La Orquesta Juvenil Simón Bolívar, de Venezuela, bajo la dirección de Gustavo Dudamel, entusiasmó la noche de este domingo al público asiduo de los célebres Proms de la BBC con un variado programa que incluía a Shostakovich, Bernstein, Ginastera y otros compositores latinoamericanos, indicó Efe.
La presencia en Londres de los jóvenes músicos venezolanos tras su participación, el viernes, en el Festival Internacional de Edimburgo, había despertado gran expectación gracias, entre otras cosas, a los numerosos artículos elogiosos sobre el Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela publicados últimamente en distintos medios británicos.
El lleno en el espaciosísimo auditorio circular del Royal Albert Hall era total, y en el espacio frente al escenario, donde normalmente estarían las butacas, pero que durante los Proms se destina al público dispuesto a aguantar de pie las más de dos horas de un concierto, no cabía un alfiler.
"Bienvenidos a los Proms", gritaron en español los asiduos de estos conciertos en cuanto los jóvenes músicos aparecieron en el escenario, obligándoles a ponerse de pie para responder a los saludos antes incluso de que Dudamel subiera al podio.
Cuando el joven maestro finalmente salió al escenario, los miles de espectadores redoblaron sus aplausos en una de las más cálidas acogidas que se recuerdan aquí.
Y Dudamel y sus músicos no iban a defraudarlos. Comenzó el concierto con la pieza sin duda más difícil: la décima sinfonía de Dmitri Shostakovich (1906-1975), obra estrenada en 1953, el año mismo de la muerte del dictador José Stalin, el hombre cuyas purgas culturales antiformalistas le habían obligado a prostituirse musicalmente durante años.
Con extraordinaria precisión, Dudamel supo llevar a las distintas secciones de la orquesta por las complejidades de los cuatro movimientos de una sinfonía caracterizada por sus fuertes contrastes de humor, su sofisticación del empleo de contrapunto, su casi total ausencia de retórica y una fuerte tensión que se desata a veces en auténticos torbellinos orquestales.
Siguieron las danzas sinfónicas del musical "West Side Story", del compositor estadounidense Leonard Bernstein (1918-90), con sus ritmos sincopados, sus delicados momentos líricos, sus influencias del jazz y el virtuosismo instrumental de quien fue además un gran director de orquesta y extraordinario docente.
Dudamel quiso dedicar una buena parte del concierto a la música latinoamericana. Decisión acertada, pues si Shostakovich y Bernstein suscitaron el entusiasmo del auditorio, con el "Huapango" del mexicano José Pablo Moncayo (1912-58), el "Danzón número 2, del también mexicano Arturo Márquez (nacido en 1950) y la suite "Estancia", del argentino Alberto Ginastera (1916-83) fue el delirio.
El joven maestro transmitía un entusiasmo visible a sus músicos -algo que recuerda la forma de dirigir del británico Simon Rattle, un músico por cierto que dice admirar a Dudamel-, y la alegría se contagiaba al público, que vibraba con esas composiciones latinoamericanas de fuerte sabor popular y al mismo tiempo de extrema sofisticación en cuanto a su lenguaje musical.
Después de que sonase el ritmo frenético del "malambo", la danza final de la suite de Ginastera, pieza final del concierto, el auditorio, puesto en pie, estalló en ovaciones que parecían no querer terminar.
Un éxito rotundo el de Gustavo Dudamel, a partir de la temporada 2009/10 titular de la Filarmónica de Los Angeles, y de los jovencísimos intérpretes venezolanos, algunos de ellos con madera ya de solistas.
Video fuente: http://es.youtube.com/josalfe