El dilema de siempre

El acaparamiento, la inflación, la especulación y la falta de control de precios, (colocación de PVP) son por el momento, los males que tiene que confrontar el pueblo venezolano. El momento económico es el factor dominante que condiciona todos los demás aspectos de la vida social. Como es lugar común, “en primer lugar hay que comer” y, por lo tanto, el desarrollo de las fuerzas productivas implica el volumen relativo del excedente y condiciona al Estado. Pero este hecho no resuelve el problema del predominio de la instancia económica o de la política-ideológica en el proceso de toma de decisiones, cuya solución es vital para superar el desarrollo desigual entre los distintos estamentos sociales que en nuestro caso ha producido esa sociedad dual que colocamos en la esencia de la situación problemática actual del pueblo.

Tal situación revela la falta de solución al problema de la integración entre la instancia económica de la sociedad y la instancia política ideológica. Las principales áreas de la producción y del mercado nacional están en manos de gentes inescrupulosos apoyadas por los fascistas de la “Mafia Amarilla” que les dan patente de corso para una especulación libre y al galope.

Allí está el caso de las roscas de la carne, pescado, papas, verduras, frutas, leche, el pan, etc. Para muchos somos apenas pájaros de mal agüero, siempre dispuestos a aguar la fiesta. Sin embargo, para nosotros es la manera de entender este problema difícil y contradictorio de la sociedad actual.

Por supuesto que cualquiera pudiera argumentar que estas “exigencias” no pueden ser contradictorias y que por lo tanto no debiera existir el dilema pero no es así. La historia de los últimos cuarenta años del puntofijismo ha sido la demostración de lo contrario. Esas políticas, y no sólo en el sentido económico, sino también en cuanto a las implicaciones sociales y económicas de las distintas políticas, son contradictorias y su conciliación no es nada sencillo. Las decisiones que conducirían a una mejor economía tienen repercusiones en el bienestar social crean problemas y limitan la instauración de una economía sana.

Esta ha sido la historia cotidiana –y hasta vulgar– de los tomates o de los carros; de la política agrícola o auto motriz, pero números más o menos, conceptos más o conceptos menos, todo se resume allí.

La presencia de estas Venezuelas superpuestas o antagónicas torna confusa el panorama e impredecible el cuadro de los días por venir. Caben todas las hipótesis al analizar los avances y retrocesos del proceso económico, los nuevos conflictos sociales y la acelerada baja del prestigio y autoridad del sistema político establecido.

Carta del Libertador a José Antonio Páez el 19 de abril de 1820:

“El que manda debe oír aunque sean las más duras verdades y, después de oídas, debe aprovecharse de ellas para corregir los males que producen los errores”.
¡Chávez Vive, la lucha sigue!

¡Hasta la Victoria siempre y Patria socialista!
¡Gringos! ¡Son cuatro los héroes cubanos!


manueltaibo1936@gmail.com


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Manuel Taibo


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