Hace poco el señor presidente habló sobre los “secretos” de la revolución bolivariana que no son divulgados no se sabe por qué carrizo. Nuestro líder es un micrófono informante ambulante, es el mega alcalde multifuncional. Dice y dice cantidad de logros en su laboriosa gestión y no se explica la causa de tan misterioso “secreto” mediático: Todo tiene una explicación, sin dudas. La señora Tania Díaz conversaba en la Radio Nacional unos días atrás en compañía de la señora Elena Salcedo y otras damas aspirantes a la Asamblea Nacional, y dicha dama comentaba que en el montaje en Barinas de un programa que ella dirige, “Dando y Dando”, pudo ver (descubrir, más que todo) unos 5.380 apartamentos que se estaban construyendo en dicha capital con ayuda de tecnología china. Esa cantidad de edificios constituyen prácticamente una ciudad. Y es un “secreto “bien guardado. El país no se entera de semejante empresa. Ni siquiera porque el gobernador de ese estado es supuestamente revolucionario. Mucho esfuerzo humano, ingentes sumas de dinero invertido y no lo sabíamos. Y usted no lo sabrá si no escuchó ese programa radial. ¿Quién puede con tanta mediocridad?
El camarada Luis Britto García no se cansa de escribir sobre los tristemente célebres matavotos, paseándose por una serie de escenarios tenebrosos, sinuosos, torturadores y desquiciadores propios del burocratismo asfixiante de todo gobierno democrático. Yo escribí un artículo sobre ese tema aludiendo a los “populares” sitios de información para trámites oficiales que te martirizan a través de un 0800infartante. Esa enfermiza tramitología que comenta el escritor Britto García, obligando al uso del internet es propia de un sistema gubernamental que necesita ser revisado con las 3 R más C. La “C” significa castigo al sádico funcionario que ideó tal embrollo burocrático.
Volvamos. ¿Cuáles son las causas de esos misteriosos “secretos” que no se divulgan en un proceso que lleva once años en escena? ¿Por qué aún pervive un despropósito que atenta contra la credibilidad y fortalecimiento de una gestión que se propone ser participativa y no representativa?
¿A quienes culpar? ¿Podemos identificar a los actores de esa macabra película? Para hacerlo no necesitamos tener un alto coeficiente intelectual o de inteligencia. En los casos que narra Luis Britto G. de Hidrocapital y Cantv los culpables saltan a la vista y bastaría con despedir a los gerentes respectivos que no solucionan esas menudencias y a sus cómplices. Si nos vamos al Ministerio de Educación el enjambre de asesinos de la paciencia de los educadores nos para el pelo. Allí se humilla a ese gremio con cientos de trámites absurdos. Ese es un secreto que el ministro de turno no resuelve y por tanto se vuelve cómplice del delito. En las oficinas principales del Ivss se ocultan a la luz del día secretos casi insondables. Se maltrata al aspirante a ser pensionado y se le dificulta su acceso a una pensión decente. Tenemos que apelar a los gestores. Yo lo haré dentro de poco porque mi corazón y estómago no resisten tanta humillación. Ese secreto tampoco es sabido por el ministro Rottondaro y por consiguiente es connivente con el delito. Si esos funcionarios hicieran unas visitas sorpresa a esos antros del burocratismo involutivo otro gallo cantaría. Si lo hace el presidente Chávez, ¿por qué ellos no?
Debemos agregar a las causas de tanto burocratismo inhumano a la cantidad de adecos y copeyanos que hacen vida en TODOS los ministerios y que se esfuerzan en complicar cualquier asunto que derive en el bienestar social pero que no son despedidos o sancionados por la ausencia de supervisión de sus superiores. ¿Y por qué hay superiores o directores que no supervisan? Uno porque son escuálidos infiltrados y segundo porque no tienen conciencia de lo que es una revolución participativa, aún identificándose como rojo-rojitos con gorra y franela rojas incluidas.
Otro culpable de los logros obtenidos en este gobierno es el ministro de información de turno. El presidente no ha pegado una en la designación de ese ministro tan importante para el proceso. Pero el señor presidente también es culpable por insistir con personajes de gestiones grises que en lugar de aportar restan. El señor Mario Silva mostraba el pasado miércoles un libro o algo parecido, con información detallada de las inflaciones astronómicas de los gobiernos de la cuarta república. ¿Por qué no se imprime un documento tan importante y se encarta en los principales diarios del país? Ese es otro secreto.
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