Chinos y Japoneses: No todos se parecen

Este valeroso pueblo venezolano, básicamente el de los sectores más humildes, pero el más reivindicado en la actualidad por la Revolución Bolivariana, está dando muestra de estar hecho para todas las batallas. En varios pasajes de su historia ha resistido situaciones muy difíciles tanto de carácter natural como terremotos y desastres, así como guerras en todas sus manifestaciones; de todas ellas ha salido victorioso, organizado y construyendo su propio futuro.

En la actualidad está siendo sometido al más brutal acoso político, social, cultural y emocional, expresado con mayor claridad en la guerra económica, manifestada en acaparamiento, aumentos desmedidos de los precios de los productos

y desabastecimiento programado. Asimismo lo bombardean constantemente con operaciones psicológicas y con terrorismo de calle usando los elementos paramilitares en los sectores populares.

Cada día se evidencia con mucho más claridad el formato que se está aplicando para el desarrollo del golpe de Estado continuado. No hay dudas que todo el sector del poder económico, los que siempre han vivido de la renta petrolera, de las divisas y de la expropiación de los recursos del país vienen arreciando con mucho más ferocidad el plan de estrangulamiento, para evitar se siga favoreciendo con las políticas de la revolución a los sectores más excluidos, como hasta el momento se ha venido haciendo con todas las misiones por citar un ejemplo.

Hay otras expresiones que parecen menos perceptibles, pero que arriman para la conspiración. Me referiré, aunque muy superficialmente, al problema que se genera con los servicios bancarios: largas horas sin líneas alegando problemas de plataforma, ausencia de chequeras para obligarte a comprar cheques de gerencia para optar a otras sumas que superen los cinco mil bolívares; de seis cajeros automáticos, solo están en servicios dos, aunado a que los desactivan en plena cola de espera. El plan esta clarito, que la gente drene su “arrechera”, como dijera el periquero, y salga a culpar de todos los males de la tierra al gobierno revolucionario.

Las colas y el llamado bachaqueo, lleva implícito otras connotaciones más allá de del acaparamiento, la subproducción, el engorde y la incontrolable, hasta ahora; especulación y los malestares que causa a la población. Hay un ataque profundamente político e ideológico contra la revolución y sus valores; en ello están metidos japoneses y chinos.

En este aspecto voy a hacer algunas consideraciones no solamente económicas como se ha tratado el problema hasta ahora. No es solo que le genera altas sumas de ganancias a quienes acaparan y mantienen diariamente las colas, además de alimentar la angustia y el descontento en la población consumidora. Esta nueva modalidad del capitalismo se manifiesta en aprovechar las migajas que deja el empresario comerciante, la cual convoca a un acto de inconciencia de opositores y chavistas a comprar y revender con fines de lucro, en detrimento de los de su propia clase. Aquí está la primera caracterización del bachaqueo.

Voy a insistir en que las colas y el bachaqueo tienen un alto ingrediente político ideológico. Cada vez que se ha obtenido la información por los mecanismo de redes de inteligencia, las cuales han desarrollado muy rápida y eficiente los bachacos fundilluos, amanecen las puertas de los comercios rodeados de kilométricas colas, donde chinos y japoneses pasadas las ocho de la mañana reparten unos descoloridos papelitos con borrosos números que indican que serás atendido en la tarde cuando aparezca el camión con la mercancía, pero que ese número no es garantía, por lo tanto tienes que permanecer todo el día en la cola; a claras luces se busca un impacto político inmediato; chinos y japoneses, no todos se parecen, pareciera decir el refrán.

Hay un ataque sistemático a los valores de la solidaridad, al patriotismo, al trabajo liberador no enajenante, a la cooperación, al trueque vecinal, al combate a la injusticia, que hemos contrapuesto a los valores del sistema capitalista; todos los demonios del capitalismo se volvieron a soltar juntos. Toda esa cultura que amenaza la construcción del hombre y la mujer nueva prefigurada en el socialismo, se ve manifestada en la poca importancia que le dan los bachaqueros y comerciantes a la necesidad individual o colectiva de adquirir los productos necesarios para el sustento familiar; lo que importa es la aventura por la riqueza fácil e inmediata que pueda generar el bachaqueo.

Existe sin lugar a dudas una conspiración que apunta hacia un golpe de estado y un acumulado de situaciones que favorece los planes de los enemigos del gobierno. Lo más grave, es que se ha dejado correr mucha agua debajo del puente y se ha adoptado la pose del avestruz, o el volteo de la mirada para un lado frente al problema, esperando el momento oportuno para el diseño de políticas que derroten esta nueva intentona. Mientras se está en ese estado de análisis, chequeo, rechequeo de los focos de la conspiración y hasta asomos de indiferencia, se propicia entonces el clima de ausencia de liderazgo de la revolución, se permite que organice y estructure una fuerza en el interior de cada cola, que pudiera ser manipulada con otras intenciones más allá de las que ahora han ocultado.

Aun así, en los momentos más difíciles de nuestra revolución, este valeroso pueblo que se asumió chavista, tiene fuerza organizada para revertir los actuales embates en su contra; solo que hay que sacar todas las experiencias de luchas anteriores, meterlas en este contexto y seguir profundizando su esperanza, que nos permita llegar al punto de no retorno al pasado de desastres que derrotó Hugo Chávez.

Ante esta arremetida del imperio y sus lacayos, el Movimiento Pedagógico Revolucionario Comunitario, además de repudiar el golpe de estado en cualquier forma que se presente, también incorpora a otras propuestas de organizaciones revolucionarias, la imperante necesidad de exhortar al gobierno local, regional y nacional a desarrollar una profunda campaña informativa- formativa para el uso de todos los instrumentos legales que les son favorables para combatir la guerra económica; igualmente es la hora de usar todas las fuerzas organizadas que se ha obtenido como proceso de construcción de esa orgánica que no esta expresada en el PSUV, tales como: comunas, comités, partidos políticos, consejos comunales, organizaciones ecologistas y culturales entre otras formas organizadas que han apoyado al proceso revolucionario y que saben que la fuerza de ello está en el poder real que emana del poder popular.

 



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Bartolo Hernández


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