Desde los años cuartorepublicanos, nunca pude imaginar que dentro de una corporación como CANTV se pudieran cometer tantas ilegalidades y se le dejara a la deriva en manos de una gerencia que la hunde en el peor de los abandonos y de trabajadores que, faltando a su deber se ensañan contra los suscriptores que son su razón de ser.
Es cierto que los "gringos" que trajo el desaparecido Consorcio VenWorld cuando la empresa fue reprivatizada en 1992, hicieron las inversiones que no habían querido hacer los ejecutores del Estado: sustituyeron las anticuadas máquinas de escribir por computadoras, instalaron los teléfonos de teclado, fue renovado el mobiliario anticuado y desgastado de las oficinas, se implantó el correo electrónico interno, se implantó el acceso a Internet dentro y fuera de la empresa, se digitalizó la red de telefonía, fueron renovados los equipos de telefonía pública y se originó Movinet. Pero, y siempre hay uno, la empresa no llevó un servicio de telefonía renovado a poblaciones muy alejadas de centros urbanos, cerró todas las oficinas de atención al cliente que se hallaban en las centrales telefónicas e instauró las taquillas de pago vinculadas a los llamados "Centros de Comunicaciones" y ejecutó un inicuo plan de reducción de personal cuando el presidente de la empresa era el banquero ladrón Gustavo Werner Adolfo Rossen Popken, plan que los sindicalistas de entonces, comenzando por Alfredo Ramos, y el gobierno presidido por el Comandante Chávez no pudieron (o no quisieron) impedir.
Se suponía que la renacionalización de hace 11 años eliminaría tales problemas: que volverían las oficinas cerradas a prestar servicio, que se completaría la digitalización y sería reincorporados quienes fueron víctimas de la reducción de personal del año 2001. Puro cuento: con burócratas como Socorro Hernández, la policamburista Jacqueline Faría y Manuel Fernández, lejos de presentarse las mejoras anheladas, la empresa se fue abajo, bien abajo. Al principio todo parecía funcionar bien, hasta que se vio que se le negó apoyo a los Centros de Comunicaciones que terminaron desapareciendo y que los accionistas, de quienes formaron parte algunos extrabajadores, vieron que su inversión dentro de la empresa se la llevó el viento de la devaluación porque en Abril de este año ni siquiera, con el consentimiento de Manuel Fernández, pudieron obtener beneficios.
Entonces, con la crisis moral que atraviesa Venezuela llegó la ruina, indicadora de lo bajo que cayó la alta gerencia: 1. Salarios demasiado pequeños al personal que no está en los altos niveles gerenciales lo que conlleva a su huida al exterior; 2. Vehículos que se convierten en chatarra en las centrales telefónicas porque les faltan repuestos y reparaciones para funcionar; 3. Técnicos corruptos que cobran a los suscriptores las reparaciones o se roban los cables; 4. Desaparición del servicio de Hora Legal en CANTV y MOVILNET al igual que el Buzón de Voz de esta última; 5. Puntos de venta que funcionan lentamente o quedan inoperantes; 6. Eliminación de la Gerencia de Telefonía Pública; 7. Señal de celulares y de Internet cada vez más deficiente, mientras a Cuba y Jamaica, prácticamente se les regala el acceso a Internet, con el cable ALBA-1; 8. Inestabilidad o desaparición incluso de la Televisión Digital Abierta que administra CANTV con la empresa estatal RedTV. ¿Sigo?. NO: vamos a dejarlo hasta aquí.
¿Y cual es la respuesta del Estado?. Absolutamete débil. Los medios del Estado radioeléctricos e impresos guardan silencio sospechoso, al igual que algunos medios privados. Yo pregunto entonces: ¿Que es lo que se proponen hacer en CANTV estos señores comandados por Manuel Fernández y Jacqueline Farias?. ¿Regalar la empresa si es que viene un gobierno de derecha?. ¿Esperan que les den un cargo de importancia como esperaban quienes sabotearon en su año final al gobierno de Salvador Allende?.
Mientras espero la respuesta a estas interrogantes, me digo que OJALÁ quienes aun tienen una pizca de honestidad y hacen funcionar a CANTV y MOVILNET hiceran las denuncias ante el Fiscal Tarek Willians Saab. Nos llevariamos una sorpresa y quienes propiciaron esa destrucción se perderían del mapa, antes de pagar sus delitos, como han hecho un Rafael Isea, un Andrés Izarra o Rafael Ramírez Carreño.
¿CONTINUARÁ?