Hace sólo unos pocos días publiqué un artículo titulado “Digitel: empresa usurera y hamponil” donde, entre otras cosas, dije: “La primera deuda, para hacer uso de internet, que cancelé fue de 150 bolívares por un mes. A los dos o tres meses ya la renta la habían incrementado en más de 300 bolívares. Demasiado caro. Últimamente un camarada me regaló su model que pagaba 130 bolívares. Cancelamos la deuda y tuve acceso a internet por más de 3 semanas. Vino la nueva renta y cancelamos esa deuda metiendo una tarjeta de 100 bolívares y otra de 50 bolívares. Digitel responde: “Estimado cliente: su recarga ha sido exitosa”. Eso fue el 1 de septiembre por la noche. El día 5 del mismo mes (en poco más de 72 horas de haber pagado) Digitel me aplicó todo lo salvaje del capitalismo. Me cortó internet notificándome que no tenía saldo. Me robaron descaradamente. Pensé en ir a Indepabis pero por la necesidad de un viaje decidí dejarlo para cuando regrese. Esa estafa, ese robo no se me olvidará jamás. ¿No sé qué dirán los defensores a ultranza de la propiedad privada, de los “buenos” y “honestos” capitalistas que desangran el bolsillo de los necesitados? Pero lo que sí digo es que la empresa Digitel debe ser intervenida por el Estado venezolano si se quiere proteger el derecho de los ciudadanos y ciudadanas a utilizar internet en provecho del conocimiento. Tengo las pruebas del robo que me hicieron y pienso presentarlas aunque ningún tribunal de esta República me pare bolas…”.
El mismo día 5 de septiembre volví a meter una tarjeta de 100 bolívares y otra de 50 bolívares, es decir, pagué nuevamente la renta. Usamos internet esa noche, el sábado y el domingo un rato por la mañana. Mi compañera y mi hija salieron de viaje junto a mi hijo, mi nieta y mi nieto. Yo, lo hice para otra región junto a los camaradas Camilo, Manuel y Julio para asistir a una escuela de formación político-ideológica. A Julio tenía muchos años sin verlo y sentí una gran alegría del reencuentro que el robo que me había hecho Digitel se me olvidó durante varios días. Todos los camaradas del EPA (incluyéndome) que asistieron a la escuela quedaron profundamente satisfechos del aporte de valiosos conocimientos que nos legó el camarada Julio sobre historia y marxismo. El día viernes –ya finalizando la escuela- lo compartió con nosotros el camarada Magú, quien nos ilustró con una interesantísima charla sobre la situación nacional.
Lo cierto es que Mariana regresó el jueves 11 de septiembre y decidió meterse en internet y se encontró con la respuesta: “No tiene saldo”; es decir, Digitel nos aplicó esta: por uso de internet la noche del día 5, por el día 6 y por la mañana del día 7, nos cobró la macoca de 150 bolívares. Nos robó con descaro, alevosía y premeditación. ¡Tremendo atraco! ¡Tremendo descaro! ¡Tremendo robo sin uso de arma de fuego!
Regresé el sábado 14 de septiembre y cuando quise meterme a internet, Mariana me dio la desagradable sorpresa de que no contamos con saldo para utilizarlo. ¡Ay!, ¡ay! Digitel: ¿Por qué tanto robo?, ¿por qué tanta ansia de enriquecimiento ilícito?, ¿por qué tanto joder a los pendejos?...
Llamé a un camarada y le comenté la tragedia comunicacional que estaba viviendo. Su respuesta no pudo haber sido otra que la siguiente: “Salte de la dependencia de esa empresa que no hace otra cosa que robar y prácticamente no hay manera de hacerla rectificar. Lo único sería: que el Gobierno la clausurara”. Y, entonces, me recomendó que solicitara una línea a CANTV, que es una empresa del Estado y funciona muy bien. Además, no explota a la gente con rentas elevadas. Eso quisiera yo, pero, lamentablemente, en el barrio donde habito no ha llegado todavía CANTV aunque por la vía están colocando cable de telefonía y es de suponer que CANTV, muy pronto, la tendremos funcionando en el barrio. Sin embargo, llamé al camarada Antonio por ser él quien me regaló el model de Digitel cuya renta –supuestamente- es de 130 bolívares fuertes. Le conté la tragedia y quedamos en ir a reclamar para tratar de descubrir dónde está la tracalería, el robo o la usura de Digitel. Claro, antes iremos a Indepabis para que alguien de esa institución nos acompañe en el reclamo. Si no nos reciben, eso hace que cambie la táctica.