La intención de los opositores de declarar una huelga insurreccional contra el presidente Hugo Chávez fracasó por el pobre apoyo que recibió el movimiento, reducido fundamentalmente a Caracas. Fuentes independientes y observadores periodísticos, comprobaron que el movimiento contó con el menor apoyo de todos de los que se han realizado hasta ahora.
El intento insurreccional está trabado y se diluye. La gente no quiere violencia, incluso los que se oponen a la Revolución Bolivariana. El fracaso de la huelga se notó porque, salvo en Caracas la vida comercial y civil fue normal. En muchas ciudades del interior como Barquisemeto, la huelga no se notó.
En Caracas, hubo un 20% de negocios cerrados pero se dio que los dueños de varios shoppings cerraron las puertas de los edificios ante el reclamo de los propietarios de los negocios que fueron así impedidos de trabajar. Se produjeron algunos tumultos y situaciones de tensión entre los propietarios de los mega almacenes que fueron enfrentados por los dueños de los negocios y los empleados de los mismos.
El gobierno de Chávez organizó varias 'romerías' que en Caracas son una especie de grandes ferias populares donde se venden alimentos, bebidas, a precios muy baratos y eso fue pensado para reemplazar si los negocios, restaurantes, comidas al paso, hubieran cerrado sus puertas. La sangre no ha llegado al río por suerte, y todavía puede imponerse el diálogo.
El vicepresidente venezolano José Vicente Ramgel afirmó que el Gobierno quiere reinstalar la mesa de negociación que facilita el Secretario General de la OEA, César Gaviria, con la oposición, y que fue detenida por el paro general.