20 días por una vaca

 

 

Era el tercer día consecutivo que acompañaba a mi madre al banco, ella necesitaba pagar algunas deudas menores y por aquello de que ahora los bancos solo dan 20 mil bolívares diario por cuenta, no le quedaba otra que calarse la injusta medida, el banco a reventar full de usuarios buscando efectivo y el calor propio de estas tierras Sanfelipeñas hace más hostil el momento, ella se formó en su cola de adultos mayores y yo por si acaso me meto en la cola "normal", molesta porque no era justo que mi madre de 72 años tenga que ser sometida a tan terrible tormento, me quejaba con los compañeros de cola, quienes al igual que nosotras no podían disimular su malestar e indignación, pasa la primera media hora que se hace eterna, entre queja y queja, entre cuento y cuento, cada quien con su propio drama, uno que si necesito el dinero para la caja, que si voy a comprar algunos productos que son regulados y ahora los chinos, árabes y también los criollos para hacer más adversa la cosa imponen que para comprar estos productos debe ser en efectivo. Todo es una anarquía donde todos mandan, nadie obedece y la cosa marcha.

Pasa la primera hora, cada vez más sofocados por el calor, uno sigue de cuento en cuento, un muchacho joven nos dice es que ya ni llevar a la novia al hotel uno puede, que le parece que en ninguno de esos hoteles de paso, donde uno va a pasar un rato de amor ahora nos exigen el pago en efectivo, es que ni amarse en paz ya puede el pobre, yo recordé aquel video que fue viral en las redes que grabaron a una pareja en Barquisimeto teniendo sexo en la cabina de un cajero automático, vas de cajero en cajero en plena lujuria y que se puede hacer cuando las ganas se juntan y el sistema bancario conspira.

Vamos por la segunda hora, salgo a comprar algo para tomar y llevarle a mi pobre madre que también está en su cola, cola que es mucho más lenta porque solo la atiende un solo cajero, regreso con una cocada para paliar el calor, me quedo un rato en la cola de los viejitos con mi mamá que al igual que yo ya había conocido unas cuantas historias, yo me quejo y digo no es justo que estos pobres abuelos y abuelas tengan que venir todos los días al banco a calarse este martirio, en la misma medida que pasaban las hora crecía mi rabia, todo era una queja colectiva.

Me vuelvo a mi cola y en eso me llama un viejito que estaba bien atrás y yo pensando que me pediría algo voy y lo atiendo, me dice mire le voy a contar mi situación ya que la veo que esta brava y tiene razón de estarlo, resulta que voy a comprarme una vaca que me está vendiendo un paisano allá en Aroa (Aroa es la ciudad capital del municipio Bolívar del estado Yaracuy y queda a una hora y media de San Felipe), el me la está vendiendo en 400 mil y como el compita es uno de esos viejos testarudos que no le gustan los bancos todo lo quiere en efectivo, pues le dije deme paisa 20 días para reunir el dinero que lo tengo en el banco y me dan 20 mil diario, resulta hija que llevo 10 días seguidos viniendo de Aroa para acá a retirar el dinero, salgo de allá a las 6 de la mañana me meto en la cola que algunas veces son de dos o hasta cuatro horas, y cuando termino me monto en el camioncito y me regreso, todavía me quedan 10 días para completar los 400, ante uno sacaba eso que llaman avance en los Chinos allá en Aroa y solucionaba, pero resulta que ahora ni eso porque lo prohibieron, cada vez estamos más jodidos, esta es la vaca que más me ha costado, no solo por dinero sino por el trajín, yo me llamo Olegario hija cuando este por Aroa pregunta por mí en la 26, allá estamos a la orden, le di las gracias y volví a mi cola "normal" sorprendida e impactada.

Pisando la tercera hora les relato lo que me conto el señor Olegario, hubo un silencio total, nadie podía creer tanto esfuerzo por una vaca, solo por allá alguien dijo que historia tan increíble, cuando ya me faltaban como cuatro personas voy donde mi mamá y le digo ya casi llego a la caja, a ella también le faltaba como cinco viejitos y estaba sentada y me dijo yo mejor me quedo aquí que estoy sentada, recordé al señor de la vaca lo busque que estaba mucho más atrás y le dije métase aquí para que se regrese hoy más temprano, le prometo que escribiré su historia por dos razones, uno porque como cuento esta buena y dos para vergüenza de quienes manejas la economía y la banca de este país y que somete a nuestra gente a todos estos desmanes. Barbaros, 20 días por una vaca.



 



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Natali Vásquez


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