Hace cuatro años y medio abordé el tema de la guerra en una carta abierta dirigida a nuestro presidente. Hoy quisiera volver a dirigirme directamente a él y a los suyos.
Sr. Presidente, Sr. Cheney, Srta. Rice y demás personas implicadas:
En efecto, los Estados Unidos tienen una historia llena de esplendor, de hecho los Estados Unidos son aún en la actualidad una superpotencia militar devastadora; y teniendo en cuenta que en ausencia de un Congreso competente o valiente y de ciudadanos dispuestos a manifestarse, todo ese poder se encuentra en sus manos; son ustedes los que le han dado un uso inadecuado y se han convertido así en el enemigo más devastador de nuestro país y de nuestra constitución.
Ustedes han destrozado nuestro país y nuestros corazones. La sangre que se derrama innecesariamente por su culpa y, por consiguiente, también por la nuestra, ahoga la libertad, la seguridad y el sueño que pudo haber representado Estados Unidos, después de recuperarse de la tragedia del 11 de septiembre de 2001 y de haber sido despertado por esta.
Pero ahora se nos pide que autocensuremos cualquier palabra que pudiera considerarse incendiaria, si es que creemos que esta guerra debe terminar hoy. Nos atemorizamos cuando ustedes nos señalan con el dedo y nos dicen que “apoyemos a nuestras tropas”. Bueno, ustedes y los expertos aduladores que están de su lado, aquellos que les apañan sus crímenes y errores, pueden tomar sus argumentos y metérselos donde mejor les quepan. No nos vamos a dejar engañar nuevamente. Vamos a dejar las cosas bien claras. Sí, apoyamos a nuestras tropas desde nuestra posición, mientras ustedes los explotan a ellos y a sus familiares. El veredicto está claro.
Ustedes mintieron, fueron cómplices y explotaron a sus propios compatriotas, y más que todo, a nuestras tropas.
Ustedes, señores Bush y Cheney y usted Señorita Rice son personas villanamente y criminalmente indecentes, seres humanos espantosos, incompetentes incluso para cumplir su propio programa, diseñado para su propio beneficio, al tiempo que se comportan de manera trágicamente negligente y destructiva con respecto al nuestro y al de nuestro país. Tengo una pregunta para sus hijas Sr. Bush. Ellas ya no son niñas. ¿Apoyan ellas su política en Irak? Si lo hacen ¿Cómo se atreven a no estar vestidas de uniforme, mientras los hijos de negros, blancos, asiáticos e hispanos pobres, y de todos los otros hombres y mujeres estadounidenses de clase trabajadora son masacrados, mutilados y enviados de vuelta a este país bajo el velo de las tinieblas?
Ahora gracias a que he estado en las calles de Bagdad durante esta guerra de ocupación, fuera de la Zona Verde, sin protección, mientras que ustedes no; he conocido a los niños que viven allí. En ese país de 25 millones de habitantes, estos niños han sido testigos de un diluvio de muertes de civiles a su alrededor, que suman el equivalente a doscientos 11 de septiembre en solamente cuatro años de guerra. Doscientos 11 de septiembres. Doscientos 11 de septiembre.
¿Acaso ahora quieren lanzar amenazas contra Irán? Déjenme decirles algo acerca de Irán, porque yo he estado allí y ustedes no. Irán es un gran país. Un gran país. ¿Tiene detractores? Pueden apostar. Al igual que los Estados Unidos tienen los suyos. ¿Tiene Irán un régimen corrupto? Pueden apostar. Igual que los Estados Unidos tienen un régimen corrupto ¿Quieren tener armas nucleares? Quizás. ¿Acaso tenemos alguna? Pueden apostar. Pero el pueblo de Irán está formado por personas excelentes y si le damos a ese liderazgo corrupto (al atacar a Irán militarmente) la oportunidad de unir a ese gran país en el odio contra nosotros, estaríamos renunciando a uno de los aliados futuros más prometedores que pudiéramos tener en decenios. Si es que realmente saben algo acerca de Irán, sabrán exactamente a que me estoy refiriendo. Por supuesto que su gobierno menosprecia el potencial diplomático allí, teniendo en cuenta que esas posibilidades dependen de la credibilidad y la influencia geopolítica que ustedes han desperdiciado agresivamente por todo el mundo.
