No quiero justificar la actuación de estos compatriotas “que botaron la bola”, traicionaron la revolución, al pueblo y al líder de este proceso. El CICPC, personificado por su Director Wilmer Flores Trossel, acaparó centimetraje en las televisoras, así como en la prensa escrita, denunciando este hecho. La reflexión que debemos hacernos: ¿Por qué no se actúa de igual manera con una cantidad de choros que andan sueltos de manera notoria y pública? Hay denuncias en el Ministerio Público, entre éstas el caso del INIA, quien tiene una acusación hecha en el año 2005 y aún a la fecha no hay un acto conclusivo.
¿Será que en esta revolución bonita solo los pendejos, los humildes, los que no tienen poder y no pertenecen a ninguna cofradía, pagan por cometer hechos delictuosos, mientas que los acomodaticios de siempre, los apadrinados, esos de cuello blanco, son intocables o tienen la capacidad para seducir a los que administran justicia? Hemos podido observar como los directivos de los bancos intervenidos, que robaron los reales del pueblo, están fuera del país o son tratados como ciudadanos honestos en sus lugares de reclusión en nuestra nación.
Debemos destacar que la corrupción no es solo el hecho de robar dinero, corrupción también es la ineficiencia y la incapacidad de los seudo revolucionarios, que tenemos como arroz en diferentes cargos públicos de dirección, quienes están destrozando las Instituciones que dirigen, en detrimento del Estado. Esperamos más temprano que tarde, que nuestro líder tome el toro por los cachos, escuche a su pueblo, castiguemos la impunidad, asegurando también de esta manera su reelección presidencial en el 2012.
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