03 de junio 2009. - Mientras que las autoridades y algunos estudiantes marchan "luchando por el presupuesto", empresas privadas construyen en Plaza Venezuela gigantescas obras para nada académicas, que incluyen un terminal de autobuses de carácter privado y unos diez edificios de oficinas particulares, que sumarán al menos 148 pisos. El centro comercial tiene casi el mismo tamaño que el Sambil de Chacao, y los hoteles tendrán 900 habitaciones. La UCV tiene más de una decena de escuelas sin sede, y 7 mil de sus estudiantes viven fuera de Caracas o en habitaciones alquiladas, y muchos están indignados por la falta de preocupación de las autoridades en ellos.
Aldys Sulbarán cursa el noveno semestre de la carrera de Nutrición y
Dietética en la Universidad Central de Venezuela (UCV). La joven vive
en Guatire, y al no poder costearse una habitación en Caracas -que
cuesta por lo menos Bs.F. 1.000 mensuales, una cifra superior al
salario mínimo- se ha visto obligada, durante los últimos 4 años, a
viajar a Caracas todos los días para poder cursar sus estudios. Tiene que pararse a las 3:30 de la madrugada, llegar al terminal de Guatire antes de las 5 am, tomar 2 transportes más el Metro, y poder así llegar a clases a las 7 am.
“Me quedó una materia por inasistencias, porque la profesora no
entendía que yo vivía lejos y no podía llegar”, relató. “Cerraba la
puerta del aula, y no nos dejaba entrar si uno no llegaba a la hora que
ella exigía”.
Unos 7 mil estudiantes de la Universidad Central de Venezuela
viven la misma situación que Aldys: residen en Guarenas, Guatire, Santa
Lucía, Santa Teresa del Tuy, Los Teques, Charallave, Cúa, La Guaira e
incluso algunos viven en el estado Aragua. Los más afortunados y con
mejores ingresos logran alquilar una habitación compartida en Caracas.
Quienes no, deben pararse tempranísimo. Algunos tratan de usar los
autobuses de transporte que provee la UCV gratuitamente, a pesar de su
deterioro y de que, en varias rutas, no son capaces de satisfacer la
demanda.
Las carreras más exigentes obligan a los estudiantes a permanecer
en la universidad hasta las siete u ocho de la noche, particularmente
en período de exámenes. No es de extrañar que estos jóvenes lleguen a
sus casas a las 10 de la noche, sólo para salir de nuevo a la
universidad 5 horas después.
Hay casos particulares que son aún más preocupantes: los
estudiantes de ingeniería en la UCV de Cagua, estado Aragua, sólo
pueden cursar en ese núcleo los primeros dos años de la carrera (el
ciclo básico). Para terminar los 3 años de especialización, tienen que ir a estudiar en Caracas.
Todos los años, 100 cagüenses deben emigrar a la capital por esta
razón. Jonathan Colmenares, estudiante de Ingeniería Civil de la UCV
originario de dicha ciudad, explicó la situación de él y sus
compañeros: quienes no puedan alquilar habitaciones, tienen que viajar
todos los días desde el estado Aragua a Caracas, parándose a las 3 de
la mañana para evadir la cola que se forma en Tazón.
Por ello, no es de extrañar la indignación de Aldys, Jonatán y
muchos de sus compañeros, cuando se enteraron de que en la Zona Rental
de la UCV, aquellos grandes terrenos propiedad de la Universidad
ubicados entre la Gran Avenida de Plaza Venezuela y la Autopista
Francisco Fajardo, se está construyendo un GIGANTESCO CENTRO COMERCIAL,
con las mismas dimensiones del Centro Sambil, además de dos hoteles
(uno cuatro estrellas y uno cinco estrellas), cuatro edificios de
oficinas para particulares de 17 pisos, dos edificios para oficinas de
40 pisos cada uno, un terminal de autobuses privado y un centro de
convenciones, también privado, en lo que algunos ya empiezan a
denominar “el nuevo centro financiero de Caracas”.
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Así se concebió el proyecto en 2007. Fuente: Fundación Fondo Andrés Bello.
Y es que, cuando la Ciudad Universitaria fue concebida por Carlos Raúl Villanueva, se previó que muchos de los futuros estudiantes de la UCV iban a ser personas humildes procedentes del interior del país. Por ello, Villanueva diseñó varios edificios que sirvieron de residencias para miles de jóvenes. Siendo acusadas de ser focos de subversión, las residencias fueron eliminadas por el presidente Rafael Caldera cuando intervino militarmente la UCV en 1967. Hoy, en esos edificios funcionan “provisionalmente” escuelas como Trabajo Social, Nutrición, Antropología, Arte, Estadística y Comunicación Social.
