Los cadaveres flotan en todas partes Foto: AFP |
"Trescientos soldados de la Guardia Nacional de Arkansas llegaron a la ciudad de Nueva Orleans", dijo la gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco, que estimó en "miles" los muertos por el vendaval del lunes pasado en la costa del Golfo de México.
Indicó que estos soldados "están recién llegadas de Irak, bien entrenadas y con experiencia en combate, y están bajo mis órdenes para restaurar el orden en las calles".
"Están armados con (fusiles) M-16, preparados y cargados. Estos hombres saben cómo disparar y matar, y tienen toda la voluntad de hacerlo si fuera necesario y espero que así lo hagan", añadió.
El despliegue militar se produce antes de una visita este viernes por las zonas afectadas del presidente estadounidense, George W. Bush, quien prometió "tolerancia cero" para las bandas armadas que asuelan a Nueva Orleans.
En tanto, explosiones e incendios se produjeron al sur del Barrio Francés de Nueva Orleans, al parecer en una usina química, aunque el humo no sería tóxico, informaron las cadenas, agregando un nuevo elemento de pánico.
La situación de la ciudad a cuatro días del implacable azote de Katrina era desesperada. A las enormes inundaciones y la emergencia sanitaria -desatada por la contaminación de las aguas, los cadáveres flotando, los desechos y los mosquitos- se suma el accionar de bandas armadas que saquean, aterrorizan y disparan contra los sobrevivientes.
Residentes de la ciudad informaron de personas muertas en los refugios o que eran blanco de disparos fuera del centro de convenciones de Nueva Orleans. Mientras, los helicópteros que evacuaban pacientes y bebés de los hospitales después de agotarse el combustible para los generadores también recibieron disparos.
El alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin, emitió "SOS desesperado" para 20.000 refugiados en el centro de convenciones, "insalubre e inseguro", y que se estaba quedando sin suministros, según un comunicado emitido por CNN.
Thomas Jessie, de 31 años, exteriorizó su angustia tras pasar una noche en el centro de convenciones, sin guardias nacionales o trabajadores de la cruz roja a la vista.
La gobernadora Blanco indicó que aún quedan unas 300.000 personas por ser evacuadas de las zonas devastadas de Luisiana.
Miles de personas permanecían en el estadio Superdome, que designado por las autoridades como principal refugio antes de la llegada de Katrina, esperando abordar buses que los trasladen a un nuevo refugio.
Pero el estadio Astrodome de Houston (Texas, sur), que había aceptado recibir refugiados, "ha sido cerrado y los autobuses que llegaban han sido desviados hacia otras ciudades y otros refugios", dijo a CNN Nate Mcduell, oficial de policía de esa ciudad, pues ya había colmado su capacidad.
La situación estaba complicada en el Superdome. Un guardia nacional resultó herido de bala fuera del estadio, mientras que un helicóptero Chinook que participaba en la operación de traslado de refugiados fue objeto de disparos.
En medio de informes del secuestro de dos niños en ese estadio, muchas personas estaban escandalizadas tras pasar cuatro días mal alimentadas y con escasa agua, con los baños colapsados e interminables noches en la más absoluta oscuridad y anarquía.
El Senado estadounidense, que se reunió de forma extraordinaria en la noche del jueves, votó en forma unánime la autorización de 10.500 millones de dólares en fondos especiales para atender a las víctimas del huracán, y se espera que la Cámara de representantes apruebe la medida este viernes.
No obstante, cundían las críticas al Gobierno por su respuesta a la catástrofe.
"Es una vergüenza nacional", dijo Terry Ebbert, jefe de las operaciones de emergencia en Nueva Orleans.
Ebbert indicó que la Agencia Federal de Emergencia estaba en la ciudad desde hacía tres días "y aún no hay comando y control. Podemos enviar enormes cantidades de ayuda a las víctimas del tsunami, pero no podemos sacar de apuros a la ciudad de Nueva Orleans".