Hay temas de la sociopolítica que deben ser retomados, reconsiderados, actualizados y puntualizados científicamente para debilitarlos o fortalecerlos. Mucho tiempo esperamos por llegar a lo que actualmente estamos viviendo con la esperanzadora revolución bolivariana que lidera el señor presidente Hugo Chávez.
Nuevos cauces, mejores horizontes, mayor oportunidad para los marginados de siempre por el facismo adeco-copeyano. Estamos en una nueva época y eso es irrefutable. La clave para mantener y conseguir el éxito deseado es llegar al punto de “no retorno” a gobiernos lacayos de derecha (valga la redundancia). El poder popular asomó su perfil gracias a las audaces e inteligentes medidas adoptadas por nuestro líder. No es suficiente su poder pero al menos ya comenzamos y no se termina lo que no se inicia.
Chávez es un gran “alcalde”, un gran “gobernador” y un excelente “diputado”. Interacciona con su pueblo y hace lo que tiene que hacer. Pero no estamos cerca de la transición al anhelado socialismo bolivariano, muchos obstáculos nos separan. Mientras existan alcaldías y gobernaciones que no rindan cuenta de la inversión de sus recursos y, si no planifican con el poder popular las obras a ejecutar entonces el estado burgués seguirá predominando y el socialismo será una vaga quimera. Las universidades privadas son un gobierno dentro del gobierno, son feudos donde se dilapidan millones de bolívares y nadie rinde cuentas. Además de esas trabas para desmontar el aparato burgués tenemos al principal enemigo de éste proceso: La maldita burocracia.
Algunos quieren justificarla separándola del burocratismo pero no existiría éste último sin la matriz que la “parió”. Los procedimientos administrativos propios de una organización social deben ser simplificados al máximo para que deriven en eficiencia. Chávez no se cansa de pedir eficiencia pero la mayoría de quienes le rodean se ahogan en el mar de decisiones simples. La gente se irrita por no tener acceso a servicios y asistencias elementales y eso se refleja en la abstención electoral.
Va creciendo el descontento y el escepticismo que la derecha vendepatria aprovecha como caldo de cultivo. Muchos ignorantes dicen aplicar “el voto castigo” a un gobernante supuestamente revolucionario y acaban en el lodazal de la opción reaccionaria. El SENIAT te exige renovar tu Rif personal cada tantos meses y debes acudir a uno o dos sitios donde te expiden el bendito documento, pasando por colas y matraqueos de gestores. ¿Por qué debo renovar mi Rif si no he muerto y resucitado? Para sacar la cédula de identidad es el mismo martirio y lo justifican comparándolo con el aún mayor suplicio de la cuarta república, no habilitan varios centros de atención fijos para agilizar la operación. Eso es mediocridad. Para el acceso a viviendas ídem. ¿Necesitas un préstamo pequeño para algún proyecto? Te tocarán las de Caín en los reyes de la burocracia que son los Bancos que no respetan nuestro tiempo y nuestros derechos ciudadanos. ¿Requieres de moneda extranjera para cuestiones de negocios? Te encontrarás con la muralla china de Cadivi, que además de burocratismo tiene mucha corrupción con importadores que no importan lo solicitado y cuando lo hacen venden sus mercancías a precio de dólar paralelo. Las alcaldías son verdaderos antros del burocratismo y nadie hace nada por aliviar esos viacrucis.
Los gestores seguirán existiendo por mucho tiempo mientras no se combata al mayor enemigo de la población, al monstruo de mil cabezas, al infierno burocrático. Hay muchos ejemplos a exponer pero el corazón(al menos el mío) no está preparado para tanta carga emocional negativa, frustrante e infartante. Seguiremos avanzando muy poco a poco si el estado no se autodepura de tanto lastre maloliente como lo es la burocracia reaccionaria y antirevolucionaria. No nos engañemos. El enemigo no es el imperio, es la falta de conciencia de casi todos los funcionarios que disfrutan el sufrimiento de sus compatriotas en Registros, Notarías y en TODOS los entes oficiales.