La soberanía en la producción agrícola es en cualquier circunstancia, fundamental en el desarrollo y estabilidad política de los países, muy dependiente en los tiempos modernos de la agilidad y fortaleza de las instituciones de investigación para enfrentar con éxito los requerimientos de innovaciones tecnológicas, que demandan los procesos productivos agrícolas.
La oportunidad de estas reflexiones, en el momento actual, tiene como contexto el crecimiento de la demanda de alimentos en el mundo y la oferta limitada, agravada por las migraciones por conflictos en regiones y países, unido al cambio climático; con proyecciones de agravamiento, si las soluciones a la conflictividad y la xenofobia generada por migraciones forzadas, no se resuelve con celeridad; un detonante asociado al permanente aumento poblacional y las restricciones en los recursos naturales para ampliar las áreas de producción agrícola. Situación que alerta sobre los requerimientos de desarrollo tecnológico, para el mejoramiento de la productividad agrícola y el uso eficiente de las tierras donde se produce.
Sobre estos escenarios vale mencionar hechos como la intensificación de la Agricultura Urbana en los Países Europeos, donde además de la tradición y la cultura, está implícita la preocupación por el agotamiento de las áreas internas para la producción de alimentos y los conflictos de los continentes vecinos, que los involucran o pueden involucrarlos. Otro hecho importante es el agotamiento de la disponibilidad de tierras y agua para el cultivo del arroz en el Continente Asiático, proyectado para el 2025, el mayor productor y consumidor de este cereal en el mundo que supera los 100 kilogramos por persona al año con un creciente poblacional o vegetativo que puede explosionar la demanda por dicho producto, dentro de diez años.
En relación a la Agricultura Urbana cuyos principios están siendo promovidos por la FAO (Organismo Internacional para la Alimentación), hay que tener presente que las condiciones entre ciudades y países son muy variadas en cultura, disponibilidad y competencia por el agua consumo humano, la electricidad para su bombeo y hacerla disponible a la población. En Europa dichas restricciones no son críticas; no así para otros países, particularmente en la Venezuela de hoy, donde por efecto climático, las represas de almacenamiento de agua, tanto para consumo humano como para la generación de energía, es muy crítico y su recuperación puede requerir de varios periodos lluviosos; en artículo sobre “La Producción Agroalimentaria y el Ministerio de Agricultura Urbana” hicimos referencia a este tema.
El caso de arroz, al comienzo del presente siglo, cuando ya se concia el potencial escenario asiático, para la producción; se diseña un plan integral para el fomento del cultivo, sobre la base del mejoramiento de la competitividad para aprovechar las ventajas comparativas del país en este rubro. Escenario que prioriza el fortalecimiento de la investigación y formación de cuadros técnicos, para la obtención de materiales genéticos de gran adaptabilidad y elevado rendimiento en campo y molinería o trilla para el consumo, unido a mejoramiento de prácticas agronómicas para el ahorro de agua de riego y disminución de costos energéticos, con metas de rendimiento en finca que superen las 5 TM/ha, el incremento del consumo interno a nivel de los estandartes latinoamericanos por encima de los 28 Kg/persona/año y ampliar la superficie de siembra para generar excedentes exportables a países latinoamericanos y del caribe y complementar el 20 % de la producción que ya se exportaba hacia Colombia desde la década del 90.
Programación promovida por el Ministerio de Agricultura y Cría a través de los denominados rubros banderas, con el soporte del Ministerio de Ciencia y Tecnología, para la investigación apoyado en el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas-INIA, en interacción con Universidades, Fundaciones y otras ONG’s, particularmente FUNDARROZ, Asociaciones de Agricultores y de Productores de Semilla y otras, para abordar los principales problemas tecnológicos que afectaban a la cadena productiva, mediante agendas de investigación de participación interinstitucional abierta .
Ejemplo de visión y acompañamiento con políticas agrícolas favorable, eficiente en logros y soluciones a los problemas planteados en el escenario inicial, que lamentablemente empieza a decaer a partir de la transferencia del INIA al Ministerio de Agricultura y Tierra, bajo orientaciones que limitan los recursos, para la investigación, el mantenimiento de laboratorios e infraestructuras de conservación de semillas en este y otros rubros agrícolas, el relacionamiento interinstitucional y la formación de talentos de investigación; con la expresión más crítica de este desatino político entre el 2012 y 2014, cuando se afecta gravemente el Plan Nacional de Semilla con Agricultores Cooperadores, cuyos efectos negativos se manifiestan en la importación de semillas y de granos para consumo, después de iniciar con éxito la exportación estos productos
Realidad que se trató de recuperar en la programación del 2015, con recursos del Plan Zamora-Investigación, con proyectos de genética, manejo de cultivares y el fortalecimiento o recuperación de laboratorios y plantas de almacenaje, bajo el principio de la reinserción de la generación de conocimientos e innovaciones tecnológicas, con los servicios especializados prestados al sector productivo; situación válida e igualmente correspondiente para otros rubros de la agricultura venezolana
Conjunto de reflexiones que esperamos puedan llegar a los Ministros de Producción y Tierra y de Ciencia Tecnología e Innovación, con la sugerencia de revisar la situación de las instituciones de investigación agrícola, en relación a los desvíos de su misión y organización y los requerimientos para su operatividad; particularmente del INIA, que por su presencia en las diversas condiciones agroecológicas donde se practica la agricultura, sus laboratorios especializados, la experticia y formación del personal de investigación y su histórico aporte a la agricultura nacional, es garantía de resultados demandados en momento críticos como el actual.
Los cambios en programación y la desarticulación del andamiaje de investigación, infraestructura adecuada y servicios de calidad para el mejoramiento de la producción, tiene costos políticos muy altos por la pérdida de soberanía en la producción y por la angustia de la población en la consecución de productos para la dieta.
Dispuesto al intercambio de opiniones o reflexiones por el correo antoniojsanchezs1@gmail.com
Referencias profesionales: Ingeniero Agrónomo, Investigador Jubilado del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícola (INIA), con experticia en Evaluación de tierras y Zonificación Agroecológica, e incursiones en planes y políticas para el desarrollo agrícola y la conservación de los recursos naturales, con gestiones en el Gobierno Revolucionario, donde destacan: Miembro Principal de la Comisión de Enlace del Ministerio de Agricultura en la transición hacia el Nuevo Gobierno 1.999; Coordinador de los Proyectos Banderas en rubros estratégicos para el relanzamiento de la Agricultura 1.999-2001, Consultor del Programa Nacional de Lucha contra la Desertificación y la Sequía del Ministerio del Ambiente 2002-2003, Asesor del proyecto de Desarrollo Sustentable para la Cuenca del río Guárico dentro del enfoque ecosistémico para los Llanos 2004; Asesor de Programas para la Pequeña Producción 2005 en adelante y el apoyo a la programación de investigación, en interacción con planes agrícolas del Ministerio de Agricultura; destacando la coordinación de equipos de trabajo por rubros, para dar soporte al planes de siembra y de zonificación agrícola 2015; la participación y relatoría en la elaboración de una propuesta sobre “Aproximación Agroecológica para un Nuevo Modelo de Producción Agrícola en Venezuela” en proceso de edición para su publicación