Propuestas para combatir en Venezuela el contrabando de extracción y la especulación cambiaria
Rafael Enciso, Economista Investigador
Caracas, mayo 15 de 2015
En Cúcuta y otros lugares de Colombia (incluyendo Bogotá), la oferta de productos llevados como contrabando de extracción desde Venezuela, ya sean venezolanos o importados por Venezuela, es igual o mayor que la existente antes del mes de agosto de 2014, cuando se inició el cierre de la frontera venezolano-colombiana durante la noche y del fortalecimiento del control militar en ella.
Este tipo de contrabando por medio del cual son sustraídos entre 35 y 40% de los productos básicos, genera con toda razón en Venezuela, malestar y disgusto de la población por el desabastecimiento y encarecimiento de los productos de primera necesidad, en primer lugar de alimentos. Es urgente pensar, proponer e implementar políticas económicas con soluciones factibles que impliquen los menores costos sociales, económicos y políticos posibles. Es necesario tener en cuenta la historia del contrabando en América y el mundo, los conocimientos en economía política, las características de la economía, la cultura y mentalidad de la sociedad venezolana.
Como lo dijo el Presidente Chávez en el año 2012, en la presentación de su Programa de Gobierno para 2013-2019, Venezuela sigue siendo un país rentista petrolero. Poco ha podido avanzar en la transformación de su modelo económico para construir una economía productiva y diversificada, aunque esto estaba contemplado en el Plan de Desarrollo Económico y Social 2007-2012. Venezuela produce aún muy poco de lo que consume. La reproducción de las condiciones materiales y culturales de vida de su población depende en gran medida de la exportación del petróleo y de sus precios, así como de las importaciones de alimentos, materias primas y manufacturas.
Sumadas a esta falencia estructural, inducida por el imperialismo y su división internacional capitalista del trabajo a lo largo del siglo XX, tenemos que enfrentar de manera urgente, los problemas relacionados con el contrabando de extracción, especialmente de alimentos y gasolina, hacia Colombia, países de las Antillas y Brasil. Estos problemas están vinculados todos a la inflación, la devaluación y la especulación con el tipo de cambio entre el bolívar, el peso y el dólar.
Por los graves daños que causan a la población y a la estabilidad de la República Bolivariana de Venezuela, hay que profundizar en la investigación sobre estos temas, vinculados estrechamente al desabastecimiento, el acaparamiento y la especulación. Y generar con rapidez propuestas para combatirlos. Estos fenómenos no son espontáneos sino inducidos y están muy vinculados con el plan imperialista para desestabilizar al gobierno de Venezuela y destruir la Revolución Bolivariana. En este plan, dirigido por el Departamento de Estado, la CIA y el Comando Sur de los Estados Unidos, tienen participación subordinada las oligarquías de Venezuela y América Latina, y todos los sectores más parasitarios y corruptos que en ellas se encuentran.
Estos temas, de alta complejidad deben ser abordados con análisis de tipo sistémico, aprovechando los conocimientos y herramientas que nos proporcionan la economía política marxista, la macroeconomía, la historia, la geopolítica, la psicología social y otras ciencias sociales.
Factores que causas y estimulan el contrabando de extracción
El contrabando de extracción es causado y estimulado por una combinación de factores, entre ellos:
a. La economía de Venezuela sigue siendo capitalista dependiente, rentista petrolera y poco diversificada, con pérdida de una parte importante de la cultura productiva a lo largo del siglo XX. Venezuela importa con los recursos provenientes de la venta de petróleo, la mayor parte de lo que consume y los precios del petróleo en el mercado mundial son inestables, con tendencia a la baja durante los años 2014 y 2015. De hecho, disminuyeron en más del 50%: de alrededor de 100 dólares el barril en 2013, a menos de 40 dólares al final de 2014 e inicios de 2015.
b. Una mentalidad generalizada, consumista y de enriquecimiento fácil y rápido, estimulada por los monopolios de la comunicación masiva, que a su vez desestiman el trabajo productivo como medio para acceder a una vida digna con desarrollo integral y sostenible, por requerir esfuerzo y disciplina permanente, siendo además hasta ahora, compensado con bajos ingresos o/y bajos salarios.
