Desde Bailadores

Mérida: El Legado de Don Luís Zambrano como pionero de la tecnologia popular en Venezuela

Don Luís Zambrano: Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Los Andes (noviembre de 1984)
(1901 - 1989)

Don Luís Zambrano: Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Los Andes (noviembre de 1984) (1901 - 1989)

Credito: Prensa Imucu

Credito: Prensa Imucu

Credito: Prensa Imucu

19 de febrero de 2010. ¿Quiénes de nuestros lectores no conocieron a Don Luís Zambrano? Quizás hasta ya nos hemos olvidado de él; pero eso no importa; lo lamentable es que nuestra juventud desconoce su vida y de su obra ni que decir: en una encuesta realizada en las instituciones educativas de Bailadores, el 97% de los educandos no sabían quién era Don Luís; y si eso sucede en la tierra que lo vio nacer, qué queda para el Estado y el resto del país. La desmemoria es uno de los problemas fundamentales de Venezuela, a nuestros prohombres -y Don Luís Zambrano es uno de ellos- los mantenemos en el más cómplice de los silencios: mientras imitamos y nos quieren imponer modelos de vida ajenos y lejanos a nuestra idiosincrasia. Vivimos cambiando a cada rato el modelo educativo, cuando el problema son los educadores que detestan y no promueven la lectura, y los contenidos de los programas que no dicen nada, desdeñan nuestra historia local y cotidianidad y no familiarizan al niño con su entorno. Mientras la educación sea solo la transmisión de un conocimiento vacío y no la construcción de saberes desde la localidad, talentos como Don Luís Zambrano, Don Juan Félix Sánchez o Don Eduardo Rojas Ovalles seguirán siendo menos importantes que las hazañas de Homero Simpson o las aventuras de Superman, será que la mejor maestra se impone y como decía Don Luís Zambrano: “La televisión es una escuela de vagabundos”

     Don Luís Zambrano con su gran sapiencia siempre le decía a los jóvenes: “No permitan que se les cierre la noche al mediodía”. Y es triste decirlo, a Don Luís nosotros por la desidia estamos consintiendo que la noche se le cierre al amanecer, sin tan siquiera al despuntar el alba, sus inventos desaparecieron y hasta los hierros o la chatarra que se hizo vieja con él, se dispersaron; su casa se está cayendo a pedazos y el viejo torreón de su trapiche dejó de humear y señalar el camino a su morada; al encuentro con uno de los hombres más extraordinarios de la Venezuela del siglo XX; de un creador que nunca se dejó vencer por los obstáculos, pero que el silencio lo tiene en el peor de los olvidos. Sirva este artículo, para poner de nuevo en boga el pensamiento y accionar de Don Luís Zambrano, para convertir su casa paterna en un museo – escuela, donde se formen los creadores del siglo XXI y para que se reconozca su hacer. Si a ver vamos Don Luís fue uno de los primeros revolucionarios de este país, en cuanto a la dependencia tecnológica como propulsor de la innovación y del “aprender haciendo”.

     Don Luís Zambrano Molina (n. 01-05-1901 / m. 15-08-1990), con tan solo 4to. grado fue merecedor de un doctorado Honoris Causa de la Universidad de Los Andes (noviembre de 1984) como reconocimiento a su sabiduría popular y a su natural empeño por buscar solución a los problemas cotidianos, era la primera vez que una Universidad le confería un doctorado a un campesino de manos encallecidas.  

     Don Luís Zambrano iluminó Bailadores, Mucutuy, Canaguá, Mucuchachí y Piñango antes de que este servicio llegara a ciudades como San Cristóbal y Maracaibo. ¿Cómo lo hizo?, desde niño tuvo una gran afición por descubrir las relaciones de la velocidad producidas al accionar por medio de chorros de agua, naranjas de diversos diámetros a las que colocaba palitos y más  adelante, ruedas y poleas de madera; estos juguetes le planteaban cada vez nuevos retos y descubrimiento de principios de física en forma práctica, lo que le permitió luego a fuerza de su ingenio la construcción de turbinas activadas por la fuerza del agua; luego vinieron las maquinas moledoras de café, las peladoras de fresa, clasificadoras de ajo y motores como su famoso TURBOZAM. Por ello, su vida debemos verla como un ejemplo del saber puesto al servicio de los demás y su legado lo debemos rescatar, difundir y promover con orgullo por ser el Pionero de la Tecnología Popular en Venezuela. 

Su mayor legado, además de su inventiva, lo constituyen sus principios de vida: 

     "Don Luís era un hombre con una filosofía práctica capaz de enfrentar cualquier circunstancia y eso lo hizo grande, a pesar de su pequeña estatura", queremos señalar algunos de sus pensamientos tomados del libro Luís Zambrano: Tecnólogo Popular, escrito por el Dr. Eduardo Planchart Licea y coeditado por el IMUCU y DIGECEX ULA.  

      "No permitamos que se cierre la noche al  mediodía".  Cuando usted está haciendo algo y diga "!Ay me pegó la flojera!" eso no debe ser, eso es permitir que se cierre la noche al mediodía.  El día sería más corto y eso no debe ser. "No dejemos la obra en  el principio sino terminemos". 

      "Meditar y actuar", "reflexión y acción". "No  espere saber pa' ponerse a hacer, póngase a hacer pa' poder saber". 

      “A mi siempre se me olvidan esos hombres de la ciencia como Aristóteles, Cicerón. De vez en cuando me acuerdo de Arquímedes, que nunca se me olvida por el asunto de la palanca, la palanca de Arquímedes. Yo siempre le digo a la gente, que Arquímedes se equivocó cuando pidió la palanca para mover al mundo. El mundo no lo mueve la palanca, lo mueve la mujer. Sin la mujer el mundo no se mueve. Y ¿de qué vale el sacrificio si no tiene una mujer para gastar lo que hace? ¿De qué vale? Yo digo que le única palanca que mueve al mundo es la mujer. Y ¿pa' qué se mueve usted? y ¿pa' qué me muevo yo?” 

      “Yo cambié la palabra orgullo por una frase más delicada: enciende tu luz pero apaga tu brillo. No hay que llenarse de aire porque le pasa lo que a las ruedas de los carros”. 

      “Tener por templo el universo, por altar  nuestro  corazón, por sacerdote la conciencia y por imagen a Dios”. 

      “No es cristiano el que lleva en la ancha frente una cruz como insignia, eso es profano. Es cristiano el que el dolor ajeno tal lo siente y ante la humildad se inclina reverente, ese en verdad, ese es cristiano.

      ¿De qué sirve, como dijo un cura: hagan lo que yo mando, más no lo que yo hago? ¿Por qué el cura predicaba una cosa y hacía la otra? No son como Cristo, porque Cristo hacía. En cambio la mayoría de la gente predica por predicar, no practican. Es que predicar es una cosa y practicar es otra. Y el buen ejemplo se da en la práctica no en el hablar”. 

 

Néstor Abad Sánchez (*)

(*) DIRECTOR DEL IMUCU




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