02-08-15.-Ya se realiza una prueba piloto sobre la discriminación racial en Venezuela, para determinar cómo se manifiesta y es percibida por la población. La prueba piloto, organizada por el Instituto Nacional contra la Discriminación Racial (Incodir), se efectúa en Aragua, Carabobo, Distrito Capital, Miranda y Vargas.
Posteriormente se aplicará en el resto del país. La consulta se realiza en las modalidades de encuesta nacional, debates en asambleas, encuesta digital y encuesta telefónica.
La prueba piloto incluye variantes como percepción que tiene la población venezolana acerca de la discriminación racial. Otra son las formas del fenómeno de la discriminación racial en diferentes sectores (salud, educación, trabajo, seguridad ciudadana, político, judicial, religioso, comunicacional, recreacional, cultural y familiar).
También toca las actitudes discriminatorias raciales desde la óptica fenotípica, territorial, ancestral, cultural y social; las prácticas discriminatorias raciales en los ámbitos público y privado; las prácticas discriminatorias y su asociación con las condiciones socioeconómicas de las y los participantes de la consulta nacional.
No faltó el grado de discriminación racial hacia los grupos que componen la venezonalidad. Al final, se buscará recopilar propuestas de acciones, para la prevención y erradicación del racismo y sus diversas expresiones.
El Correo del Orinoco conversó con Nirva Camacho, vicepresidenta del Instituto Nacional contra la Discriminación Social (Incodir), quien señaló: “Mucha de la población venezolana que podemos definir como afrodescendiente no se autorreconoce como tal. Creemos que es una de las grandes dificultades que se nos presenta cuando nosotros hablamos de esta temática”.
En el censo poblacional y de vivienda efectuado en el país en el año 2011 se incluyó por primera vez la variable étnica, con una pregunta de autorreconocimiento.
MORENO-MORENO
La variable étnica que tocó este punto de color de piel incluyó al negro-negro, moreno-moreno, afrodescendiente, indígena y blanco. Camacho señaló: “Este último censo arrojó irónicamente en la suma total un 53% que nosotros consideramos afrodescendientes, porque un 48,7 % de ese total se marcaron como moreno-moreno o morena-morena”.
La especialista enumeró los porqués de esta negación: “Primero, no se identifica con el término afrodescendiente, esos antepasados que trajeron forzosamente del África en la conquista para ser esclavizados en el país. Mucha gente se resiste a utilizar el término”.
En cuanto al término negro o negra, “que fue el que se nos impuso y mucha gente lo asumió culturalmente, estamos acostumbrados a utilizarlo. Hay gente que prefiere identificarse con ese término y los respetamos. Sin embargo, podemos notar en el censo del 2011 que ni siquiera como negro o negra tenemos conciencia. Gran parte de la población no lo aceptó, solo 2% se identificó como negro o negra”.
La directiva analizo este tipo de respuesta mayoritaria: “Es una forma de lavarse el asunto de no ser tan oscurito. Yo no soy tan oscurita, ni afro ni negra, sino me puedo definir como morena”.
Por ello es “importante realizar una consulta nacional sobre la discriminación racial en Venezuela para determinar cómo se manifiesta y es percibida por la población; conocer acerca de los distintos ámbitos donde se expresa, así como recoger desde las diversas voces y visiones, las propuestas para el diseño de un plan nacional contra la discriminación a implementarse como política de Estado, para así combatir la discriminación racial dirigida a cualquier persona o grupos de personas por su origen étnico o nacional”.
ESE “PELO MALO”
Las peluquerías son las principales beneficiadas, porque muchas mujeres se alisan el cabello o se lo pintan.
Camacho reflexionó sobre este punto: “Es lo que llamamos el endorracismo o autodescriminación de la gente de manera insconciente. Es no aceptar una parte de tu cuerpo a la que le están diciendo permanentemente ‘es malo’. El ejemplo del pelo rizado es válido, porque le dicen ‘pelo malo, feo’. Con eso nadie se quiere identificar”.
También tiene otro trasfondo, según considera Camacho, “porque es también una forma de ‘suavizar’ esas características fenotípicas que te definen como afrodescendiente: la nariz, el pelo, la boca gruesa, el mismo cuerpo. Considero que afectan más a las mujeres, porque los hombres, si llevan el pelo cortico, se quitan el tema de que les digan, por ejemplo, ‘pelo malo’; pero en las mujeres es lo que nos han vendido con el tema de la belleza, de lo que es aceptado socialmente”.
A veces la población afrodescendiente, inconscientemente, cae en este juego, indica.
¿MEJORAR LA RAZA?
La dirigente cita otro ejemplo, ya que “en las mismas familias utilizan ese dicho de ‘mejorar la raza’ que se transmite de generación en generación. Cuando tu dices ‘mejorar la raza’ es que te vas a emparentar con una persona blanca. ¿Qué quieres decir? ¿Que blanquearte es mejorar la raza?”.
Siguen las preguntas: “Por el hecho de tener la piel un poco más clara, ¿eres mejor persona? Por supuesto que no, pero mientras nosotros nos movamos bajo estos paradigmas es muy difícil que aceptemos que hay una identidad que va más allá del color de la piel, que tiene que ver con nuestra cultura, nuestra gastronomía, territorialidad, medicina y otros elementos”.
Ni se preocupa en hablar de los concursos de belleza, “donde predominan las blancas y las mujeres esqueléticas, que no responden al fenotipo de los afrodescendientes”.
No quiere dejar dudas de que “hay varias instituciones, comenzando por la familia, que han contribuido a mantener y perpetuar esas formas de discriminación que no vienen solo del siglo pasado, sino desde la época de la conquista, y han sido mantenidos por la familia, el sistema educativo y los medios de comunicación”.