Manual de mentiras de Alfredo Serrano, Pasqualina Curcio y otros economistas panfletarios

No se le hace un favor al país, ni al proceso revolucionario, intentando justificar la desacertada política económica del gobierno. El gobierno debe rectificar…

El Presidente Maduro, en fecha 13 de noviembre de 2016 señaló: “La única obsesión que tengo es la recuperación económica de Venezuela, todo lo demás lo dejo a un lado”. Dos días antes el Gobierno Nacional había consignado un documento, ante la Mesa de Diálogo, donde también destacaban el tema económico. En cuanto a la oposición, representada por la MUD, en estas negociaciones, es poco lo que han propuesto en esta materia. Más allá de la petición de permitir el ingreso al país de alimentos y medicinas como ayuda internacional, la oposición ha centrado sus planteamientos en el ámbito político electoral. Nosotros consideramos que el tema económico es el tema fundamental en cuanto a su impacto, en la vida diaria, del pueblo trabajador.

De lograrse “la recuperación económica de Venezuela”, coincidimos con el Presidente Maduro, “todo lo demás pudiera dejarse a un lado”. Pudiera incluso pensarse en la culminación del período presidencial, a principios del 2019, mientras que sin dicha recuperación pareciera necesario un cambio de gobierno, por vía electoral, mediante un acuerdo negociado. El gobierno no puede seguir postergando una rectificación. Los signos de deterioro en la calidad de vida del pueblo son más que evidentes. Negarlo es irresponsable. Hay otros temas de consideración, en la mesa de diálogo, pero son temas puntuales donde pueden lograrse acuerdos con cierta facilidad. Nos referimos particularmente a la repetición de las elecciones en Amazonas y la elección de dos de los rectores del C.N.E., temas controversiales que parecen en vía de acuerdos. Más complejo es el tema de las “personas detenidas” – de un lado se les llama “presos políticos”, del otro “políticos presos” – ya que es un tema sensible políticamente pero donde no pareciera imposible llegar a un entendimiento.

El tema económico es el tema medular. No debería haber duda de ello. Se requiere, en primera instancia, recuperar el poder adquisitivo del trabajador, lograr frenar la inflación y enfrentar los grandes desequilibrios macroeconómicos. El gobierno hace referencia, en el documento antes mencionado, como factores determinantes de la crisis, a la “guerra económica” y al “bloqueo económico, financiero y comercial contra Venezuela”. Nosotros decimos, por el contrario, que el Gobierno confunde “causas” con “consecuencias”. Lo que se señala como “ataque feroz a nuestra moneda a través de páginas de internet” (por ejemplo, la de “Dólar Today”), el “contrabando de extracción”, el “acaparamiento de los productos de la cesta básica” e, incluso, uno podría agregarle, el tema del bachaqueo (no mencionado en el documento) son consecuencias, no causas, de una equivocada política económica. Igualmente el tema del “riesgo país” y la mala valoración que las “calificadoras de riesgo” le otorgan al país, a pesar del pago puntual de la deuda, no pueden calificarse, de manera absoluta, como parte de un “cerco financiero y monetario” contra Venezuela y su gobierno, son consecuencias, resumiendo por ahora lo que desarrollaremos más adelante, de la ausencia de políticas económicas y del deterioro continuado de nuestra economía. Veamos por qué.

El aumento excesivo de la tasa de cambio que refleja “Dólar Today” (sin lugar a dudas, un marcador poco transparente) tiene un componente especulativo evidente pero no es su elemento central, sino es consecuencia de otros elementos que son de la única y exclusiva responsabilidad del gobierno: 1) Mantener, durante años, una moneda inmensamente sobrevalorada, actualmente a Bs. 10 por dólar; 2) No atreverse, en su debido momento, a devaluar el tipo de cambio a unos niveles razonables, fijados técnicamente; que es lo que la propuesta de UNASUR, ignorada por el Gobierno, califica como “una sincerización cambiaria”; 3) No buscar reducir el déficit fiscal que en los últimos 3 años está por encima del 20% del PIB, y que ha sido financiado con la emisión inorgánica de dinero; es decir, ha sido cubierto con la creación masiva de dinero, por parte del BCV, sin respaldo en la producción.

