16 de septiembre de 2014.- Medir varios metros de longitud y pesar cientos de kilogramos no los eximen de los riesgos de habitar en el mismo planeta que los seres humanos: los tiburones están desapareciendo de los mares y océanos, pero la ciencia puede ayudar a revertir ese proceso. Generar información especializada para el diseño de estrategias de conservación es el objetivo de un estudio avalado por el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic) en Los Roques, donde se hallan 21 especies de estos imponentes animales, tanto nativos como visitantes.
En ese conjunto de islas tropicales es frecuente encontrar una gran diversidad de fauna. Entre las especies más comunes se encuentran los tiburones macuira (Carcharhinus limbatus), coralino (Carcharhinus perezi), limón (Negaprion brevirostris), tigre (Galeocerdo cuvier) y gata (Gynglimostoma cirratum). En años recientes, los esfuerzos de investigación se han orientado a estudiar las fases juveniles (es decir, con inmadurez sexual) de individuos limón debido a su particular afluencia y fácil manipulación en comparación con los ejemplares adultos, que pueden alcanzar los tres metros.
Según el biólogo venezolano Rafael Tavares, egresado de la Universidad de Lisboa en Portugal y actual estudiante de doctorado del Centro de Ecología del Ivic, la abundancia de esta especie en el archipiélago permite aplicar métodos de campo como el de marcaje y recaptura. Este, a pesar de su difícil aplicación, "es muy útil para evaluar varias variables ecológicas como el tamaño poblacional, tasas de crecimiento, probabilidades de sobrevivencia y patrones de movimiento dentro de las áreas de criadero donde se lleva a cabo este estudio, explicó.
Las áreas de criadero de tiburones son zonas costeras de aguas poco profundas donde las hembras ingresan a parir sus crías y estas últimas se resguardan durante los primeros años de vida. Análogamente, funciona como una guardería: solo hay infantes aprendiendo y creciendo. De hecho, los archipiélagos de Los Roques y Las Aves son importantes espacios de reproducción y criadero de varias especies amenazadas, sin los cuales el ciclo de vida de los tiburones estaría incompleto.
El método de marcaje y recaptura consiste en la captura del animal, registro de datos básicos como talla, peso, sexo, lugar y hora; colocación de una etiqueta en el exterior de la primera aleta dorsal y liberación en el mismo lugar donde fue atrapado. La información verdaderamente importante se genera a partir de la recaptura, bien sea por el mismo trabajo de marcaje o a través de la pesquería comercial. "Debemos asegurarnos de que el comportamiento, crecimiento y mortalidad natural no se vean afectados por la marca; además, las recapturas deben abarcar toda la gama de tallas y no realizarse inmediatamente después del marcaje para estimar con tiempo suficiente los parámetros de crecimiento de la población", indicó Tavares.
Limón con buena salud
Hasta la fecha, los resultados obtenidos sugieren que el tiburón limón en Los Roques crece rápidamente en comparación con poblaciones de la misma especie en las costas de Florida en los Estados Unidos y las islas Bahamas y con la mayoría de los peces cartilaginosos de la clase Chondrichthyes -de la cual forman parte las rayas, chuchos y quimeras-, que se caracterizan por manifestar un crecimiento lento y desarrollo tardío. Este fenómeno pudiera estar relacionado con las altas temperaturas del agua, lo que propiciaría el incremento de las tasas metabólicas, la riqueza de fuentes de alimentos para estos hambrientos colosos y el buen estado de los ecosistemas.
Al poseer un crecimiento rápido, los tiburones limón estarían maximizando su capacidad reproductiva y por lo tanto estarían alcanzando la edad de madurez sexual en menor tiempo. "Desde el punto de vista de la conservación de las especies, ello tendría un efecto positivo para la recuperación de las poblaciones de tiburones adultos, por ser estas las que se explotan comercialmente a través de la pesca", sostuvo el experto, quien también es presidente de la organización no gubernamental Centro para la Investigación de Tiburones (CIT) de Venezuela.
Para complementar el marcaje y recaptura, se están analizando los movimientos espaciales de los tiburones limón usando telemetría ultrasónica, método con el cual es posible rastrear día y noche a los juveniles e identificar las áreas con mayor actividad y habitabilidad y los modos de uso. Para ello, se debe introducir un transmisor en la región peritonial del ejemplar mediante cirugía, cuya señal de radio de alta frecuencia atraviesa los tejidos y puede ser detectada a distancia con un hidrófono -aparato que capta sonidos debajo del agua- conectado a un receptor ubicado en una embarcación. "Si las áreas de actividad se solapan entre las clases de edad, quiere decir que los niveles de competencia son intensos. De lo contrario, significaría que están más cómodos, menos estresados", dijo.
Compañeros en peligro
El tiburón limón es llamado así por la tonalidad verdosa que adquiere su piel cuando interactúa con la luz. Es vivíparo placentario, es decir, el embrión se forma, alimenta y madura dentro del vientre materno hasta el nacimiento; en este grupo se hallan casi todos los mamíferos y algunos reptiles, anfibios y peces.
Adicionalmente, surca las profundidades del mar hasta los 90 metros, excepto las crías y juveniles; y su distribución incluye países como Belice, Brasil, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guayana Francesa, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Santa Lucía, Surinam, Estados Unidos y Venezuela.
Si bien esa especie en particular tiene un crecimiento rápido en Los Roques, en el año 2009 fue incluida en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (Ictp) en la categoría de "Casi Amenazada".
Los tiburones son más vulnerables de lo que se cree. Aunque su propia biología reproductiva resulta desventajosa y algunos de sus ambientes naturales han sido alterados, mucha de la culpa se le atribuye a la pesca indiscriminada de neonatos y juveniles para el consumo de sus aletas, práctica prohibida en nuestro país desde la publicación en Gaceta Oficial N° 39.947 del 19 de junio de 2012 de las Normas Técnicas de Ordenamiento para Regular la Captura, Intercambio, Distribución, Comercio y Transporte de Tiburones, por resolución del Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Tierras.
"A las especies con fines comerciales se les debe garantizar la madurez sexual para que dejen prole, al menos una, pero eso no se está haciendo en ninguna parte del mundo. Los organismos marinos pueden y deben aprovecharse porque existe una mortalidad natural que puede ser aprovechada como fuente de alimento para las personas, pero todo tiene límites", sentenció Rafael Tavares.
¿Qué sucedería si los tiburones dejaran de existir? ¿Nos afectaría su extinción? La respuesta es un rotundo sí. Al estar ubicados en la cima de la cadena trófica, mantienen el equilibrio ecológico: se comen a las presas débiles y controlan el crecimiento de la flora y fauna circundante, llegando a modificar sus patrones de comportamiento y dietas. La pérdida de arrecifes de coral y lechos de algas ha sido asociada con la reducción del número de tiburones. "Cualquier depredador es un bioindicador de la salud del ecosistema y los tiburones quizás más porque son muy susceptibles. No es fácil promover estrategias de conservación sobre una especie que nadie quisiera proteger por su mala reputación, pero las mentes se pueden cambiar", aseguró el representante del Ivic.
La pesca de tiburones dentro de los límites de los archipiélagos de Los Roques y Las Aves, tampoco está permitida. Sin embargo, en Venezuela la carne de tiburón tiene demanda culinaria. Según Tavares, la mayoría de las empanadas de cazón vendidas en la calle se hacen de tiburón.
Aumentar el conocimiento acerca del estado actual de este recurso pesquero es una forma efectiva de solucionar el problema; dejar de comerlos... otra. Así que piénselo dos veces antes de degustar platillos disfrazados "de cazón".