En el anterior artículo fundamentamos nuestra denuncia contra el Ministro Carlos Osorio. En éste haremos algunas propuestas para enfrentar la crisis económica. También agregaremos algunas implicaciones de nuestra denuncia en cuanto a su alcance sobre los problemas del desabastecimiento y la inflación. Estas ideas las intentaremos exponer de la manera más ordenada posible. Son demasiados temas a los cuales hay que hacer referencia y se requiere una gran capacidad de cohesión y de síntesis que no es fácil de lograr. Haremos el intento que seguramente sólo lograremos muy parcialmente (si acaso).
Parámetros y realidades a considerar:
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El orden económico mundial. Es necesario entender el mundo en el cual vivimos. La capacidad de acción intervencionista de los organismos multinacionales financieros, de las grandes transnacionales, al igual que el poderío económico, político y militar de los grandes países industrializados, conjuntamente con el trabajo de sus maquinarias ideológicas, son realidades que impactan negativamente sobre nuestras economías y que tenemos que conocer.
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La globalización. Nos guste o no la "globalización capitalista" es una realidad. Como ejemplo, es necesario saber que el 60% de la agricultura argentina y el 40% de la agricultura brasileña son controladas por transnacionales. Y con relación a esto, también como ejemplo, es necesario saber que para comprar soya argentina muchas veces hay que llamar a USA. Hay muchísimos otros ejemplos que se pudieran dar… Es otra realidad que, en este caso, debemos conocer para poder enfrentarla.
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Las transnacionales. Otro ejemplo, menos general, más puntual. Detrás de la cooperativa argentina lechera SANCOR está la transnacional neozelandesa FONTERRA, y detrás de FONTERRA está la transnacional suiza NESTLE. Cuando el gobierno del Presidente Chávez le prestó US$ 140 millones a SANCOR le estaba prestando indirectamente a las dos transnacionales. Estamos seguros que el Presidente Chávez desconocía este hecho… Otra realidad.
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La tecnología de punta. Muchas empresas nacionales que el gobierno ha comprado o expropiado, eran empresas obsoletas tecnológicamente. Se les hizo un inmenso favor a sus propietarios y un muy mal servicio a los trabajadores a los cuales se les entregó "estos huesos". Cualquier proyecto de desarrollo económico requiere "montarse" en "tecnología de punta". Otra realidad…
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El ser humano. Es el factor fundamental de cualquier desarrollo económico. No es el dinero o el financiamiento, tampoco la tecnología o la tierra. No se puede hacer, de la noche a la mañana, de cualquier persona, un agricultor o un industrial. Por esa razón, entre otras, las Empresas de Producción Socialistas, Fundos Zamoranos, etc. han fracasado. Se decretaron, sin formar previamente al ser humano. Otra realidad…
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El conocimiento y el trabajo. En economía no se puede subestimar el "conocimiento" y el "trabajo". Los mismos trabajadores de empresas como Lácteos Los Andes o Industrias Diana se han quejado que les han impuesto "burócratas", sin ninguna capacidad gerencial o técnica. Estos "burócratas" terminan dedicándose a "hacer negocios" y descapitalizan a las empresas. Esto sucede también con las empresas básicas de la CVG donde las interesantes propuestas del "Plan Guayana Socialista" y el "Control Obrero" fueron desvirtuadas. Otra realidad…
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La planificación. Es indispensable diseñar planes sectoriales de desarrollo productivo, hacerle seguimiento y medir sus resultados. En este sentido, es necesario tener estadísticas de producción y productividad (totalmente inexistentes en el país), proyecciones a mediano y largo plazo, control de calidad (totalmente inexistente en el país), etc. Otra realidad…
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La burocracia estadal. En los proyectos socio-productivos, de las Comunas o de los Consejos Comunales se asfixia a las comunidades, se les imponen proyecto, se les "tutela" desde los entes burocráticos y no se les deja crecer. Otra realidad…
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El dogmatismo. En la construcción del modelo socialista, el tema de la propiedad de los medios de producción es un elemento central e ineludible. Eso involucra conceptos como la plusvalía, la explotación del hombre por el hombre, la alienación del individuo, etc. Ese camino hay que transitarlo y tenerlo en perspectiva, pero no se le puede asumir de manera dogmática sin tomar en cuenta, y reconocer y entender, TODAS las REALIDADES a las cuales hemos hecho referencia…
El gobierno del Presidente Chávez, en sus inicios, tomó muchas decisiones importantes para el desarrollo económico del país y para la transformación del modelo petrolero – rentista:
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Estableció una "hoja de ruta" importante dándole rango constitucional al sistema socioeconómico que debía construirse. Un cuerpo de artículos interesantes, artículos 299 a 310, que, entre otras cosas, planteaba "agregarle valor nacional", a nuestras materias primas. Una vía indispensable para generar prosperidad económica, en cualquier país del mundo.
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Estableció un cuerpo de leyes importantes, como la Ley de Hidrocarburos, de Tierras, de Pesca, etc.
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Acabó con el ALCA y cambió el sentido de la integración regional, pasando de los acuerdos de índole meramente económicos, por acuerdos más integrales, políticos, económicos y sociales, bajo conceptos nuevos, y humanos, como la solidaridad, la cooperación y la complementación. Se crearon los espacios de integración del ALBA, UNASUR, CELAC, etc.
