Organizadores de la movilización en esta ciudad afirmaron ayer que esta no fue extemporánea, por haberse realizado después de que el Congreso cesó a la CSJ, pues le reclama al gobierno que cumpla con el Puerto Principal.
A las 16h55 se inició ayer la caravana motorizada convocada por el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, quien a esa hora llegó hasta el estadio Modelo (lugar de la concentración) acompañado del prefecto de la provincia, Nicolás Lapentti, para iniciar el recorrido.
Desde el paso elevado frente al estadio se podía observar decenas de vehículos con banderas del Ecuador, de Guayaquil y otras del Barcelona Sporting Club, que ocupaban la avenida de las Américas hasta el anterior paso elevado (frente al cuartel Modelo), por donde se desvío a los carros que no participaban en la manifestación.
En el parqueadero del estadio se formó una “Y”, pues allí estaban unos cincuenta vehículos que esperaban unirse a la caravana.
Varios representantes de las Cámaras de la Producción daban declaraciones a la prensa. César Rohón, de la Cámara de Pesquería, afirmaba que con la caravana, los guayaquileños expresaban su solidaridad con la lucha del pueblo de Quito y para exigir que se devuelva el estado de derecho en el país, que luego de quedarse sin Corte necesitaba retomar su “juridicidad”.
Lamentó además el comentario del ex mandatario León Febres-Cordero y afirmó que no se trataba de una protesta extemporánea. En la misma línea se pronunció Carlos Andrade, presidente encargado de la Cámara de Industrias, quien afirmó que el país debe estar vigilante hasta que se designe a la nueva CSJ, “para asegurarnos que realmente exista una justicia despartidizada”.
El jefe de bloque legislativo del Partido Social Cristiano, Pascual del Cioppo, defendió también la organización de la caravana y dijo que no estaba fuera de tiempo pues esa protesta no era solo por la Corte Suprema de Justicia, sino también para exigir que el gobierno cumpla sus compromisos con la ciudad. “La movilización de hoy es para advertir al Gobierno que no más dictadura, que hay que atender a la ciudad que es la más importante económicamente hablando del país, y además faltan algunas cosas como el Tribunal Constitucional y el Supremo Electoral”.
Cerca de allí, frente a la ciudadela universitaria se encontraban estacionadas, desde las 15h00, más de quince camionetas de la Policía Metropolitana ocupadas por cinco miembros de la fuerza municipal (en cada una). Ellos esperaban instrucciones para movilizarse y resguardar la manifestación, para evitar enfrentamientos con la contramarcha organizada por el partido de gobierno.
La Policía Nacional, en cambio, decidió resguardar toda la avenida Nueve de Octubre desde la calle Machala hacia el Malecón, y de allí hacia dos direcciones a la derecha hasta la calle Víctor Manuel Rendón y a la izquierda hasta Diez de Agosto. Frente al parque Centenario se ubicaron ochenta efectivos con cascos, escudos y cinturones con bombas lacrimógenas, con un solo objetivo. Evitar desmanes y daños en la infraestructura pública y privada, informó el teniente Luis Banda, de la Escuela de Formación de la Policía.
Cerca del Municipio de Guayaquil también se acordonó el área. En la calle Diez de Agosto y Malecón estaban formados más de treinta miembros de las compañías de seguridad del cabildo, Mac Security y Seguen.
Un número similar tenía el grupo especial antimotines de la Policía, quienes afirmaron haber sido entrenados en Venezuela y cuyo uniforme llamó la atención de los transeúntes. Desde el cuello hasta los pies los efectivos vestían uniforme especial de color negro, que contenía protectores de hombros, pecho, codos, rodillas y tobillos, y que los hicieron víctimas de algunos apodos como Robocops o Tortugas Ninjas.
El recorrido de la caravana se inició en el estadio Modelo hacia la calle Los Ríos y de allí hasta la avenida Nueve de Octubre. Desde el parque Centenario los manifestantes caminaron hacia el Malecón.
Me cayó “La Luna” encima...