c. Una política social de distribución de la renta petrolera, altamente asistencialista, a través de Misiones Sociales, que incluye el subsidio a los alimentos importados, componentes de la cesta básica alimentaria y la gasolina, la cual ha contribuido a mejorar las condiciones de vida del pueblo venezolano, pero que en algunos casos se ha distorsionado a tal grado, que sirve de medio de reproducción al parasitismo social.
d. Conjugación de los dos factores anteriores con las altas ganancias derivadas de la venta de productos llevados de Venezuela a Colombia, Brasil e islas de las Antillas, como contrabando de extracción, motivado por la ambición y las grandes diferencias de precios, en especial de los alimentos y la gasolina subsidiados por el gobierno venezolano.
e. Multiplicación de las ganancias por las diferencias del tipo de cambio existente entre el bolívar, el peso y el dólar; pues al recibir al lado colombiano el pago en pesos por cualquier producto; cambiar los pesos a dólares y luego vender éstos en Venezuela a precio mínimo del Sistema Marginal de Divisas (SIMADI), que puede promediar los 195 bolívares por dólar, o a precios en el mercado paralelo que se acercan a los 300 bolívares por dólar, las ganancias pueden ser superiores a las generadas por el tráfico de drogas, pero sin incurrir en el riesgo de purgar largas condenas de prisión por el delito cometido.
f. Una frontera muy dinámica entre Colombia y Venezuela con una extensión de 2.219 kilómetros, más las fronteras marítimas, imposibles de vigilar en su totalidad en forma permanente. Se suman las fronteras marítimas con las islas de las Antillas, que incluyen las colonias de Estados Unidos y de Holanda.
g. Altos niveles de impunidad por los delitos cometidos.
La especulación cambiaria
El cambio de bolívares por pesos en la frontera colombo-venezolana es realizado de manera generalizada por cambistas colombianos y Casas de Cambio ubicadas en Cúcuta, particularmente en el terminal de transporte terrestre y en el aeropuerto. Las casas de cambio en Colombia, apoyadas por un indicador manipulado desde los Estados Unidos, llamado Dólar Today, determinan la tasa de cambio que les proporciona enormes ganancias cuando luego cambian los bolívares por pesos en el Banco de la República de Colombia, a la tasa de cambio oficial establecida entre los dos países, que en el último mes estaba en 221 pesos colombianos por cada bolívar.
Cuando Álvaro Uribe Vélez - enemigo jurado de la Revolución Bolivariana - era Presidente, fue cerrada la sede del Banco de la República de Colombia en Cúcuta. Desde entonces, el cambio en la frontera entre bolívares y pesos, solo es realizado por las casas de cambio, en general controladas por los paramilitares, que hacen una operación de envilecimiento sistemático del bolívar, en la cual ganan fabulosas sumas de dinero en perjuicio de los venezolanos y de quienes trabajamos en Venezuela.
Según la información recogida de varias fuentes, la operación cambiaria completa que hacen es la siguiente: oficialmente un bolívar equivale a 220 pesos colombianos. Pero en las casas de cambio de Cúcuta, la relación es totalmente inversa: hay que dar 10 u 11 bolívares por un peso colombiano. Las casas de cambio recogen los bolívares, los llevan al banco de la República en Bogotá (el cual solo acepta los bolívares de las casas de cambio y no de personas naturales). Las casas de cambio reciben 220 pesos por cada bolívar. Luego, estos pesos son cambiados por dólares en Colombia, a un tipo de cambio de unos 2.400 pesos por dólar; seguidamente cada dólar es vendido en Venezuela a 300 bolívares (para el 15 de mayo de 2015 Dólar Today fijó la tasa de 298,33 bolívares por dólar).
La operación especulativa cambiaria con frecuencia se vincula al contrabando de extracción, pues con los bolívares recibidos se compran los productos de primera necesidad en Venezuela, que son llevados a Colombia para ser vendidos por 10 y hasta 20 veces su precio de costo.
Como puede observarse, las ganancias de los especuladores cambiarios y de los contrabandistas, a costa del pueblo venezolano, son absolutamente astronómicas.
