“No sigan buscando a su hermano, a él lo lanzaron de un helicóptero”

Pura Soto Rojas, hermana de Víctor Ramón Soto Rojas

Pura Soto Rojas, hermana de Víctor Ramón Soto Rojas

Credito: AVN

Caracas, 12 Jun. AVN (por Yesenia Chapeta).- “Victor Ramón nació en Altagracia de Orituco (estado Guárico). Tenía 32 años cuando lo desparecieron. Cuando abren de nuevo la UCV, después de que la cerraron en la dictadura de Pérez Jiménez, estudió Sociología. Ahí duró mucho tiempo porque era perseguido, era dirigente de la FCU y del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR). Como andaba siempre escondiéndose, no terminaba el semestre, total que se graduó en 1963”.

Así comienza el relato de Pura Soto Rojas, hermana de Víctor Ramón Soto Rojas, cuyo nombre figura en una lista de al menos 1.000 personas de desaparecidos durante los gobiernos de la llamada cuarta República (1958-1998), período que será objeto de investigación especial para castigar los crímenes de Estado ocurridos en nombre de una cruzada contra la izquierda, una vez que se apruebe la Ley contra el Olvido.

Se dice que Víctor Ramón -hermano del actual presidente de la Asamblea Nacional Fernando Soto Rojas- desapareció el 27 de julio de 1964 porque fue el día en que lo detuvieron fuerzas militares del gobierno, presidido entonces por Raúl Leoni, debido a su militancia en el MIR.

¿Cómo recuerda usted el día en que sucede lo de su desaparición?

En junio del 64, Ramón subió a dar un taller de formación política a los guerrilleros del frente Ezequiel Zamora, en el cerro El Bachiller (Miranda-Guárico-Anzoátegui). Semanas después, hubo un bombardeo y, en medio del corre-corre, él sale a la carretera junto a Trino Barrios y es cuando lo detienen.

A mi hermana le informan que lo habían llevado a San Juan de los Morros (Guárico), al puesto de la Guardia Nacional (GN) que estaba comandado por Genarino Peña Peña. Le dijeron que le dieron a mi hermano un simulacro de fusilamiento y después los pasaron a la GN de El Paraíso, en Caracas.

Cuando llegamos al El Paraíso, nos encontramos con un amigo, un teniente que me dijo: “Él estaba aquí, pero lo reclamó la Digepol (Dirección General de Policía) porque era un detenido de ellos, váyanse rápido, muévanse Pura, muévanse”, nos dice.

¿Era mal indicio que lo hubiera agarrado la Digepol?

¡Sí! Todo el mundo sabía lo de las torturas en el edificio Las Brisas (Caracas), donde quedaba la Digepol. Allí nos dijeron que sí estaba detenido pero que lo estaban interrogando. Eso fue un jueves. Nos dijeron: “Vengan el domingo que ya tiene visita”. Fuimos, pero ya no estaba. Un amigo de Copei que estaba ahí nos dijo: “Muévanse porque a él lo sacaron anoche, muy torturado, a Cúpira (Miranda)”. Yo empecé a gritarles, ¡Asesinos! Mataron a mi hermano ¡Asesinos! Recuerdo que el abogado que nos acompañaba le dijo a mi mamá: “Rosa, mejor no saques más a Pura, porque te la van a violar”.

Allí empezó el calvario de mi mamá. Fuimos a Cúpira, el lunes, donde estaba el Teatro de Operaciones. “Aquí no tenemos ningún detenido”, nos dijeron, pero mamá siempre se quedó pensando que él estaba allí porque todos los militares se vieron la cara cuando ella dijo que iba a buscar a Ramón. Nos dijeron que estaba en Barcelona (Anzoátegui). Fuimos y nada. Luego que en Maracaibo (Zulia), tampoco. En El Dorado, mentiras. A donde le decían mi mamá iba.

Fue un caso muy sonado en la prensa. Mamá fue a todas partes, mandó eso hasta a la Cruz Roja Internacional, y aquí no vino nadie, ni la OEA, ni la Corte Interamericana de Derechos Humanos, nadie, mi mamá buscó sola a su hijo hasta el final. Murió de 102 años... decía: “Cónchale, me voy a ir y no voy a tener dónde ponerle una rosa a mi hijo". Todos los 26 de septiembre, en el cumpleaños de Ramón, decía: “Hoy estuviera cumpliendo tantos años”.

¿Cómo supieron la versión del helicóptero?

Yo ya estaba estudiando en la UCV Sicología. Un día, fue un soldado a la FCU a buscarme, nos sentamos en un banquito y me dice: “Mire, no sigan buscando a su hermano, a él lo llevaron para el campamento de San José de Guaribe (Guárico), lo tenían muy torturado. Yo le puse una bermuda y lo subieron a un helicóptero, estaba el teniente Tomás Rojas Grafe. Cuando volvió el helicóptero, ya no venía el detenido”, entonces el piloto y que dijo: "Eso no se hace, cómo se tira una persona viva de un helicóptero", y Rojas Grafe y que le contestó "Tú te callas, o te va a pasar a ti lo mismo".

