¿Autoridad única en Permisología? ¿De qué?

El presidente Nicolás Maduro Moros cumplió su palabra: anunció cambios… Sus alcances están por verse. Tienen derecho los críticos “positivos” y los críticos “perniciosos” (según una “teoría” que anda por ahí) en tener reservas. Creo que faltó el “cómo”. Siempre nos falta el “cómo”, el “cómo se va a hacer”, con “cuáles medidas”. Sin embargo, tengo derecho a mi derecho de tener mis reservas. Mas no dejaré de actuar en consecuencia con lo que considero, hoy por hoy, la única alternativa política que ha ofrecido y ha construido frente a los que han decidido que su único aporte seguirá siendo quemar, asesinar, hacer perder años académicos, guarimbear, obstaculizar, oponerse por oponerse, no dejar hacer, contrabandear, vociferar, hacer ellos lo que critican en los otros, etc.

De los anuncios ofrecidos por el presidente, uno de ellos no puede dejarse pasar por alto: el nombramiento de Dante Rivas como Autoridad Única Nacional de Trámites y “Permisología”. Primero que todo: ¿De dónde sacó esa palabra el presidente?

Una de las críticas más recurrentes de la oposición venezolana hacia el presidente ha estado dirigida sobre los, más o menos frecuentes, “gazapos” lingüístico con que muchas veces tropieza. Esto no es mal de morir. La lengua, como muchos otros saberes que aprendemos, se adquiere de modo imperfecto. Por eso las sociedades han creado sistemas de educación para aminorar estas imperfecciones. Sin embargo, no deja de admirarme el hecho de que si en algún aspecto suele estar bastante mal asesorado el gobierno venezolano es, precisamente, en materia lingüística y comunicacional.  Sobre este último aspecto no quiero hablar. Lo hemos venido reiterando en diversas ocasiones; no obstante, no deja de extrañar que un gobierno que ha sido y es atacado con una inmensa batería simbólica de lo negativo como no se había hecho con ningún otro gobierno (creo que ni con Cuba se llegó o  ha llegado a estos extremos), no haya desarrollado una contraofensiva que la neutralice y, más importante aún, que comunique eficazmente. Pero esto es otra historia…

Ahora bien, en lo que respecta a la comunicación de las políticas públicas, ¿no cuenta el gobierno (todos los poderes públicos), con astutos y buenos asesores lingüísticos que le impidan cometer exabruptos en el habla y desaciertos en la comunicación oral o escrita? No es posible. Por ejemplo, muchas de nuestras leyes presentan una redacción bastante cuestionada. ¿No cuenta la Asamblea Nacional con una eficaz y eficiente comisión de redacción de textos? Si no la tienen, deberían buscarla inaplazablemente. Si la tienen, deberían despedirla y buscar, urgentemente, otra.

En el caso que nos ocupa, ¿no tuvo el presidente un asesor lingüístico que le informara que la palabra “permisología” no existe? ¡No existe! ¡Es una basura lingüística! Este supuesto “tecnicismo” es otro de los “inventos” comunicativos (innecesarios) que nos han dejado los periodistas. Si aplicamos una simple esquema comparativo, “Permisología” sería una palabra análoga a Biología, Psicología, Sociología…etc.  Todas las anteriores palabras están constituidas de dos componentes morfológicos: Bio (vida) logía (logos: conocimiento, ciencia), Socio (sociedad), logía (logos: conocimiento, ciencia), etc. La terminación “logos” proviene de la noción griega de saber o conocimiento sistemático, comprobable, razonado y, por antonomasia, científico. El “Logos” se oponía a la “doxa”, es decir, a la simple opinión vulgar, no argumentada científicamente. En el caso de “Permisología”, ¿cuál sería su constitución morfológica? ¿”Permiso” (de “Permiso”) y logía (logos: conocimiento)? ¿Qué daría como resultado: “Ciencia del permiso”? De allí que, ni como neologismo se hace viable ni potencial. Insistimos, “permisología” es otro disparate de esos que a los periodistas les gusta mucho propagar, así como lo hicieron con “elección indefinida” o con la “deuda” de Cadivi con las aerolíneas.

No entiendo como el presidente se hace eco de un “gazapo” de esta naturaleza, producido, reproducido y distribuido sobre todo desde los medios de comunicación. Menos entiendo como pervive en el centro mismo del gobierno, cuando ya se sabe bastante sobre la guerra simbólica,  un uso tan poco cuidado de la lengua. Para que lo sepan: la lengua es  la  primera arma con tenemos que neutralizar la guerra simbólica.

Profesor de LUZ

sbermudez37@hotmail.com



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Steven Bermúdez Antúnez

Profesor de Comunicación Social de la Universidad del Zulia (LUZ)

 sbermudez37@gmail.com

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