El martes 14 de junio del 2016 Cumaná vivió un día de esos que no deberían repetirse. Desde temprano se levantaba la rutina diaria del recorrido colectivo en busca de alimentos regulados. El trayecto contempla: los supermercados, Mercales, Bicentenarios, Pdval, bodegas comunitarias, Mercado Municipal y cualquier otro sitio que se expenda los productos solicitados. Un rumor empezó a masificarse (mediados de la mañana) “están saqueando en el Mercadito de Brasil y también en la Llanada” (estas son 2 comunidades con una alta población en la parroquia Altagracia, del municipio Sucre, estado Sucre).
En tan solo horas, del rumor se pasó a reportes de incidencias desde diversos sitios, que relataban como un grupo de motorizados y una multitud causaban destrozos de varios establecimientos comerciales, entre ellos: panaderías, “Chinos”, Ópticas, ferreterías, licorerías, tiendas de ropa y galpones. Esta acción vandálica generó zozobra, angustia y temor en la población, pero al mismo tiempo dispuso que en varias comunidades sus habitantes salieran en protección y defensa de establecimientos comerciales tanto públicos como privados (evitando los robos), levantándose a mediados de la tarde un rechazo generalizado de la mayoría de la población Cumanesa a esta acción planificada desde los sectores violentos de la oposición y grupos delictivos.
Este lamentable hecho deja en evidencia algunas verdades: 1) El Pueblo empieza a desesperarse por la falta de alimentos. 2) hay sectores interesados en generar caos y promueven la violencia como acción política. 3) la respuesta del gobierno bolivariano ante el desabastecimiento y la especulación no satisface aún la mayoría de las necesidades. 4) Los planes de contingencia para abordar estos escenarios deben ser de respuesta más inmediata para evitar que se propaguen como pólvora. 5) existe conciencia en la mayoría de la población de rechazar la violencia y proteger la convivencia pacífica.
LA GUERRA ECONÓMICA: MITO O REALIDAD.
Desde las Fuerzas Revolucionarias se ha identificado el conjunto de las circunstancias que constituyen la creciente ausencia de productos comunes en Venezuela, como “Guerra Económica”. Esto en función de los múltiples ataques dirigidos contra la revolución bolivariana y que impacta directamente en la población (particularmente en los sectores más populares) ubicando al imperialismo norteamericano y la oposición venezolana como principales rectores de esta agenda antidemocrática y desestabilizadora.
Desde que asumió la presidencia el camarada Nicolás Maduro ha precisado algunos elementos que refuerzan la Tesis de la Guerra Económica, no ha sido fácil enfrentar esta ofensiva brutal que se ha desatado desde los centros de mandos conspirativos de la derecha nacional e internacional, entre las acciones desarrolladas se encuentran: contrabando de extracción, simplificación de la producción, ataque a la moneda con el Dólar paralelo, y la creación de un mercado forzado con los Bachaqueros.
Esto ha traído como consecuencia un evidente desabastecimiento en los anaqueles, ocasionando la aglomeración de largas colas frente a los establecimientos comerciales y mercados comunales para conseguir los productos a “precio justo”. Y por otra parte ha degenerado en una ola inflacionaria producto de la usura, el acaparamiento y la especulación que colocan los productos a precios impagables en ese otro mercado irregular e ilegal surtido desde el bachaquerismo.
Sin embargo, es necesario resaltar que la denominada Guerra Económica siempre ha estado presente desde que asumió el Gobierno la revolución bolivariana con el Comandante Hugo Chávez. La diferencia, es que nunca se hizo tan evidente como en los actuales momentos, y eso también tiene su explicación.
Si partimos del hecho, de que el objetivo de la burguesía mundial es frenar cualquier intento de ensayo socialista, entonces es lógico pensar que en Venezuela nunca la oposición ha dejado (ni dejará) de atacar al gobierno bolivariano. En esta etapa la arremetida de la derecha en el campo económico ha encontrado una vulnerabilidad en contra de la gestión del presidente Maduro: El desplome del precio del barril de petróleo (una brusca disminución del 60%).
Frente a esta debilidad que no permite reaccionar con las acostumbradas importaciones para cubrir la escasez de determinados productos (recordemos los desabastecimientos programados que ejecutaba la oposición en vísperas de elecciones y que tenían por nombre “rubros mata votos”) crece y se acentúa una crisis económica que afecta la cotidianidad venezolana, rompiendo los patrones de consumo de alimentos y la posibilidad de acceder a la compra de artículos de bienes y servicios. En síntesis: Se percibe una desmejora en las condiciones de vida de la población y a menos que se derrote la Guerra Económica la misma se puede llevar todo los logros alcanzados por la revolución.
