Como todos los años, el sindicato ELA organiza, en colaboración la UNED, un curso de verano sobre la situación socioeconómica. En esta edición, el asunto a tratar ha sido las alternativas que existen a la crisis de la mano del presidente del Comité de Anulación de la Deuda, Éric Toussaint
Donostia. ¿Las políticas de recortes y austeridad conducen a alguna parte? Conducen a profundizar y a prolongar la crisis. Cualquier economista serio sabe que si se reduce el gasto público y, al mismo tiempo, se comprime la demanda privada, congelando salarios y reduciendo las prestaciones a los parados, la consecuencia es un débil o negativo crecimiento que es lo que está pasando en varios países de la UE. Estas medidas tomadas por la Comisión Europea, y los gobiernos nacionales desembocan en la profundización de la crisis y su alargamiento en los próximos 10 o 15 años.
¿Mientras, habrá que tomar alguna medida para acortar ese tiempo? Me refiero a esa duración de tiempo porque en la actual situación de ausencia de crecimiento o de depresión, la consecuencia es que va a aumentar la deuda pública porque, a través del rescate bancario, se está transfiriendo deuda privada hacia deuda pública a lo que hay que añadir que la depresión económica está disminuyendo la recaudación fiscal por falta de actividad. Puede ocurrir lo que pasó en América Latina, donde la gente después de 10 años no aguantó más este tipo de política. La gente desconfía de que la austeridad y la disciplina fiscal va a mejorar la economía, así como que los 120.000 millones de euros que ha decidido la UE va a incentivar el crecimiento. Es difícil calcular la reacción de la gente contra esta política. Si tomamos como laboratorio Grecia está claro que en dos años la reacción popular ha sido muy fuerte, primero, en la calle y, luego, en las urnas, pero sin que haya desembocado en la alternativa porque por poco más de dos puntos ganó el partido de la Nueva Democracia en los últimos comicios.
¿Con ausencia de medidas de activación de la economía, la situación será de default? Es probable que dentro de 10 o 15 años haya casos de default, es decir de impago de la deuda por parte de algunos Estados. El saber que la salida de la crisis está en esos 10 o 15 años hace que el trabajo de concienciación de la población para la búsqueda de una alternativa para cambiar la correlación de fuerzas políticas y sociales se plantea como un objetivo que será realidad en dos o tres años. Estamos en una fase en la que los que están a la ofensiva son los responsables o cómplices de la crisis. Ellos van a seguir más o menos en esa línea.
¿Qué medidas se pueden adoptar para reactivar la economía? Es evidente que reactivar la economiza implica un programa con varias medidas importantes, entre las que se encuentran aumentar el gasto público, lo que significa tener un déficit. Con la reactivación económica se aumentan los ingresos que tienen que ir a la par de un aumento de los impuestos sobre los que se beneficiaron de los últimos 20 años de especulación y de regalos fiscales a los más ricos. En este sentido, habría que aumentar el impuesto de Patrimonio y los ingresos de los más ricos en un 1%. En las economías más industrializadas los ricos aumentaron su patrimonio en los últimos diez años en un 50%, lo que significa un 20% del PIB nacional, mientras que hace una década era del 10%. También hay que aumentar el impuesto de sociedades de las grandes empresas, que ha bajado no solo el tipo de gravamen establecido, sino lo que realmente pagan.
¿En qué términos sitúa el déficit fiscal para que haya crecimiento? En torno a un 4 y 5%. En España existe un déficit importante del 8%, pero sin ninguna política de estímulo de la economía. Hay que destacar que una parte de la deuda pública es ilegitima. Es necesario que la mayoría de los países de la UE condonen la deuda de los que la tienen. Esta decisión no vendrá del Gobierno de Rajoy, sino de la presión de la movilización ciudadana que fuerce la formación de otro tipo de gobiernos.
Visto el caso de Grecia, parece que ese escenario queda lejos... Por eso hablo de 10 o 15 años para salir de la crisis. Grecia ha estado a punto de llegar a esta situación y no descarto que ese escenario esté próximo y cercano porque el Gobierno surgido de las últimas elecciones es muy débil. Hay que tener también en cuenta el caso de Islandia, donde ha habido una movilización ciudadana que produjo un cambio en la presidencia del país y obligó a tomar decisiones opuestas al rescate que Rajoy ha hecho con los bancos. La solución que en Islandia se ha dado a los bancos es radicalmente diferente que la que ha dado España.
¿Cómo puede haber gasto público si la deuda publica va a paliar la deuda privada de los bancos? Por eso digo que hay que condonar la parte ilegítima de la deuda. Cuando la CE se habla de bajar el déficit fiscal nunca se contempla reducir el pago de la deuda, cuando en el presupuesto saldar la deuda significa aumentar la misma. La visión de la CE es que, como quiera que la deuda pública aumenta, es necesario disminuir el déficit fiscal y, por lo tanto reducir los gastos públicos, cuando lo correcto sería bajar la deuda y aumentar la inversión que permita estimular la demanda pública y privada y la actividad económica.
¿Usted es partidario de expropiar los bancos? Sí. Cuando hablo de expropiar me refiero a partir del interés colectivo de los ciudadanos y de los países. No se puede ya confiar en aquellos que llevaron los bancos al desastre y transferir esa situación al sector público. Tiene que haber un control ciudadano y una auditoria permanente de las cuentas del sector financiero. La expropiación no significa estatalizar los bancos de una manera burocrática, sino un control de los ciudadanos, a través de la transparencia de las cuentas, para la financiación de proyectos que sirvan el interés social. Los bancos son insolventes y dependen de los créditos del Banco Central Europeo. Tiene que haber un sector financiero público y uno privado cooperativo de tamaño medio para evitar modelos de cooperativas de crédito que, por sus dimensiones, han abandonado esa filosofía. Es decir, que los socios participen en la entidad.