Mérida Gas: la historia que Franz Kafka le hubiera gustado escribir

Juré en un puñado de cruces, que no me arrecharía por el gas. Hoy fuí, por enésima vez (y no es un decir: he acudido a esa compañía ¡diez veces!) para que me entregaran mi bombonita de gas licuado. He pensado que me tienen rabia por fastidiar tanto, por algo que ya pagué hace meses y no se han dignado cumplir.

Parece un cuento de Kafka: "Venga mañana, segurito se la entregamos". Voy. No llegó el camión (dicen unos trabajadores)…Pero ves sacando bombonas y bombonas llenas. "Lo llamamos pero usted no acudió"…a pesar que estuve allí pate’ mingo oyendo si decían mi nombre. "Deme su número y le escribiremos"…Y yo, al igual que otros pendejos y pendejas, creyéndole a esa gente. "Anótese en esta otra lista para que le entreguemos la bombona". Y así ad infinitum.

GAS MÉRIDA está en la quiebra. Y no hay que ser Premio Nóbel de economía para entender que los tipos montaron una pirámide financiera. Me explico: Supongamos, mil personas le transfieren a esa compañía, para los efectos de poder adquirir las bombonas de gas para uso doméstico. Tú sabes, es más cómodo, el efectivo está escaso y tal. Pero solo le cumplen, digamos, a quinientos. A esos quinientos lo mandan a venir dentro de un mes (¡un mes!, no es paja). Llegan otros mil y se repite el mismo procedimiento: a unos le cumplen, y a una gran mayoría se hacen los locos. Cuando los primeros quinientos vienen a reclamar su gas, lo mandan para la otra semana (you know, tú sabes, el camión no llegó, la gandola se accidentó en Jóse, hay una guarimba en Tucaní, blablabla). Saquen cuenta, ya van más de cinco semanas, desde que tuvistes que madrugar, pa’ anotarte en una lista que es la que la compañía va a respetar. O sea, el cliente siempre tiene la razón.

Cuando acudes esa semana que te toca, ahora "es el viernes que se la entregaremos". Y me anotan en otra lista del viernes. Cuando vas esperanzado el viernes, nadie da información de lo que está pasando, y debes pasar, uno a uno, para anotarte en ooooootra lista, que ahora ésta "sí es la verdadera".

Y van corriendo la arruga; y con lo que pagan muchos, le cumplen a unos pocos nuevos, y la deuda con los clientes y la compañía que les llena los cilindros (uno descubre que ellos solo son unos revendedores, sin instalaciones de llenado propias. Una taguara pués) no hace sino crecer y crecer. Y me imagino la cosa: "Mira pana, nada de crédito. Bombona llenada, bombona pagada de antemano", le dicen en la planta de llenado ¿Y nuestros reales? ¿Y nuestro gas? Decimos nosotros, los usuarios.

Y el colmo es que, desde hace un tiempo, han echado a rodar una bola de que "el gobierno los quiere expropiar". "Que un Coronel compró o va a comprar o pretende comprar la compañía, y se la entregará al chavismo". Eso no es nada inocente. Me explico: viene el bobo gobierno, expropia esa fulana "compañía", por la inmensa e inentendible y nunca explicada demora en cumplir con sus compromisos, haciéndose cargo de allí en adelante de los pasivos laborales de sopotocientos trabajadores, de pagarles sueldos, de una infraestructura en ruinas, de unos camiones buenos pa’ tirarlos pal basurero de Las González, y para usted de contar. Así se libran ellos de las inmensas deudas impagables, me imagino, han acumulado (porque ni buenos capitalistas son) tomando de unos y tratando de pagarle a los otros. Si no, no hay forma de explicar económicamente, lo que están haciendo con nosotros, sus estúpidos "clientes", que hemos creído en estos "empresarios".

Les estoy contando algo que solo ocurre en MÉRIDA GAS. Las demás empresas de gas, públicas y privadas, tú te mamas la cola, pero tienes al final del día o de la mañana o de la tarde tu gas. Fín del cuento.

Hay una segunda bola, que rueda entre los clientes, pero sospechosamente no sale a desmentirla la "empresa"; la cual dice que "no hay suficientes cilindros" y por eso no pueden cumplir. Imagínense, que esos "emprendedores" poseen solo mil cilindros físicos, pero empeñan o se comprometen entregar dos mil o tres mil "cilindros" (virtuales, claro) entre nosotros, los idiotas "clientes". Pués, es evidente que deben hacer maromas y estirar aún más el tiempo (por ejemplo, yo entregué mi bombonita en marzo de 2019, y hoy, 15 de julio de 2019, aún debo esperar ¡luego de cuatro meses!) para cumplir. ¿Cómo se llama eso? Porque dentro de la lógica de los negocios, cualquier otra explicación sería simplemente absurda.

¿Solución al problema? Que Pdvsa Gas Comunal o cualquier otra compañía privada que tenga planta de llenado, autorice que podamos, nosotros, llevar y llenar los cilindros de la susodicha; porque ni siquiera ha permitido que retiremos los cilindros vacíos. Expropiar sería hacerles un gran favor.

Hay algo, creo, que se llama, o se llamó, SUNDDE. Me avergüenza hasta nombrarla. Dicen que defiende a los consumidores. No sé. Creo que fue solo un mal sueño que tuve la otra noche.

 



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Juan Carlos Villegas


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