El Salvador: Honra a jesuistas asesinados con complicidad de Posada Carriles y Montaner

El terrorista mercenario

El terrorista mercenario

Credito: Archivo

6 de Noviembre de 2009. El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, anunció este miércoles que entregará la Orden Nacional José Matías Delgado a los  seis jesuitas españoles asesinados por elementos del Ejército salvadoreño en 1989, crimen al cual han sido vinculado los terroristas Carlos Alberto Montaner y Luis Posada Carriles.

 Los jesuitas fueron asesinados en el propio campus de la Universidad Centroamericana (UCA) de El Salvador, de la cual una de las víctimas, Ignacio Ellacuría era rector, en la madrugada del 16 de noviembre de 1989.

 Los militares asesinos irrumpieron en las instalaciones de la UCA, sorprendieron a los seis jesuitas durmiendo, les ordenaron levantarse y los llevaron al patio donde los mataron boca abajo con proyectiles explosivos en la cabeza.

 Los padres Ellacuría, Armando López, Juan Ramón Moreno, Ignacio Martín- Baró, Segundo Montes y Joaquín López, todos profesores institución, eran constantemente acusados por la extrema derecha de estar vinculados con la guerrilla del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FLMN).

 Una semana antes de los acontecimientos, el agente CIA Carlos Alberto Montaner amenazaba al rector Ellacuría al terminarse un programa “cara a cara” de la televisión española dirigido por la locutora falangista Mercedes Milá.

 Años más tarde, el “escritor” madrileño prófugo de la justicia cubana por su actividad terrorista en la Habana en 1960, calificó de “laberinto de jesuitas y mariknolles despistados” la presencia en América Latina de religiosos partidarios de la teología de la Liberación.

 La orden Mariknol de Estados Unidos había sido también víctima de los escuadrones de la muerte, en 1980, el año del asesinato de Monseñor Romero, cuando cuatro monjas estadounidenses fueron violadas y asesinadas por efectivos de la Guardia Nacional implicados en la Operación Centauro, manejada por agentes cubanoamericanos de la CIA radicados en Miami y el embajador de Venezuela en El Salvador, Leopoldo Castillo.

 En la época del crimen de los jesuitas, Luis Posada Carriles radicaba en el país centroamericano, bajo falsa identidad, desde 1985 y actuaba como asesor personal en materia de represión del presidente José Napoleón Duarte quién gobernaba el país, bajo orientación del Departamento de Estados, desde 1984.

 Después del abrupto final de la operación de trafico de armas contra droga que dirigió en Ilopango, la CIA colocó a Posada entre los ex torturadores de la DISIP, la policía secreta de Venezuela que controlaban oficialmente entonces la Policía Nacional (PN), bajo los esbirros Mauricio Sandoval y el también “ex DISIP” Víctor "Zacarias" Rivera, en conexión con la Embajada de Estados Unidos.

 Posada llegó a ser un personaje de alto perfil que Duarte fue tan activa que el presidente lo llamaba a su propia casa para resolver “casos particulares”. Fuentes aseguran que se consgró entonces al entrenamiento y a la orientación de los escuadrones de la muerte que sembraban el terror en el país.

 El nivel de influencia de Posada se averiguará unos años más tarde cuando se establece de nuevo en El Salvador, bajo gobierno del partido fascista Alianza Republicana Nacionalista  (ARENA), por cuenta de la Fundación Nacional Cubano Americana, sucursal anticubana de la inteligencia yanqui.

  Aprovecha entonces la ayuda del entonces viceministro de Seguridad, Hugo Barrera; de Mario Acosta, Ministro del Interior y hoy capo de ARENA; Rodrigo Ávila, entonces director de la Policía Nacional Civil (PNC) quién fue candidato en las últimas elecciones presidenciales; y Mauricio Eduardo Sandoval Avilés que durante los años noventas fue jefe del Organismo de Inteligencia del Estado para pasar luego a la jefatura de la PNC.

 En el curso de los años, Posada Carriles mantuvo activa su red salvadoreña. Fue desde San salvador que organizó el intento de magnicidio del líder cubano Fidel Castro, por el cual fue arrestado en Panamá en el 2000.

 Francisco Antonio “El Panzón” Chávez Abarca, el pandillero salvadoreño quién actuó de brazo derecho de Posada en la serie de atentados que provocó en La Habana en 1997, se encuentra hoy en Honduras, donde se beneficia de la protección de cómplices en el aparato policiaco.

 El Presidente salvadoreño Mauricio Funes, aseguró en una de sus primeras declaraciones después de su inauguración, que se terminaba la impunidad y que se someterá a la justicia a los autores de crímenes, perpetrados por el partido fascista ARENA en la nación centroamericana.

 El próximo 16 de noviembre, entregará la Orden Nacional José Matías Delgado, en Grado Primero Gran Cruz Placa de Oro, a los seis jesuitas.  La ceremonia tendrá lugar en la Casa Presidencial.



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