Pérez Jiménez fue derrocado el 23 de enero de 1958, lo que causó que muchos de los proyectos del arquitecto para la Ciudad Universitaria cayeron en el olvido. Según la página web dedicada al centenario del nacimiento de Villanueva, desarrollada por la Facultad de Arquitectura de la UCV, el arquitecto tenía planeado construir, en la Zona Rental, una unidad residencial estudiantil. También estaba previsto construir en diferentes puntos de la C.U. residencias para los directores, una sede para la Facultad de Derecho, otra para la Facultad de Ciencias, un Laboratorio de Ciencias Marinas y una sede para la Escuela de Ingeniería Industrial. El pequeño edificio Villanueva que existe hoy en la Zona Rental, realmente se preveía que tuviera más de 40 pisos.
Por ello, no es arriesgado afirmar que la UCV tiene una gran deuda consigo misma. Una gran cantidad de escuelas, como Bibliotecología, Archivología, Filosofía, Arte, Idiomas Modernos, Estadística, Nutrición y Dietética, Derecho, Trabajo Social, Estudios Jurídicos y Políticos, Comunicación Social, Geografía e Historia no tienen sede propia. Varias escuelas utilizan espacios cedidos en calidad de préstamo por otras facultades; otras comparten salones, oficinas y espacios comunes. Y otras deben usar edificios construidos para otros fines.
Además, varias escuelas de la UCV mantienen sus laboratorios en espacios sumamente peligrosos: estudiantes de Bioanálisis, Estudios Políticos, Ingeniería Geodésica e Ingeniería Química ven clases en varios galpones bastante precarios, con techos de asbesto, material que, al ser aspirado, puede producir asbestosis y cáncer de pulmón. Idiomas Modernos y Contaduría comparten el edificio de Transbordo, una edificación “provisional” que supera los 50 años de edad.
Ante esta situación, Aldys, Jonathan y muchos otros jóvenes de diferentes escuelas de la UCV formaron el colectivo “Ucevistas sin Techo”: un grupo de jóvenes indignados por la decisión de las autoridades de ceder en usufructo las instalaciones de la Zona Rental a empresas privadas para su explotación comercial, pasando por encima de los problemas de los estudiantes y sin ni siquiera hacer una consulta pública con la comunidad sobre lo que debe construirse en el lugar. Yvke Mundial acudió a una convocatoria realizada por los jóvenes en la Facultad de Ingeniería el pasado miércoles 27 de mayo, donde explicaron los detalles del proyecto, sus avances y los alegatos de las autoridades.
Zonas rentales
La Fundación Fondo Andrés Bello, que se describe a sí misma como una “institución de derecho privado sin fines de lucro” adscrita a la UCV, es el ente encargado de definir el destino de los terrenos de la Zona Rental, que abarca -además de los conocidos terrenos en Plaza Venezuela- otros terrenos al lado de la plaza Las Tres Gracias, y otros en el estado Aragua.
La historia de la Zona Rental es larga y se remonta a los últimos años de la vida del Libertador, quien donó a la UCV varias haciendas, cuyos beneficios daban a la universidad una fuerte autonomía financiera. Pero el general Antonio Guzmán Blanco, a finales del siglo XIX, ordenó la venta de dichas propiedades, estableciéndose la manutención de la UCV a través del presupuesto de la Nación, algo vigente hoy.
En 1974 se establece la Fundación Fondo Andrés Bello, con la finalidad de darle uso a las zonas rentales para dar financiamiento para las actividades de investigación de la UCV, y no para la ampliación de sus actividades académicas. Dicha línea de trabajo se mantuvo a través del tiempo, incluso con el apoyo del gobierno nacional, al mismo tiempo que cientos de miles de bachilleres sin cupo exigían acceso a la educación superior.
Conozca el proyecto
Es así como en 2001, meses después de que fracasara la toma de la Sala de Sesiones del Consejo Universitario de la UCV, el rector Giuseppe Gianetto realiza la primera licitación pública sobre la Zona Rental, otorgándose la concesión al Consorcio Cadena de Tiendas Venezolanas, Cativen, la empresa detrás de los Hipermercados Éxito, que pertenece a la transnacional francesa Groupe Casino.
Este nuevo “mall” caraqueño, que se denominará “Centro Comercial Espacio Plaza Venezuela”, rivalizará con el Centro Sambil en tamaño. Según la página oficial del proyecto, tendrá entre 180 mil y 240 mil metros cuadrados de construcción; el Sambil de Chacao tiene 250 mil metros cuadrados de construcción.
