EE UU solicita ayuda extranjera

Nueva Orleans pide "auxilio desesperado" ante la situación de caos y escasez de alimentos

Madrid- El alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin, ha lanzado este jueves un "desesperado SOS" ante la "situación insostenible" que vive la ciudad, donde aún esperan a ser evacuados unas 60.000 personas que sobreviven sin agua ni víveres. Nagin asegura que la ciudad, sumida en el caos y el pillaje, no cuenta con comida ni con unas mínimas condiciones sanitarias.

Nagin, que el miércoles se refirió a la posibilidad de que haya miles de muertos en la ciudad, inundada en un 80%, ha vuelto a incidir en la necesidad de recibir ayuda inmediata. La violencia y los saqueadores que pululan por las calles de Nueva Orleans han obligado a los equipos de rescate a suspender sus operaciones, después de que varios helicópteros de la Guardia Nacional fueran tiroteados cuando se disponían a evacuar a los refugiados en el estadio Superdome. De este lugar, donde alrededor de 20.000 personas aguantan en condiciones de hacinamiento, sin agua y con escasos alimentos, tan sólo han salido unos pocos autobuses para trasladar a las víctimas al vecino estado de Texas.

Y es que según pasan las horas la situación se va haciendo insostenible para los que aguantan a ser desalojados de la ratonera en la que se ha convertido Nueva Orleans. Esta misma tarde la agencia federal que se encarga de gestionar las situaciones de emergencia en Estados Unidos (FEMA, en sus siglas en inglés) ha suspendido las operaciones de rescate en barco ante el peligro que éstas representan en las actuales circunstancias. La situación es igual de lamentable en el Centro de Convenciones de Nueva Orleans, el segundo gran refugio establecido en la ciudad.

En este lugar hay miles de personas que llevan ya tres días sin alimentos ni agua potable, además de cadáveres dentro y fuera del recinto. En las inmediaciones centro, en donde se encuentra la diputada del PSC Lourdes Muñoz Santamaría, se han escuchado disparos, según han declarado varios testigos presenciales.

EE UU solicita ayuda extranjera

Miles de soldados y miembros de los equipos de emergencia se afanan en los Estados de Luisiana, Misisipí y Alabama en paliar “una de las mayores catástrofes de la historia de EE UU”, como ayer definió el presidente, George W. Bush, el paso del huracán Katrina por la costa del Golfo de México. Bush visitará mañana en helicóptero las zonas afectadas por la tormenta; además, ha pedido a su padre, el ex presidente George Bush, y a su predecesor en el cargo, Bill Clinton, que lideren una campaña para recoger fondos para los damnificados, como ya hicieran tras la ola gigante que devastó Asia Central. La Casa Blanca ha dicho además que aceptará todas las ofertas de ayuda económica de países extranjeros.

El Pentágono ha aprobado el envío de 10.000 efectivos de la Guardia Nacional a la zona afectada, que se unirán a los 11.000 que ya se ocupan de las tareas de rescate. Durante el fin de semana, la cifra llegará a 30.000. Nueva Orleans, inundada en un 80%, centra gran parte de los esfuerzos una vez ordenada la evacuación de toda la ciudad, amenazada por la rotura de los diques del lago Pontchartrain y del río Misisipí. Sin embargo, la operación se está viendo complicada por la dificultad de los agentes del orden para mantener la situación bajo control. Hoy se ha tenido que interrumpir durante un breve periodo de tiempo la evacuación del Superdome (un estadio de fútbol americano con capacidad para 70.000 espectadores en el que más de 20.000 personas se refugiaron por orden de las autoridades antes de la llegada del ciclón) al registrarse incidentes e incluso disparos contra un helicóptero militar; un soldado ha resultado herido. Pero esto no es sino la punta del iceberg.

Los saqueos y el pillaje preocupan ya tanto como el riesgo de enfermedades ahora que los cadáveres de las víctimas del ciclón, probablemente varios centenares, afloran a la superficie del agua. Nueva Orleans se encuentra en estado de emergencia (la Constitución de este Estado prohíbe declarar la ley marcial), pero se han producido enfrentamientos a punta de pistola entre saqueadores y ciudadanos que protegían sus propiedades, motines de presos en las cárceles y pillajes generalizados. Los saqueadores, además de vaciar supermercados en busca de alimentos y agua, roban en casas, en tiendas de electrónica y en joyerías, han tomado armas y hay bandas que vagan por Nueva Orleans en bandas organizadas. La gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco, ha manifestado sentirse “furiosa” por estos incidentes, y ha asegurado que hará “todo lo necesario para devolver la ley y el orden a la región”.

La prioridad de los soldados destacados en la zona, que se han unido a los esfuerzos de los equipos de rescate, es aún así salvar vidas, rescatar a las personas atrapadas por las aguas. Sólo en Nueva Orleans, pese a que la orden de evacuación se dio antes de la llegada del Katrina, permanecen más de 20.000 personas. Los diques que mantienen normalmente a flote una ciudad que está por debajo del nivel del mar amenazan con ceder –lo han hecho ya en algunos puntos, que se intentan tapar-, por lo que se ha iniciado la evacuación total de los que aún permanecen en la ciudad. Los primeros autobuses con evacuados han llegado a Texas. Hasta 500 vehículos saldrán en las próximas horas de Nueva Orleáns con destino a otros estados.

Los incidentes más relevantes en el Superdome se están produciendo precisamente ante la llegada de miles de personas refugiadas en hoteles y otros edificios cercanos que quieren subirse a estos autobuses, preparados en principio para evacuar a los refugiados en el estadio. El jefe de los servicios de ambulancias, al frente de la operación de evacuación de heridos y enfermos, ha anunciado esta mañana la suspensión temporal de las salidas del estadios hasta que “las autoridades recuperen el control del Superdome”. La Guardia Nacional ha dicho que enviaría a un centenar de soldados al estadio, tras el tiroteo contra un helicóptero; según este responsable médico, “no es suficiente, son necesarios 1.000”. El coronel Pete Schneider, de la Guardia Nacional, ha confirmado que se ha suspendido la evacuación durante un breve periodo de tiempo porque los fuegos encendidos en el exterior del estadio por alborotadores no permitían acercarse a los autobuses. La pasada noche, un helicóptero de evacuación médica trató de aterrizar en un hospital de una localidad cercana, Kenner; al final no lo hizo por temor al centenar de personas, algunas de ellas armadas, que aguardaban en el suelo su llegada.


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