Hasta ahora nuestro gobierno bolivariano ha mostrado ante el mundo ser Soberano. Le ha hablado con claridad y contundencia al imperio, ha venido haciendo un esfuerzo para posicionarse en el concierto de los pueblos del mundo con otra visión de las relaciones internacionales, imbuidas éstas por la solidaridad y el respeto a las decisiones a las cuales los pueblos tienen derecho a tomar libremente. Esta actitud, con el sello innegable del líder de la Revolución, Hugo Chávez, le ha permitido a la Patria sembrarse en el corazón de nuestros iguales en cualquier parte en donde se lucha por la emancipación, la libertad, la justicia, por un mundo para la humanidad y no para del capital.
Este gran logro es necesario no perderlo; hay que defenderlo a costa de lo que sea, porque somos faro para muchos pueblos. Por ello es fundamental que el gobierno no CEDA ante las presiones del Gobierno Colombiano en su pretensión de extraditar al revolucionario Joaquín Pérez Becerra.
Lo primero que no ha debido ocurrir es su detención por nuestro gobierno. “El caso del camarada Joaquín Pérez Becerra es doblemente lamentable, dado que además de que llegó a Suecia como asilado político, en la actualidad es ciudadano sueco y por lo tanto su entrega a Colombia sería un hecho de suma gravedad. Además quien puede pensar que una persona buscada por INTERPOL pueda vivir tranquilamente en Europa, tener pasaporte de Suecia a su nombre, agarrar un avión en Alemania (Fundación para la Solidaridad Internacionalista "Pakito Arriaran", Aporrea, 25/04/2011) ¿Por qué entonces lo detiene un gobierno revolucionario? Quisiéramos pensar que no es en “reciprocidad” automática y “solidaria” por la extradición del narcotraficante y asesino Walid Makled.
La Revolución Bolivariana está entrando en una nueva etapa, ésa en la cual el pueblo ya ha viene comprendido su papel histórico, el que trasciende de ser simple seguidor para convertirse en sujeto-protagonista en la construcción de una nueva sociedad, que no puede ser otra que la sociedad socialista. Si cedemos ante el imperio y ante quienes lo representan, la fe del pueblo en el liderazgo de la Revolución, tenderá a debilitarse; pero de lo que estamos seguros es que el pueblo no perderá la fe y su compromiso en el proceso político revolucionario que decidió hacer suyo. Será responsabilidad de nuestros líderes saber interpretar el momento histórico y no defraudar los principios que dieron origen a la Revolución, de lo contrario la fuerza y pasión, ya hecha fibra humana, les superará y comenzará un nuevo tránsito histórico.
* Diputado por Portuguesa a la Asamblea Nacional.
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