Si únicamente la mitad de ese espacio (90 mil metros cuadrados, en el peor de los casos) se habilitara para aulas, podrían construirse 1.285 salones de 70 metros cuadrados cada uno.
Así avanzaba la construcción del "mall" en 2008. Foto tomada de SkyScrapperCity
Abajo al centro, el edificio Villanueva, en cuyo techo se construirá una galería de arte privada.
Foto tomada de SkyScrapperCity
La estructura del centro comercial tampoco se diferenciará a la de un centro comercial tipo “mall”: un nivel de cines con 18 salas, una feria de comida con las franquicias típicas, dos niveles para el hipermercado Éxito y algunos comercios, dos niveles más exclusivamente para locales comerciales con 23 mil metros cuadrados de espacio únicamente para dichos establecimientos, y cuatro niveles más para estacionamientos, depósitos, más comercios, espacios recreacionales y 800 metros cuadrados para los bomberos.
El centro comercial está siendo construido en dos etapas; la primera (el hipermercado) podría estar lista a finales de 2009 o comienzos de 2010; la segunda etapa, para uno o dos años después.
Hoteles cuator y cinco estrellas
Respecto a los hoteles, El Universal del 5 de octubre de 2008 citó al presidente de la Fundación, Frank Marcano, explicando que uno de ellos será 5 estrellas, tendrá 500 habitaciones y será administrado por la cadena Intercontinental. El otro está en proceso de negociación y contará con 400 camas. Ninguna estará disponible para los estudiantes de la UCV, a menos que paguen su elevadísimo costo.
La principal necesidad del país: ¿Oficinas?
Como si eso fuera poco, la Zona Rental tendrá, según la revista Producto de Junio de 2008, "tres grandes complejos corporativos ubicados en la Zona Rental de Plaza Venezuela que sumarán un total de 348.500 metros cuadrados de oficinas".
Para que el lector se tome una idea: si la superficie de esas oficinas se colocaran en un lugar plano, abarcarían 34 hectáreas. "¿Latifundio corporativo?", podría preguntarse alguien. En ese espacio, podrían instalarse 4.970 aulas de clases de 70 metros cuadrados cada una (la Facultad de Ciencias de la UCV, que tiene cinco escuelas y unos 2 mil estudiantes, apenas tiene 33 aulas), o unas 15 mil habitaciones de 30 metros cuadrados cada una, suficientes para albergar a 30 mil estudiantes (nótese que la habitación típica estudiantil tiene 12 metros cuadrados).
Uno de los tres grandes centros corporativos será el Centro de Oficinas Olimpo, que tendrá 4 torres de oficinas de 17 pisos cada una, dos niveles de comercio y 4 niveles de sótanos. Estará ubicado en la avenida Oropeza Castillo, poseerá 12.290 metros cuadrados de construcción y se invertirá en ellos unos 59 millones de dólares. Su construcción y explotación comercial fue cedida en usufructo a la transnacional de origen estadounidense Binswanger.
El futuro Centro de Oficinas Olimpo
También habrán dos torres de oficinas de 38 pisos cada una, y al menos 4 edificios de oficinas más, cuyos detalles aún no son del todo conocidos. Otro edificio más, que ya fue terminado, será para el Metro de Caracas.
Además, se construye un terminal de transporte privado para autobuses interurbanos. Contará con restaurantes, más locales comerciales y salas de espera. La empresa que cuenta con el usufructo inmobiliario de los terrenos es Terminal Plaza Venezuela C.A.
Otra de las obras que se construirán en la Zona Rental es un centro de convenciones, eventos y espectáculos, también privado. Denominado “Escenario Metropolitano”, se usarán 11.900 metros cuadrados de terreno para su construcción. Se planea construir además una galería o centro de artes. Ya se hizo un llamado a concurso que terminó desierto; el plan es construirlo en el techo del actual edificio Villanueva, estructura de 4 pisos existente en la Zona Rental de la UCV.
Según distintas fuentes, la inversión total para construir todo este gigantesco complejo será de 600 millones de dólares, y podría estar terminado totalmente para 2020. Revistas gerenciales como Dinero, Producto o Gerente han mostrado numerosos detalles de este proyecto, a veces contradictorios entre sí. Pero ninguna de ellas es crítica ante las intenciones de las autoridades, ni indican cuándo obtendrá la UCV de ganancia por el usufructo.