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Recuperó a la OPEP, lo cual permitió el fortalecimiento de los precios del petróleo. Estos recursos eran indispensables para saldar la inmensa deuda social heredada; es decir, para financiar los importantísimos programas sociales, bajo el novedoso concepto de las Misiones que rompía con la anquilosada estructura burocrática tradicional.
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Recuperó PDVSA para el país (sólo recordemos a Luis Giusti, Presidente de PDVSA y la "estafa nacional" sobre la llamada Faja Bituminosa del Orinoco, sobre los contratos de los Convenios Operativos, etc.) y, consecuentemente, recuperó la soberanía sobre nuestros recursos naturales (aumentos en los porcentajes de regalías, ISLR, etc.)
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Eliminó los privilegios de los grupos económicos que solían, en la IV República, nombrar los ministros de economía (sólo recordemos a Pedro Tinoco en el BCV).
Un lado de luz, otro de sombra. Supimos concebir conceptualmente las grandes ideas "macro" de un desarrollo económico, no supimos realizarlas o materializarlas en la práctica. En otras palabras, fundamentalmente enfrentamos, con cierto éxito, el "orden económico mundial" y, muy parcialmente, la "burocracia estadal".
Desconocimos, o no supimos enfrentar, las demás "realidades" arriba mencionadas. Olvidamos el factor del "ser humano" en la economía, despreciamos el "conocimiento" y menospreciamos el "trabajo". No planificamos.
Actuamos con dogmatismo. Venezuela, históricamente, ha tenido una burguesía mayoritariamente "parasitaria", más interesada en vivir a costa del Estado y de extraer, sin mayores esfuerzos, la mayor parte de la renta petrolera. Si bien esto es cierto, tampoco podemos "meter a todo el empresariado en el mismo saco". Una visión integral y total, no excluyente, de la vida y del ser humano es propia del marxismo y es contraria a todo dogmatismo.
El país necesita un programa de estabilización macroeconómica que contemple, cuando menos:
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Racionalizar el precio de la gasolina y los demás combustibles.
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Ajustar el precio del dólar. Manteniendo el "control de cambio".
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Sustituir los "subsidios indirectos" que significan un dólar a precios irreales, con "subsidios directos".
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Controlar la monetización del déficit fiscal que impacta sobre los niveles de la inflación.
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Ejercer la autoridad en materia económica.
El gobierno, y el país en su conjunto, deben entender que un precio tan bajo e irreal del tipo de cambio, genera "incentivos" para los ilícitos económicos, totalmente imposibles de controlar y que son las causas reales directas de la fuga de capitales, del contrabando de extracción, del bachaqueo e incluso, indirectamente, de la propia especulación. Deben entender que estos "incentivos", producto del tipo de cambio, sólo facilitan cualquier conspiración que pudiera estar dándose interna o externamente. Igualmente, deben entender que no es con leyes inoperantes, anunciadas de manera ruidosa y con una retórica altisonante, sino con el ejercicio sereno de la autoridad que se puede re-ordenar nuestra economía.
El ejercicio sereno de la autoridad supone:
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Enfrentar la corrupción. Hacer cambios estructurales en ministerios como el MINPPAL y todos sus organismos adscritos, donde la corrupción ha penetrado "hasta los tuétanos". Y, obviamente, no sólo en el MINPPAL… De los US$ 40.000 millones al año que se asignan en importaciones totales de bienes y servicios, no es irreal pensar que unos US$ 15.000 millones no llegan a su destino final (comercio, industria, etc.) y se pierden en sobre facturación de precios, sub valoración de las cantidades o volúmenes importados, desvío de productos importados (tanto por el gobierno, como por el sector privado), fuga de capitales y otros ilícitos. De ese total, el monto de las importaciones de alimentos debe estar en el orden de los US$ 8.000 millones y si una parte sustancial se "desvía" por los ilícitos antes mencionados, encontraremos buena parte de la respuesta al desabastecimiento (no llegan a los anaqueles) y de la inflación (menos oferta con una demanda dispuesta a pagar precios elevados), y también, por ende, de la especulación.
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Valorar el conocimiento y el trabajo, al igual que la formación política de los funcionarios. Un proceso revolucionario no requiere de tecnócratas pero sí de personas que tengan la posibilidad de asesorarse en materia técnica, sin perder el horizonte político e ideológico.
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No desconocer las realidades de la globalización, ni obviar sus consecuencias innegables.
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Invertir en tecnología de punta y en investigación científica.
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Ver los proyectos económicos y el desarrollo de los diversos sectores de la economía de una manera integral, y a mediano y largo plazo, potenciando aquellos sectores donde tenemos ventajas comparativas.
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Darle poder al pueblo, dejándolo de tutelar por "burócratas", dejándolo "equivocarse" si es el caso, no imponiéndole proyectos socioproductivos… En fin, dejándolo crecer y madurar por su propia cuenta, como camino para desarrollar el "ser humano" que requiere la economía.
En los años en los que Luís Miquilena era la persona de mayor confianza del Presidente Chávez se incubaron – consideramos nosotros – los mayores vicios políticos y económicos, de los cuales hoy sufrimos las consecuencias. En política, se privilegió la participación de "mercenarios", en detrimento de personas con valores y principios, y con mayor preparación. En la economía, Miquilena propició la conformación de nuevos grupos económicos que sólo reemplazaron a los anteriores. Mientras, "arriba" el Presidente Chávez tomaba grandes decisiones de concepción económica, "abajo" sordamente se incubaba la "política pequeña" y los "vicios"…
¡Rescatemos la dimensión moral de la política!
¡Rescatemos la dignidad!