Obispos ortodoxos secuestrados por ambos bandos, informes sobre uso de armas químicas por parte del Ejército sirio que se desmienten a las horas, intentos de desacreditar a Hizbullah... la guerra siria se libra en todos los frentes, incluido el de propaganda y desinformación.
Los dos obispos ortodoxos de Alepo secuestrados la víspera cuando se trasladaban a la frontera con Turquía para intentar la liberación de dos sacerdotes raptados hace meses fueron puestos en libertad ayer mientras régimen y rebeldes armados se acusaban del secuestro.
Tanto Damasco como fuentes de las diócesis del obispo metropolita de Alepo y Alejandría, Bulos Yaziji, y del metropolitano siriaco ortodoxo de Alepo, Yuhanna Ibrahim, aseguraron que fueron secuestrados por yihadistas chechenos integrados en el Frente al-Nosra, facción islamista de los rebeldes.
El consejo militar rebelde de Alepo negó relación alguna con el secuestro y evocó la responsabilidad del régimen.
El secuestro movilizó y encendió todas las alarmas en la iglesia ortodoxa mundial, en el Vaticano y en la ONU, además de a varios gobiernos de países ortodoxos como Grecia.
Mientras tanto, el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, salió al paso de un presunto informe de la inteligencia militar israelí que asegura que Damasco estaría ya utilizando armas químicas contra los rebeldes, concretamente gas sarín.
En el marco de una cumbre de los ministros de Exteriores de la UE, Kerry aseguró que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, no le pudo confirmar en conversación telefónica ayer mismo ese extremo. Y eso que el propio jefe de la diplomacia estadounidense había hecho horas antes un llamamiento a la OTAN «a estar preparada para proteger a sus aliados ante la eventualidad de un ataque con armas químicas».
Siguiendo con el juego de espejos desinformante, las agencias occidentales ponen en los últimos días el acento en una creciente intervención de la resistencia libanesa de Hizbullah en el conflicto sirio.
Todo ello en el contexto de duros combates entre Ejército regular y rebeldes por el control de las localidades de Qusseir, en la provincia central de Homs.
Hizbullah reconoce que miembros de la organización participan en la lucha, pero señala que son libaneses que viven en esas localidades sirias fronterizas «que se defienden contra ataques rebeldes».
En contrapartida, jeques salafistas libaneses han llamado a la yihad para defender a los suníes de esta región de Homs ante los libaneses chiíes de Hizbullah. Finalmente, Damasco denuncia la política de «disociación» del Gobierno libanés -en el que participa Hizbullah- respecto al conflicto sirio, mientras denuncia el cruce de rebeldes y armas por la frontera sirio-libanesa.