“Nadie fue consultado”
Las obras se están entregando bajo la figura legal del usufructo: los terrenos seguirán siendo propiedad de la UCV, pero se otorgan concesiones para que las empresas privadas construyan en dichos terrenos y hagan explotación comercial, pagando una especie de alquiler al Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (CDCH) de la UCV. Las concesiones serán de 30 años para el centro comercial, y de 60 años para los dos hoteles. Pero podrán renovarse.
“Cuando se ideó este proyecto, nunca se consultó a la comunidad universitaria el problema que hay, y cómo se podía solucionar. La Comunidad universitaria nunca tuvo una participación directa en esa decisión”, explicó Colmenares. Sulbarán añadió que “las decisiones se tomaron a puerta cerrada. No se divulga la información, de hecho, somos los mismos estudiantes quienes estamos divulgando la información, porque la mayoría de los estudiantes saben que hay una construcción, pero no saben que esos terrenos son de la universidad”. Muchos profesores tampoco conocen de las obras.
Las razones que dan las autoridades
Colmenares explicó que el pasado 26 de mayo estuvo presente en una reunión con el arquitecto Frank Marcano, presidente de la Fundación Fondo Andrés Bello, donde también estuvieron algunos representantes estudiantiles y voceros de cogobierno estudiantil.
Frank Mancano, en una foto de archivo del diario El Universal
Lo que más les llamó la atención es que, desde 2001 -cuando se adjudica los terrenos- ya las empresas que explotarán la concesión comenzaron a pagar al CDCH por el alquiler de los terrenos. Colmenares explicó que, a pesar de su insistencia, “Frank Marcano no dijo nunca la cantidad exacta que ha sido pagada desde 2001 hasta este momento; lo único que dijo es que el año pasado, los terrenos dieron un millón de bolívares fuertes”. También se les indicó que, para el año que viene, el monto a pagar será el doble.
Una explicación clara y sencilla de cuánto está obteniendo la UCV por concepto del usufructo de la Zona Rental, y cuánto se obtendrá en el futuro, es una deuda que las autoridades tienen con la comunidad estudiantil, profesoral, de empleados y obreros de la UCV, así como a la propia sociedad venezolana.
Otro asunto tiene que ver con la razones -reales o ficticias- por las cuales ese terreno fue destinado a la construcción de hoteles y centros comerciales, en vez de usarse para construir aulas y residencias. Marcano le explicó a Colmenares que una de las razones era que los terrenos tienen zonificación de uso comercial, una razón que no encaja del todo, debido a que, según abogados consultados por YVKE Mundial, la zonificación comercial normalmente no impide la construcción de residencias estudiantiles o de lugares de habitación.
La rectora de la UCV, Cecilia García "Arocha" Márquez, quien también forma parte de la directiva de la Fundación Fondo Andrés Bello, también fue consultada al respecto por el diario El Nacional. Lo que hizo fue "echarle el carro" al gobierno nacional: "la construcción de viviendas estudiantiles es responsabilidad del Estado", indicó. "Muchos estudiantes del interior sufren porque no tienen las mejores condiciones de vida".
Otra razón esgrimida por Marcano tenía que ver conque supuestamente no pueden construirse nuevas escuelas fuera del campus universitario, una razón que contrasta con el hecho de que las escuelas de Enfermería (ubicada en Sebucán) y la de Salud Pública están fuera de la Ciudad Universitaria. Los jóvenes explicaron además que la Zona Rental de Las Tres Gracias, que también está fuera del campus universitario, sí va a tener un edificio para los estudiantes de Postgrado de Derecho.
La Zona Rental de Las Tres Gracias se ubicará al lado de la plaza del mismo nombre, donde actualmente se encuentran los estacionamientos de Transporte y una tienda Ucevito. Allí se construirán dos edificios de Postgrado, la Sede de las Unidades de Gestión y Financiamiento de la UCV, y se ampliará la Sede de la Asociación de Profesores, APUCV.
Soluciones
Los Ucevistas Sin Techo, si bien reconocen que la Universidad necesita mayores ingresos para crecer y sostenerse, también tienen sus inquietudes en la forma como se ha manejado el abultado presupuesto de la UCV, que actualmente ronda los 1.000 millones de bolívares fuertes anuales; la UCV es la universidad que percibe el mayor presupuesto del país. “Pensamos que, más allá del problema presupuestario, la universidad tiene que estar dedicada al problema de la comunidad universitaria”, acotó Colmenares, quien recuerda que la solución de los problemas de la mayoría deben ser prioridad.
Pero a pesar de eso, los estudiantes tienen propuestas para lograr que la Universidad Central tenga rentabilidad: piden construir en la Zona Rental sedes para nuevos laboratorios de la casa de Estudios, los cuales funcionarán no sólo para impartir clases a estudiantes de pregrado y postgrado, sino que podrán ofrecer servicios a empresas públicas o privadas a tiempo parcial.
