Es el título de un lacónico trabajo, de 29 páginas, intitulado: Derechos Culturales y Revolución, cuya autoría le pertenece al poeta y docente, Gustavo Pereira, que sería publicado por el Fondo Editorial Fundación para la Cultura y las Artes, (Fundarte), rama ejecutiva pública cultural local del Municipio Bolivariano Libertador, en el año 2010. Se recomienda su ineludible y consecuente lectura.
Dicho trabajo ha transitado más de dos décadas desde su salida al ruedo. En el 2022 alcanza los doce años de su publicación. Las consideraciones y reflexiones del mismo todavía están a la orden del día y desde un enfoque crítico-constructivo daremos paso a unas primeras observaciones. Nada que ver con desplantes o posiciones irrespetuosas. Se trata de poner algunas cosas en su justo lugar, producto del estudio y la investigación cultural de la normativa jurídica específica.
Punta de Piedra vio arribar al mundo, en la isla de Margarita, Estado Nueva Esparta, un 7 de marzo de 1940, a Gustavo Pereira. Lo que nos dice que este año 2022 se planta en sus 82 ruedas. Además de vate, reconocido y renombrado, Pereira es colega abogado, participa como Constituyentista de 1999, además docente jubilado, así como el doctorado lo realizó en la Universidad de París y es especialista en Literatura Hispanoamericana. También se convirtió en el fundador del Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales y del Centro de Investigaciones Socio-Humanísticas de la Universidad de Oriente, (UDO). Formó parte del grupo Símbolo 1958. De igual manera, participa como director y fundador de la Revista Trópico Uno de Puerto La Cruz. Además, tiene un Doctorado en estudios literarios en la Universidad de París. Pereira un poeta a carta cabal.
A propósito de su cumpleaños 80, la gente de Ciudad Caracas, (CCS). Mercedes Chacín y Roberto Malaver, escribieron: Un día quiso hacer poesía y la llamó Somaris. Y fue tanta su confusión, que después escribió el preámbulo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y lo llamó Solidaridad. Y ahora, sus Somaris y su Solidaridad de la Constitución son sus obras más leídas. También se preocupa por la historia, y ha escrito tres tomos de Historias del Paraíso, y muchos textos más, sobre todo, dice que sigue queriendo a Simón Rodríguez, quien se fue de Caracas a los 21 años y no volvió más.
Ha venido haciendo amigos a punta de talento. Y para decir amigo dice abrazo. Y son muchos los abrazos que lo saludan por donde quiera que va. Y sigue insistiendo, para decir poesía dice Somaris. Y tiene tal confusión de sentimientos, que (,) con toda razón, nosotros, sus abrazos, lo llamamos salvaje, (Chacín-Malaver, marzo de 2020). Excelente trabajo de los entrevistadores.
Después de exponer algunos argumentos como afirmar, luego de once años del proceso, una buena parte de sus dirigentes y órganos del poder público siguen en mora con los derechos culturales…Nunca en verdad se habían editado tantos libros como ahora (y alcance de las mayorías), fomentado tanto cine y música nacional, apoyado tanta iniciativa creadora, rescatado tantos valores históricos, divulgado tantas verdades soslayadas… Pero no basta, (Pereira, 2010).
La mayoría de las Gobernaciones, Consejos Legislativos, Alcaldías, partidos y organizaciones comunales simplemente se desentienden del asunto, al punto que muchos promotores y cultores populares, orquestas típicas, museos, casas de la cultura y bibliotecas siguen trabajando entre carencias primarias. (Pereira, 2010).
¿Cuántos de ellos pueden enorgullecerse de…destinar en sus presupuestos…los recursos permanentes para estimular y apoyar en sus comunidades la acción cultural transformadora? (Pereira, 2010). Sobre las anteriores afirmaciones, estamos en franca sintonía y no dudamos en afirmar que constituyen un franco y sincero entrompe crítico. Por allí parecen ir los tiros de la Revolución Cultural.
También suscribimos la siguiente afirmación: "…el derecho a la cultura constituye una de las conquistas fundamentales consagradas en el texto constitucional de 1999, factor clave en la lucha contra la pérdida de la identidad, la alienación y la dependencia (Pereira, 2010).
Pero Gustavo Pereira comete un craso error, tremendamente atroz, al afirmar que Jamás hasta la actual, en ninguna de las Constituciones habidas en los dos siglos de historia republicana en Venezuela se había siquiera mencionado la palabra cultura (Pereira, 2010).
Tal disparate con apenas un único ejemplo echa por tierra la atrevida e ignorante afirmación. La Carta Magna de 1811 fue la primera Constitución de Venezuela e Iberoamérica, también la tercera del mundo, la cual fue redactada por Cristóbal Mendoza y Germán Roscio. El Congreso Constituyente la aprobaría el 21 de diciembre de 1811, en la ciudad de Caracas. En su Artículo 167 se puede leer: Ningún género de trabajo, de cultura, de industria o de comercio serán prohibidos a los ciudadanos, excepto aquéllos que ahora forman la subsistencia del Estado, que después oportunamente se libertarán cuando el Congreso lo considere útil y conveniente a la causa pública.
De tal manera que mi estimada lectora y estimado lector con sólo citar esa unidad normativa de la Carta Magna de 1811, basta para echar por tierra la falsa afirmación de quien escribió el prólogo de la Constitución de 1999. Incluso el texto de la unidad normativa citado se mantuvo, por lo menos, dos décadas más, si la memoria no falla y nos hace una mala pasada. Nuestro laureado poeta, tuvo el honor de ser el presidente de la Subcomisión de Cultura de la Asamblea Constituyente de 1999. Un pelón de tamaña dimensión resulta verdaderamente inconcebible. Más no todo cae perdido. Es cierto, también, y acertadamente cierto que, desde el Preámbulo de la Constitución de 1999, la cultura quedó como un derecho fundamental, superior y esencial con idéntico rango que el derecho al trabajo, a la vida, a la justicia social, sólo para citar algunas áreas. Desde los Preceptos Constitucionales Culturales de 1999 se da inicio a una Revolución Cultural, inédita en la historia constitucional de Venezuela, en general, y en la historia del Constitucionalismo Cultural de la Patria Buena, en particular. Volveremos sobre el tema. A todos mis siempre amables lectores y lectoras: Feliz Pascua de Resurrección.