El vaciamiento sistemático de Venezuela
Venezuela está siendo sistemáticamente “vaciada” de los productos que necesitan sus habitantes para vivir y su dinero, el bolívar, está siendo sistemáticamente debilitado. La disminución de la oferta de productos para el consumo interno (porque se los llevan), en relación a la demanda (que crece por el contrabando de extracción), presiona el aumento progresivo de los precios, impulsa un proceso inflacionario que afecta gravemente la capacidad adquisitiva de los salarios e ingresos de los trabajadores, así como su bienestar y su estado de ánimo. El salario en Venezuela ha sido envilecido por obra de los especuladores.
Es urgente parar el sangrado de la economía venezolana, porque es un proceso de estrangulamiento progresivo que puede llevar a la muerte de la revolución bolivariana y a la pérdida de la independencia nacional. Mientras el contrabando de extracción se mantenga, ni el aumento de la producción, ni tampoco el aumento de las importaciones, serán jamás suficientes por muy grandes que sean. En las actuales condiciones, entre más se produzca y/o, más se importe, y el gobierno venda a precios subsidiados, o los precios en Venezuela sean mucho menores con respecto a los países vecinos, mayor será la tendencia hacia el contrabando de extracción. Este se mantiene y se incrementa por las enormes ganancias que genera.
Mientras el contrabando de extracción genere ganancias de mil (1.000%) y hasta dos mil por ciento (2.000%) o más, porque los productos comprados en Venezuela se venden en Colombia por un precio que supera su precio de costo entre 10 y 20 veces o más, mayor será el contrabando de extracción.
El contrabando no se puede controlar o suprimir exclusivamente por medio de la represión: la historia lo demuestra.
Este fenómeno no tiene solución por la vía represiva. Esto ha sido históricamente demostrado. A modo de ejemplos:
- Durante los años 20 y 30 del siglo XX, el gobierno de Estados Unidos no fue capaz de acabar por la vía represiva, con el contrabando del whisky a pesar de haber librado una cruenta guerra contra las mafias, como la de Al Capone, en las que participaban jefes políticos y de policía; al final el gobierno tuvo que legalizar su importación, estableciendo impuestos y medidas sanitarias de control.
- A partir de los años 60 del siglo XX, el tráfico de narcóticos (marihuana, cocaína, heroína, etc.) ha sido reprimido sin resultados positivos. Estados Unidos, a pesar de tener el ejército y los organismos de represión más poderosos del mundo, es el país con la mayor cantidad de adictos y también el más corrupto. El cultivo de la marihuana fue legalizado desde hace muchos años por varios de sus Estados cuando aprendieron a cultivarla en sus grandes parques naturales, después de haber deforestado la Sierra Nevada de Santa Marta y muchos otros lugares altamente biodiversos en Colombia, sin lograr suprimir su cultivo y contrabando.
- Durante tres siglos, entre el siglo XVI y el primer cuarto del siglo XIX, el gobierno colonial español, que tenía el monopolio del comercio exterior de sus colonias, no pudo jamás liquidar el contrabando de esclavos y productos. Esto, a pesar de tener una de las flotas de guerra y uno de los ejércitos más poderosos del mundo y de aplicar la pena de muerte a los contrabandistas. Los corsarios, piratas y la corrupción de los oficiales militares y de las autoridades prevalecieron y terminaron siendo una de las principales causas del declive del poder colonial español.
Al respecto, se puede leer el libro del cubado José Luciano Franco, Comercio Clandestino de Esclavos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1966, que contiene profusión de datos y que incluye la contabilidad detallada (páginas 214 y 215) de un barco negrero. Esta refleja que la operación completa para armar un barco en 1820, que viajaba de Cuba a África, cargaba 220 esclavos negros y regresaba a La Habana duraba 4 meses. En ese caso específico, la operación tuvo un costo total de $ 48.450; la venta de los esclavos y del barco utilizado se hizo por $ 81.415, dejando una utilidad neta de $ 32.969, es decir, una utilidad de 68% sobre el capital invertido. ¡Hay que imaginar lo que hoy son capaces de hacer los contrabandistas de extracción por lograr ganancias del dos mil por ciento!
