Hasta donde llega el colaboracionismo con la oligarquía colombiana

No a la entrega del periodista Joaquín Pérez Becerra:

El gobierno bolivariano viene desarrollando una política exterior que intentar reducir los enfrentamientos frontales, con las expresiones gubernamentales de las clases dominantes de los países de América Latina; en el marco de la lucha en contra de las maniobras del imperialismo yankee para aislarlo, deslegitimarlo y eliminarlo como referente continental de las luchas que desarrollan los pueblos y la clase trabajadora por una sociedad socialista en nuestra América.

Esa política en términos generales es correcta, es un desgaste político muy importante para el proceso bolivariano mantener un nivel de confrontación directa con los gobiernos reaccionarios de la región. Realmente, la actividad que debemos promover es coadyuvar solidariamente las dinámicas de fortalecimiento de las organizaciones políticas y movimientos sociales, que luchan en esos países por: dignificar sus condiciones materiales y espirituales de vida, la unidad latinoamericana y el socialismo, para aprender de sus experiencias y potenciar juntos los combates clasistas y revolucionarios; pero desde instancias orgánicas de los trabajadores y del pueblo venezolano, no mediante el aparato estatal y burgués del gobierno bolivariano.

En ese sentido, comprendemos que hay una política exterior bolivariana de carácter gubernamental que tiene sus límites y debilidades, por ser expresión de un Estado burgués y la correlación de fuerzas internacionales; sin embargo, esa política exterior que descansa en reducir el ataque y el enfrentamiento frontal; no puede convertirse en un mecanismo que nos convierte en aliado de las oligarquías pro-imperialistas de la región. No podemos desarrollar una política, en correspondencia con la lucha imperialista, que paralelamente nos lleve a ser aliados de las clases pro-imperialistas de América Latina.

Es así como, en ese marco de análisis, debo referirme a la política de colaboración con la oligarquía colombiana representada por el gobierno de Juan Manuel Santos. Política que nos llevo, primero, a conversaciones alrededor de un supuesto acuerdo de libre comercio con Colombia1; que sólo puede beneficiar a las clases dominantes colombianas que exportan sus mercancías a nuestro país. Convirtiendo al mercado interno venezolano en un receptor de bienes de origen neogranadino, que sólo garantizarían un incremento de los ingresos económicos y el aumento de la riqueza de los oligarcas colombianos. Reduciendo la posibilidad de un desarrollo económico e industrial con orientación socialista en Venezuela, porque no tendríamos ni siquiera nuestro mercado para colocar los bienes y servicios producidos; para satisfacer las necesidades materiales del pueblo trabajador venezolano.

Al mismo tiempo, mucho más preocupante, comenzamos con la persecución y captura de cuadros, integrantes y colaboradores de las agrupaciones que desarrollan una resistencia armada a la oligarquía colombiana: Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN)2. En ese sentido, a pesar de los diferentes métodos de lucha y nuestras consideraciones alrededor de las dos organizaciones mencionadas, no es correcto que el gobierno bolivariano se constituya en un actor beligerante del conflicto interno de los hermanos colombianos; atacando militarme a las FARC y al ELN, en una supuesta cruzada en contra del terrorismo.

Debemos tener muy claro, que perseguir y capturar a miembros de las organizaciones armadas que desarrollan una guerra de resistencia en Colombia; podría terminar de constituir al gobierno bolivariano en un aliado militar de la oligarquía colombiana y de su Estado controlado por el paramilitarismo. El gobierno bolivariano no puede permitir que grupos armados extranjeros, constituyan campamentos y desarrollen acciones armadas en nuestro territorio; estamos totalmente de acuerdo, pero eso no implica capturar y entregar a la oligarquía colombiana para que se pudran en sus cárceles a militantes revolucionarios, que abandonan Colombia para refugiarse y protegerse de un Estado represor que emplea la violencia para mantener el orden burgués y la desigualdad capitalista.

De esta manera, me parece un gran error y una falta de sentido humanitario, algo que pregonan muchos en las altas esferas del gobierno bolivariano; la entrega de un periodista revolucionario que actualmente funge como director de la Agencia de Noticias Nueva Colombia (ANNCOL), al Estado paramilitar colombiano. Los revolucionarios venezolanos debemos pronunciarnos con fuerza y claridad, para decir basta del colaboracionismo militar con las clases dominantes colombianas y su expresión gubernamental: Juan Manuel Santos. Basta de enviar a pudrirse en las cárceles de la oligarquía colombiana, a militantes revolucionarios colombianos. No a la deportación criminal del camarada Joaquín Pérez Becerra.

ogvh_21@hotmail.com

(*) Militante Comunista.

1 http://www.semana.com/economia/avecina-tlc-entre-colombia-venezuela/145950-3.aspx

2 http://www.caracoltv.com/noticias/justicia/articulo-214974-capturan-a-guerrillero-de-farc-venezuela



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