11-04-14.-Por primera vez desde su elección como papa en marzo de 2013, Francisco pidió, en nombre de la Iglesia católica, perdón por los abusos cometidos por sacerdotes pederastas. Advirtió que "¡No se juega con los niños!".
"Me siento en la obligación de asumir todo el mal cometido por algunos sacerdotes, un pequeño número en relación a todos los sacerdotes, y de pedir personalmente perdón por el daño que causaron al abusar sexualmente de niños", manifestó el papa.
Las declaración del Sumo Pontífice se dio al recibir en Roma (capital italiana) a la Oficina Internacional Católica de la Infancia (BICE).
Según Jorge Mario Bergoglio, la Iglesia "es consciente de este mal. No queremos dar marcha atrás en lo que se refiere a este problema y a las sanciones que deben ser adoptadas".
Al contrario, añadió, "pienso que (las sanciones) deben ser muy fuertes".
Benedicto XVI, predecesor de Francisco, había pedido personalmente perdón por estos abusos, pero es la primera vez que Bergoglio lo hace, aunque anteriormente y en varias ocasiones había denunciado este tipo de crimen.
En abril de 2013, Francisco había pedido que se actúe "con determinación" contra los abusos sexuales cometidos por el clero.
Los escándalos de curas pederastas hicieron de 2010 un "annus horribilis" para el papa emérito, que se vio salpicado por los mismos al ser acusado por asociaciones de víctimas de haber encubierto algunos de esos casos, lo que el Vaticano desmintió tajantemente.
Los casos de curas pedófilos pusieron en la picota a las iglesias de Irlanda, Estados Unidos, Alemania, Austria, Australia y Bélgica, entre otras.
No al aborto
El Sumo Pontífice también tuvo expresiones durísimas en contra del aborto y el infanticidio y aclaró que todos "tienen derecho a tener un padre y una madre".
"El aborto y el infanticidio son delitos abominables", dijo Francisco, citando palabras del Concilio Vaticano II, en audiencia con el Movimiento por la Vida.
Asimismo, expresó que "la vida humana es sagrada e inviolable y que cualquier derecho civil se basa en el reconocimiento del primer y fundamental derecho del hombre, el de la vida, que no se puede subordinar a ningún tipo de condición, económica y aún menos ideológica".
Francisco recordó uno de los diez mandamientos del catolicismo: "No matarás", que, agregó, "asegura el valor de la vida humana".