De ello se deriva tanto el aumento de la tasa de cambio paralelo, como el aumento de la inflación, y a todo esto se suma una oferta restringida de divisas, ya no responsabilidad del gobierno, sino de la caída en los precios del petróleo y de la consecuente merma de los ingresos del país, e, igualmente, una caída estrepitosa de la oferta de bienes y servicios. Otro elemento, que pudiéramos calificar de “coyuntural”, ha generado adicionalmente una presión, muy fuerte, sobre la tasa cambiaria del mercado paralelo, y la ha disparado, en los últimos dos meses, de Bs. 1000 a más de Bs. 4000 por dólar. Esto también es consecuencia de la falta de coherencia económica. Nos referimos a la autorización, dada por el gobierno nacional – por cierto, sin anuncio oficial alguno - a un grupo de empresarios privados, para la importación de productos prioritarios con "divisas propias". En el corto plazo, se ha visto, en los anaqueles, una mayor oferta de productos, aunque no se previó el evidente, y más que obvio, efecto a mediano plazo. Los empresarios que invirtieron sus "dólares propios", y que luego pusieron en venta en "bolívares" los "productos importados" (por cierto a precios altísimos con relación a los precios internacionales, pero bastante más bajos que los precios de los bachaqueros), se llenaron de "bolívares". Y ¿qué hicieron luego? Fueron al mercado negro o paralelo a comprar dólares para continuar con el ciclo de compra en dólares y venta en bolívares. ¿Consecuencia previsible? ¡Se disparó el dólar paralelo por la presión de compra ocasionada y eso es aprovechado, al mismo tiempo, para especular con la tasa de cambio!

La inflación tiene dos componentes fundamentales: la contracción en la oferta de bienes y servicios, y la brutal y desmedida emisión inorgánica de dinero. Indudablemente a esto se le suma el aumento desproporcionado de la tasa de cambio del mercado paralelo (Dólar Today, Dólar Cúcuta o Dólar Instagram), que termina siendo una tasa de referencia para la fijación de los precios de los bienes y servicios. Sin embargo, como hemos señalado, más allá de que exista un componente especulativo en el manejo de dichas tasas referenciales, el crecimiento inflacionario es consecuencia de las desacertadas decisiones económicas por parte del gobierno. Es pertinente, reseñar con relación a este punto, las muy atinadas observaciones del economista, de ideología comunista, Manuel Sutherland, cuando señala lo siguiente: "Echarle la culpa de la altísima inflación a una página web y a unas casas de cambio de frontera es una de las ideas más ridículas que he leído en mi vida". ¡Sin duda al

El contrabando de extracción no requiere de extensos comentarios. Por supuesto existen mafias involucradas en ello, pero el “incentivo” mayor es el inmenso diferencial cambiario entre la tasa oficial a Bs. 10 por dólar y la tasa cambiaria, inmensamente superior, del dólar paralelo (más de Bs. 4000 por dólar). Lo mismo ocurre con el tema de los bachaqueros. Cualquiera de ellos puede estar conscientes que lo que está haciendo no es correcto pero el “incentivo” es muy grande cuando ven la posibilidad de obtener ganancias fáciles y rápidas vendiendo productos de consumo masivo escasos. Una vez más, estos fenómenos son consecuencia de mantener una tasa de cambio irracionalmente sobrevaluada.

Ninguna política de oferta o de estímulo a la producción, nos referimos a los “15 motores productivos”, puede desarrollarse o tener éxito en el marco de los inmensos desequilibrios macroeconómicos que existen en nuestra economía, ni en ausencia de un marco legal e institucional propicio para la inversión y, en general, con el desorden e improvisación existentes. Por eso decimos que más que una verdadera política de desarrollo económico productivo, los “15 motores” son, más bien, un listado de aspiraciones, de realización muy dudosa, sino casi imposible, a menos que previamente se tomen otras decisiones en materia económica.

En este sentido, haciendo válidas las declaraciones del Presidente Maduro, de centrarnos en el tema económico, es indispensable establecer una política fiscal, monetaria, cambiaria y de oferta productiva que hoy no existe. Este es el punto de partida indispensable. Luego será necesario conseguir nuevas fuentes de financiamiento y, eventualmente, refinanciar los compromisos del servicio de la pesada deuda pública. Y, poco a poco, más adelante, el país, en su conjunto, debe pensar cómo superar el rentismo, característica de nuestro desarrollo económico, rémora fatídica e histórica, que, pareciera, no somos capaces de superar. Es de hacer notar que más allá de las grandes conceptualizaciones macroeconómicas, la economía debe realizarse en el ámbito de lo micro, y el diálogo, la discusión, el entendimiento nacional y el ejercicio ético de la autoridad tienen mucho que ver en ello.