Y hablando de desperdiciar, qué hay de los mil millones quinientos mil dólares que nuestras fuerzas armadas gastan en Iraqcada día, cuando el equivalente a tres semanas de lo que se gasta en la guerra sería suficiente para pagar el costo de un proyecto visionario para reconstruir Nueva Orleáns y aliviar a todo el continente africano de la hambruna y la diseminación de enfermedades. Sin mencionar los fondos que ahora son necesarios, no solo para reconstruir los sistemas de educación y salud, sino también para dar ayuda y atención a los veteranos de esta guerra, tanto estadounidenses como nuestros aliados y amigos iraquíes que lo han perdido todo.
Ustedes dicen que hemos mantenido la guerra contra el terrorismo alejada de nuestras costas al responder a un criminal acto de terrorismo con una agresión unilateral patrocinada por el estado, en un país que no tuvo ninguna participación en el crimen inicial. Que esta guerra sería librada en Iraq o aquí. Ellos no son nuestro inodoro. Ellos son seres humanos, cuyas vidas, aunque una vez oprimidas por Saddam, ahora transcurren en el infierno de Dante.
Mi hija de 15 años estaba haciendo un ensayo comparativo esta semana (pueden preguntarle a Condi qué es un ensayo comparativo, teniendo en cuenta que sus conocimientos académicos encajan con sus conocimientos políticos). El ensayo de mi hija, en el cual puso más énfasis en la esencia que en la teoría, se analizan los aciertos de la justicia del juicio de Nuremberg comparado con la estrategia que hace que verdad y reconciliación se combinen en Sudáfrica y cito “Cuando hacemos distinción entre un poder y otro, una justicia y otra consideramos la línea divisoria entre castigo y reconciliación, entre mantener las cosas como están o develar la verdad”. No puedo hacerle justicia a su ensayo en este forum, pero en su esencia, pregunta cómo, cuándo y por qué transamos para lograr la paz, castigamos por la guerra o buscamos un equilibrio entre las dos en pos de algo más.
Esto pudiera hacer notar otra debilidad en la retórica de ambas partes. Se nos dice que no nos involucremos en la “política del ataque”, “mantenernos alejados de lo negativo”. Bueno señor Bush cuando se habla de su gobierno, esto nos dejaría sin palabras, y de hecho impotentes.
Para concluir, dirijo mis comentarios finales al auditorio. Todos nos mostrarnos amables hace poco tras el triste fallecimiento del ex presidente Ford. Expertos en política y sus principales protagonistas de todas las tendencias recordaron con elogios el perdón presidencial que este concediera a Richard Nixon, al declarar que una nación dividida encontró la unidad. ¿Qué vigencia tiene este precedente disuasivo? ¿Dónde está la justicia ahora? Unámonos no solo para detener esta guerra ahora si no también para que este gobierno rinda cuentas. Sin un juicio político la justicia no prevalecerá, ni en nuestro tiempo ni en el de nuestros hijos. Y aclaremos tanto a los demócratas como a republicanos que no estamos dispuestos a esperar hasta el 2008 para escucharlos decir otra vez. “Si hubiera sabido entonces, lo que ahora sé”.
Aunque se le llamara una victoria, lo que vimos ayer fue una Cámara de Representantes que no pudo unirse para representar ni a la conciencia ni a sus electores. Es una tragedia que la dirección del Partido Demócrata en el Congreso se niegue a permitir que la Cámara vote con relación a la enmienda presentada por Bárbara Lee para lograr una retirada, con provisión total de fondos, de las tropas de Estado Unidos en Iraq para fines de este año. Los miembros de la elite estuvieron en contra de la propuesta, y pospusieron el día del juicio final que debe llegar lo más pronto posible, la retirada total de las tropas estadounidenses de Iraq.
Hay candidatos presidenciales que comprenden esto. Nosotros si tenemos candidatos concientes. Como están las cosas en estos momentos, votaré por Dennis Kucinich que ha luchado contra esta guerra desde el principio. Usted pudiera decir que Kucinich no va a ganar. Bien, nosotros tenemos una oportunidad para restablecer la credibilidad de la democracia de acuerdo a como la concibe el mundo en general.
Nosotros podemos destituir a nuestro actual presidente. Podemos escoger al próximo presidente. Usted y yo, el granjero en Wisconsin, los muchachos de Google, y Bill Gates.
Depende de nosotros escoger. ¡¿Por qué no lo hacemos?!
2007-04-09
Publicado por Huffington Post, el 24 de marzo de 2007
Traducido por Juan Carlos Saladre, del Equipo de Traductores de Cubadebate y Rebelión
Comentarios en la reunión celebrada en el ayuntamiento por la congresista Barbara Lee el 24 de marzo con motivo del cuarto aniversario de la invasión a Iraq
Publicado originalmente en
http://www.huffingtonpost.com/sean-penn/an-open-letter-to-the-pre_b_44172.html