Actualmente la capacidad corruptora del contrabando de extracción es mayor que la del narcotráfico porque las ganancias que genera son mayores, mientras que las penas de cárcel por ese delito son mínimas. La mentalidad alienada, capitalista y rentista generalizadas, de ganar mucho dinero, rápido y con poco trabajo, unida a los enormes márgenes de ganancias que genera esta actividad parasitaria, -en la que participan no solo paramilitares colombianos, narcotraficantes y grandes capitalistas especuladores-, impulsa también a participar en ella a miles y miles de venezolanos, algunos de ellos trabajadores, que prefieren dedicarse a contrabandear (bachaquiar) porque ganan muchísimo más dinero que el que pueden ganar en el mismo tiempo con un empleo en el Estado, o con un trabajo productivo en la industria o en la agricultura. Hay quienes combinan el trabajo honesto con el bachaqueo. También están los corruptos que, mientras supuestamente cumplen la labor de reprimir el contrabando, lo permiten o estimulan y perciben parte de las ganancias. Solo esto explica que, a pesar de haberse fortalecido los controles en la frontera, incluso cerrando el paso en horas de la noche, los mercados de Cúcuta y otras poblaciones en Colombia, sigan abarrotadas de productos venezolanos.
Propuestas de solución
Sin dejar de aplicar en cierta medida el poder coercitivo y represivo del Estado, que requiere el drástico aumento de las penas de prisión para el delito de contrabando, hay que pensar de manera crítica y creativa, en medidas de tipo económico que desestimulen, impidan, limiten o corten de tajo, el contrabando de extracción.
Aparece como una necesidad, ingeniar e implementar una nueva forma de distribuir la parte de la renta petrolera que el gobierno bolivariano ha utilizado para subsidiar alimentos para toda la población, porque esta política ha sido deformada y aprovechada por los sectores oportunistas y parasitarios de la sociedad.
El gobierno no debería seguir subsidiando a los productos importados para ofrecerlos a precios bajos a la población, sino, permitir que estos precios se niveles con los precios internacionales (para eliminar el interés de llevárselos y venderlos en el exterior). De esta manera, presuntamente, nadie tendría interés en llevarse estos productos porque los precios existentes en Venezuela serían similares a los existentes en Colombia, Brasil o las islas del Caribe y en todo caso, las ganancias generadas por su contrabando no serían atractivas para incurrir en este delito.
Pero al mismo tiempo y en cambio, dar el subsidio en dinero directamente a las personas y familias, depositándolo en una cuenta bancaria en el Banco de Venezuela, a nombre de cada cabeza de familia, para que con este dinero compren los productos.
En este caso sería necesario un estricto control sobre el registro de las familias en el sistema y sobre la apertura y funcionamiento de las cuentas bancarias, porque como es lógico, las mafias que actúan dentro y fuera del gobierno, tratarían de penetrar y asumir el control sobre el nuevo sistema. Pero en todo caso, por difícil que parezca, sería más fácil controlar este nuevo sistema, que controlar millones de productos y miles de kilómetros de fronteras terrestres y marítimas.
Aún con los precios nivelados internacionalmente, lo cual evitaría el contrabando de extracción, sería necesario reforzar la lucha contra el acaparamiento y la especulación interna, vinculando a la lucha contra la guerra económica al pueblo organizado en Consejos Populares de Abastecimiento y Contraloría Social, tal como lo ha planteado el Presidente Maduro. Al mismo tiempo, fortalecer las penas de cárcel por estos delitos y tomar legalmente medidas radicales, tales como la expropiación inmediata y sin indemnización de los bienes de acaparadores y especuladores, incluyendo sus cuentas bancarias.
Otra medida factible, que implicaría un acuerdo binacional entre los gobiernos de la República Bolivariana de Venezuela y la República de Colombia, sería poner puntos de cambio de divisas del Banco Central de Venezuela en la frontera con Colombia, tanto al lado Venezolano como al lado Colombiano, para que hagan el cambio de bolívares por pesos para quienes tienen que ir a Colombia. Luego el Banco Central de Venezuela realizaría la operación de cambio con el Banco de la República de Colombia, a la tasa de cambio oficial.
Las anteriores son propuestas para el gobierno y el pueblo de Venezuela, que pueden tener muchas variaciones y que seguramente deben estar acompañadas de muchas medidas complementarias.