Finalmente, otro tema planteado en el documento consignado por el Gobierno Nacional, ante la Mesa de Diálogo es la baja calificación que las calificadoras de riesgo le otorgan al país, a pesar del pago puntual del servicio de la deuda. Más allá de una eventual y de cierto nivel de intencionalidad por parte de las grandes corporaciones financieras y de estas empresas que están subordinadas a las anteriores, la baja calificación se debe, en su esencia, al inmenso desorden económico del país, a la ausencia de políticas para controlar los desequilibrios macroeconómicos, a la merma de nuestros ingresos petroleros, a la altísima inflación (quizás la más alta del mundo) e, igualmente, a la falta de transparencia en la publicación de los estados financieros del país, por parte del BCV. En cualquier caso, tenemos que decir, si la intencionalidad es evidente, el desorden lo es mucho más.

Debemos señalar que lo expuesto hasta ahora no son los únicos elementos a considerar. El tema económico es múltiple y complejo, es una hidra de mil cabezas difícil de enfrentar. Cualquier cuerpo de propuestas que se proponga será siempre parcial y el elemento humano tanto en la conceptualización, como en la realización económica es fundamental. La misma política económica puede dar resultados distintos según la calidad de su realización o implementación. Otros elementos, decimos entonces, son también importantes o complementarios: se ha generalizado, calificando al empresariado privado de “burguesía parasitaria” cuando CADIVI/CENCOEX y el BCV han beneficiado indiscriminadamente, con divisas preferenciales, a lo más parasitario de la burguesía, como lo son las “empresas de maletín”; no se han evaluado las causas de la inmensa ineficiencia productiva de las empresas manejadas por el sector público, tampoco el efecto negativo que causa la ausencia casi absoluta de cifras estadísticas de producción o de productividad en el campo agrícola o industrial, o los excesivos controles y trabas burocráticas que han potenciado la corrupción y frenado la inversión; y la propia corrupción en organismos públicos como el Ministerio de Alimentación, CASA, etc. Todos estos son elementos, no son los únicos, aunque sí son significativos, que han contribuido a la gravísima crisis económica de nuestro país.

En resumen, insistimos, se confunden “causas” con “consecuencias”, cuando hacemos referencia al tema económico y a la crisis actual, o cuando el gobierno habla de “guerra económica”. No hay manera de salir de la crisis sin tomar decisiones concretas y reales en materia económica. No lo estamos haciendo. Hasta ahora preferimos disimular, ocultar o enmascarar la realidad antes que enfrentarla. La tarea de corrección debe hacerse sin dilaciones, y es un imperativo moral en cuanto a la responsabilidad que todos tenemos – gobierno y oposición – con relación al bienestar de nuestro pueblo.

Como señaláramos en un documento anterior, una solución negociada, realmente plural, debería incluir, además de las dos principales minorías del país, gobierno y oposición, al resto mayoritario del país político, como una vía para abrir los espacios de participación y de real protagonismo, ante la crisis general que vivimos. Sin embargo, creemos que incluir, en estos momentos, más actores políticos, tiende a entorpecer el diálogo que ya se ha iniciado y terminaría siendo una “trampa democrática”, con “nuevos” actores que realmente son adeptos, acríticos y sin independencia de criterios – es lo usual y común en nuestra imperfecta democracia - a una polarización política que el país y los demás factores políticos y sociales, llegado el momento, deberemos enfrentar.

¡El tema económico es el tema fundamental! Es lo apremiante, lo urgente, lo perentorio. No rectificar, no tomar las medidas económicas pertinentes, atentaría contra una responsabilidad histórica que los revolucionarios y revolucionarias hemos adquirido. Y esa falta de decisión le acarearía no sólo al Gobierno Nacional, sino también, y mucho más grave, al Proceso Revolucionario, consecuencias negativas, de alcance impredecible. La oposición debe contribuir a la consecución de este propósito, más allá de las diferencias de carácter ideológico. El gobierno debe reconocer sus errores y enderezar el rumbo. ¡No actuar es irresponsable! ¡Quedarnos callados también!

Ni Alfredo Serrano, ni Pasqualina Curcio Curcio, ni otros economistas panfletarios le hacen un servicio al país, ni a la revolución, con sus malabarismos sofistas (uso de falacias) para justificar algo que ni siquiera es sostenible en el tiempo.


 

unidadpoliticapopular89@gmail.com



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Reinaldo Quijada y Wilmer Nolasco


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