Años después yo veo en las noticias el caso del “monstruo de Mamera” (1980), el crimen del distinguido de la Policía Metropolitana Ledezma, y se me pareció a la cara del soldado aquel. Me han dicho cuando estaba preso él contaba que sabía del caso de Soto Rojas, que lo habían lanzado de un helicóptero ¿Qué te parece?

¿Y alguien confirmó esa versión alguna vez?

Hay un militar, Herber Faull, que dice que lo mandaron a revisar el helicóptero, y dijo que el cuerpo de mi hermano se había estrellado contra una ceiba muy grande, por ahí por Guatopo (Guárico). Que lo bajaban y lo subían del helicóptero para obligarlo a hablar y en una de esas fue que batuquearon contra la ceiba. Esa es la última versión que supimos, hace como seis años. Nunca se lo dijimos a mamá ¿Para qué?

Eso fue lo que pasó, acuérdate que ese método lo usaban mucho en Vietnan, aquí también lo implementaron, esa fue una época de terrorismo de Estado, el gobierno estaba consciente de toda esa barbarie, era horrible, eran allanamientos a cada rato, de noche, te destrozaban todo, y no era que estábamos en dictadura, no, era en plena democracia.

Vivíamos con las garantías suspendidas todo el tiempo, con toques de queda, con (Rómulo) Betancourt era todo el tiempo.

¿A quiénes allanaban? ¿A los familiares de los guerrilleros?

¡No! A todo el que fuera de izquierda, no se podía, estaba prohibido, o eras adeco o copeyano, y si no te desaparecían, fíjate que pasan de miles los fusilados y desaparecidos, cuántos campesinos no morían en los bombardeos o porque los acusaban de ayudar a los guerrilleros.

Fíjate, la mamá de Gabriel Puerta Aponte (líder de Bandera Roja), vivía en el edifico de al lado, a esa señora la allanaban todo el tiempo. Ya murió. Siempre me pregunto cómo se sentiría ella de ver a su hijo ahora, aliado a sus propios verdugos.

¿Cuándo se resignaron? ¿Cuándo dejaron de buscar a Ramón?

Durante mucho tiempo perdimos y recuperamos la esperanza Nos poníamos el luto y nos lo volvíamos a quitar. El ministro de la Defensa, Florencio Gómez, dijo un día que lo habían llevado a reconocer una zona guerrillera y que cuando trató de fugarse le aplicaron la Ley de Vagos y Maleantes, entonces mi mamá dijo: “Ajá, si eso es así, que me den el cuerpo entonces”, y el gobierno lo que respondió fue: “No se lo podemos dar porque esa es una zona montañosa y no sabemos dónde está”.

Un día, años después, mamá nos dice que tuvo un sueño en una iglesia, que levantó en una lona de campaña y lo vio. Ahí dijo: “Mi hijo está muerto”.

¿Y usted?

Yo creo que fui la última en resignarme. Siempre pensaba: “¿No estará Ramón por ahí? deambulando, loco, ¡Con tanta tortura! Cuando iba a Guárico veía mucho a los loquitos pensando en eso”. Lo cierto es que nosotros no tenemos un acta de defunción, un sepulcro, no tenemos nada. Él sigue desaparecido.

¿Qué pensaba su madre de las causas políticas de sus hijos (Ramón y Fernando Soto Rojas)?

¿Sabes que ella era de Acción Democrática (AD)? Igual que Fernando cuando se inició en la política. Ramón no, era del Partido Comunista y después se fue al MIR. AD era de izquierda. Mamá los regañó cuando se fueron con el MIR, y recuerdo que Ramón le decía: “Mamá, a ti te tiene que pasar algo muy grande para que te salgas de AD”, Y mamá decía luego, cuando lo desaparecieron: “Mira lo que me decía mi hijo y lo muy grande que me pasó, tenía razón”.

¿Cree que ella sembró de alguna forma estos ideales?

Yo creo que sí, ella tenía sus ideas revolucionarias, admiraba mucho a Arévalo Cedeño, lo escondió en su casa cuando la dictadura de Gómez. A ella le gustaban esas ideas de bienestar para el pueblo, aunque no hablaba de Socialismo, no sabía qué era eso, estudió hasta cuarto grado, pero nos enseñó a compartir, si llegaba alguien a la casa, enseguida le ofrecía comida y posada, y eso también es Socialismo.

Pura Soto Rojas forma parte del Frente de amigos y familiares de las víctimas de los crímenes de Estados en la cuarta República. Esta organización promueve la creación de una ley especial para castigar los asesinatos, fusilamientos y desapariciones por causas políticas en dicho período (1958-1998).

La Comisión de la Verdad y la Justicia nacerá a partir de esta ley, que será sometida a primera discusión en las próximas sesiones de la Asamblea Nacional, y con ello, cientos de documentos que reposan en los archivos militares y gubernamentales comenzarán a desclasificarse.



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