Hay quienes no se explican porque aún no ha habido un estallido social en Venezuela (como ocurrió el 27 y 28 de febrero de 1989), ese es uno de los “deseos” de la MUD, pero para el Pueblo son situaciones distintas, y en ese sentido se ubican 2 consideraciones fundamentales que disipan las dudas del porque no se ha producido el “estallido” que anhela y promueve la oposición: 1) un sector mayoritario de la población si cree en la Guerra Económica y precisa allí los factores que han incidido en la difícil condiciones que estamos atravesando. (Por eso no sale a la calle para “tumbar” el gobierno sino que al contrario le dan un voto de confianza al presidente Maduro para que supere la situación económica), 2) existe otro sector que le exige al Gobierno Nacional como principal protector del Pueblo que haga lo que sea necesario por derrotar la guerra Económica (se reconoce que el presidente Maduro no es el responsable de generar la crisis, pero si, con la responsabilidad de vencerla)
EL PAPEL DE LOS CLAP
Primeramente quisiera reconocer el valiente trabajo como vanguardia de la revolución bolivariana que realizan los dirigentes al frente de los Consejos Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) tanto los del: Frente Francisco de Miranda, Unamujer, Consejos Comunales, UBCH y los responsables de calles, veredas, avenidas, edificios, etc.
Ante la escasez de alimentos y los altos precios de los que se consiguen en el mercado bachaquero, son los integrantes de los CLAP los que reciben a diario los reclamos ¿Cuándo viene la bolsa de comida? ¿Ya le han dado a otros y a nosotros cuándo? ¿Las bolsas de los otros CLAP les llegaron resueltas, porque a nosotros sólo nos vino esto?...es decir, los primeros en recibir la “presión” popular son estos camaradas.
Lo difícil no es escuchar los reclamos justificados de los vecinos, porque en primer lugar, hay que reconocer que la falta de alimentos para acceder de manera regular está llegando a niveles de desesperación por conseguirlos, trayendo como consecuencia el reconocimiento de que en algunos sectores hay hambre. Entonces, lo difícil para los CLAP es NO dar una respuesta precisa sobre la fecha de entrega y contenido de la bolsa. Por lo tanto es necesario que desde los Estados Mayor para la alimentación (Regional y Municipales) se elaboren cronogramas mensuales y se hagan públicos con amplia difusión mediática. Así se evitarían trancas de calles, carreteras y comunidades por falta de información sobre la atención alimentaria de las mismas.
También es conveniente precisar, que los CLAP no surgen solamente para “repartir las bolsas de comidas”, esa es una de sus funciones dentro de las actividades de abastecimiento a las familias en su territorio.
Como también lo es crear conciencia en la población y buscar alternativas de alimentación para sustituir los consumos tradicionales (aquí debe haber más apoyo gubernamental, por ejemplo; las respuestas alimenticias que ha encontrado el pueblo con las verduras, hortalizas, masas de maíz, el papelón o panelas entre otros, se encarecen día a día sin que nadie detenga la ola inflacionaria)
Los CLAP deben detectar las potencialidades productivas en su sector y desarrollarlas, contribuyendo de esta forma a tener porcentajes de autoabastecimiento. Teniendo siempre presente que esta es una coyuntura de emergencia nacional y que la estabilidad de la producción y el abastecimiento viene acompañada desde los planes trazados por el presidente Nicolás Maduro pasando por la expectativa de los 6 meses dados desde el Consejo nacional de Economía Productiva y los Motores de Desarrollo.
Por último, no podemos obviar que los más interesados en que el Pueblo pase hambre no es precisamente el Gobierno Bolivariano (como lo promueven desmedidamente desde la MUD), sino es justamente los factores de la oposición los más beneficiados en que no mejore la situación económica para sacarles provecho político en las futuras escenarios electorales. Ellos apuestan al descontento popular ante la escasez y que la respuesta electoral de seguir la crisis económica seria “castigar con el voto” al Gobierno.
Por eso si se afirma que estamos bajo la ofensiva de una Guerra Económica promovida desde la derecha es oportuno la célebre frase del procer José Félix Ribas “no podemos optar entre vencer o morir, es necesario vencer” y entonces diremos como Chávez ¡Venceremos!
“Con el Poder del Pueblo, construimos el Socialismo”