Dio ejemplos que ya funcionan de esa manera, como el IMME (Instituto de Materiales y Modelos Estructurales), que enseña al estudiante de pregrado su carrera y genera una rentabilidad al ofrecer sus laboratorios a empresas privadas y entes públicos. El Instituto de Zoología Tropical y otros laboratorios de distintas facultades también ofrecen servicios a ministerios y empresas privadas.
Los Ucevistas sin Techo también hacen un llamado al alcalde del municipio Libertador, Jorge Rodríguez, y a concejales de la Cámara Municipal de Libertador, para que se pronuncien en torno a la zonificación como supuesta razón para que la Zona Rental sea un complejo comercial y no académico. Indicaron que han enviado cartas al burgomaestre caraqueño, pero que aún no han obtenido respuesta. YVKE Mundial intentará contactar, en los próximos días, a ediles y funcionarios del Catastro del municipio para conocer su opinión al respecto.
Ucevistas Sin Techo mantendrán sus convocatorias a charlas dentro de la UCV: este 4 de junio, darán su siguiente charla informativa en la Escuela de Derecho, aula 17, a las 2 de la tarde.
Los jóvenes piden solidaridad y apoyo, tanto de la propia comunidad universitaria como de quienes, siendo venezolanos, deberían beneficiarse directa o indirectamente de las universidades autónomas. Recuerdan que los costos de las residencias generan una fuerte deserción estudiantil. Muchas residencias existen de forma precaria; hay casos donde 4 jóvenes viven en una misma habitación. Otros propietarios exigen a los jóvenes usarlas únicamente de lunes a viernes y no usarla los fines de semana. También se exige a los jóvenes pagar un depósito equivalente a varios meses de alquiler, como paso previo al alquiler de la habitación.
Quienes cursan Ingeniería en Cagua también exigen que se construya la infraestructura necesaria para que, en dicho núcleo, se puedan dar los 5 años de la carrera y sus respectivas especialidades. Se preguntan cómo es posible que se permitan construcciones multimillonarias de centros comerciales y hoteles en los espacios de la Universidad, mientras que a ellos se les obliga a abandonar su ciudad natal para culminar su carrera.
La Comunidad Ucevista y la sociedad venezolana debe discutir sobre su universidad
Son muchos los problemas de la Universidad Central de Venezuela, y la discusión del presupuesto es uno de ellos. El manejo del mismo como si fuera una especie de “caja negra” ha causado inquietud y preocupaciones de parte de la comunidad ucevista, que exige mejoras y reparaciones en las escuelas y facultades, que no llegan a concretarse.
Si la UCV debe convertirse en una isla aislada y separada de la sociedad venezolana, o si debe mezclarse con la misma para contribuir con su desarrollo, es algo para la discusión. El mismo concepto de autonomía debe discutirse: ¿Ser autónomo es simplemente ser independiente del Estado? ¿Debe la UCV darle cuentas a la gente común y corriente, incluyendo a esas millones de personas cuyos hijos no pueden entrar en esta casa de Estudios, pero que le pagan, directa o indirectamente, la educación a otros jóvenes? ¿Puede decir la UCV que es autónoma, si las empresas privadas y transnacionales extranjeras tienen un significativo peso en las decisiones que se toman allí?
El debate debería estar desprovisto de tintes políticos, pero algo sí es seguro: el capitalismo tomó decisiones con la Zona Rental, que son totalmente opuestas a las que hubieran tomado personas con mayor visión social o socialista.
Fuera de los muros que rodean la casa de estudios, millones de personas se preguntan cuándo la UCV ampliará los cupos de pregrado. Quien finalmente les ofreció soluciones a cientos de miles de bachilleres sin cupo fue el gobierno bolivariano, a través de universidades como la UBV, la Unefa, la Simón Rodríguez, la UPEL o muchas otras que han ampliado sus cupos y funcionan con una fracción del presupuesto de la UCV. Sin embargo, no se puede ocultar que hay críticas -muchas de ellas fundamentadas- hacia algunas de estas universidades.
La educación privada también es una opción para algunos, que se ven obligados a estudiar de noche y trabajar de día para pagarse su educación superior. Pero tampoco se dejan de oír críticas hacia la calidad de la educación de muchos institutos tecnológicos privados.
En entregas sucesivas, informaremos de algunos de los problemas en la infraestructura física de la casa de estudios caraqueña, y nos haremos eco de las denuncias de muchos estudiantes en torno a su universidad, en otros tiempos denominada “La Casa que Vence la Sombra”.