicitaria paraguaya, no aguanta un análisis semiótico, pues, la dignidad, el respeto, la confraternidad, el espíritu deportivo tan apreciado para unir culturas se fue al traste en aras de fortalecer la imagen de las empresas gaseosas, de telefonía celular y televisión por cable, clientes -patrocinantes de los avisos.
Fue más importante la imagen de marca de los clientes-anunciantes que los valores de una oncena y un país, hoy viviendo un proceso revolucionario históricamente original y atacado diariamente por los cuatro costados, dentro y fuera de sus límites territoriales.
Que los avisos no tenían esa “intención” es burda justificación, en tanto que fue notoria la frase alevosa, la oración intrigante, la imagen humillante que calificaba como “reinas de belleza” y pobres personas a los once compatriotas que saldrían al stadium Defensores del Chaco, a pelearse un lugar en el próximo Mundial de Fútbol.
Si esto no fue una agresión, entonces, cómo queda el último aviso producto de un montaje –forjamiento de imagen- con la figura del presidente Chávez y un loro “encapuchado”. Eso sencillamente fue una ofensa que nuestro cuerpo diplomático acreditado en Paraguay, fustigó con palabras precisas y contundentes reflexiones.
La creatividad no es un espacio humano ilimitado en donde lo sublime y divino puede ponerse al servicio de lo inconfesable. Argüir que esa no era la intención después de haber colocado ante las audiencias abiertas, insolentes expresiones escritas y visuales, es creer que después de haber disparado a matar, el culpable diga que estaba practicando “tiro al pichón”….
En América Latina, el Caribe y el mundo entero, existe una lucha descarnada, abierta y activa entre las fuerzas que sostienen el capital para dominar el planeta, apoyados por gobiernos prefabricados, sumisos y corruptos y movimientos revolucionarios que arriesgan la vida misma por la soberanía y autodeterminación como principio político innegociable.
En este terreno o nivel de lucha, a veces desigual, las balas del enemigo no tienen pólvora, cañones ni hay sangre a la vista, sino mensajes bien diseñados, discursos elegantes, políticos bien instruidos, dólares disponibles, cócteles nocturnos y tantas herramientas como sean para terminar de controlar aquellos espacios (naciones enteras, por lo general) que se niegan a ser patio trasero de algún imperio.
Al protestar estos avisos, políticamente contaminados, con la certidumbre de una diplomacia comprometida y viva, demostramos ante el mundo que el proceso revolucionario y bolivariano de Venezuela no sólo se respeta sino que la figura del presidente Chávez es algo más que la de un hombre en una foto. A su lado, hay un pueblo entero que venció la demagogia, el engaño y la servidumbre, avanzando entre golpes e injerencia extranjera para construir desde el presente, el futuro justo y humanizante.
Desde el Paraguay, el cuerpo diplomático bolivariano frenó otro dardo venenoso lanzado por los sectores reaccionarios, los cuales actúan universalmente y con plena sincronía de intereses. Pretendieron esconderse detrás de uno de los deportes que más devoción y lealtad humana se expresa al aire libre, como lo es el fútbol, pero se olvidaron que los pueblos forjan valores elevados, levantan hijos e hijas para quienes la defensa de la patria es parte de su vida más ahora cuando empezamos a ver luz después de aquellos periodos oscuros, excluyentes y dotados de miseria moral y servilismo adyecto.