Con enorme sorpresa y estupor, recibimos la noticia sobre la detención de nuestro camarada y luchador político por una Colombia digna y soberana, Joaquín Pérez Becerra, en el aeropuerto internacional de Maiquetía.
En la noche del sábado 23 de abril, la prensa venezolana anunciaba mediante un comunicado emitido por el gobierno venezolano, la detención del ciudadano colombo-sueco Joaquín Pérez Becerra, “requerido por los órganos de justicia de Colombia, a través de INTERPOL con circular roja, por los delitos de… financiamiento del terrorismo y administración de recursos relacionados con actividades terroristas…”. El comunicado afirma igualmente que el gobierno colombiano fue rápidamente enterado de la captura de este luchador y periodista, añadiendo que con este proceder el gobierno venezolano ratifica su inquebrantable lucha contra el terrorismo, etc. etc. etc.
Estoy de acuerdo que se combata el verdadero terrorismo en cualquier parte del mundo, pero no al macartismo de la rebelión armada contra un Estado Terrorista.
Inmediatamente la prensa colombiana – en manos del narcoparamilitarismo*- informaba de la captura de un peligroso narcotraficante, ligado al grupo terrorista de las FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejercito del Pueblo) grupo político-militar de oposición al régimen dictatorial colombiano.
En primer lugar, nos interesaría una respuesta a muchas de estas preguntas. Por qué nuestro combatiente por una democracia real en Colombia, no fue detenido en Suiza ni en Alemania, países por los cuales pasó antes de arribar al aeropuerto de Caracas en Venezuela? Por qué Pérez, opositor político y periodista nunca fue inquietado en ninguno de los países de Europa a donde ha viajado para denunciar al Estado Terrorista colombiano, si como lo sostiene el gobierno venezolano, una circular roja había sido establecida en su contra? Qué busca realmente el gobierno venezolano con esta actitud imprecisa e incongruente, cazando brujas, validando “la lucha contra el terrorismo” de Bush y Uribe, mientras los verdaderos Terroristas se encuentran incluso dentro de su propio territorio, complotando para crear el caos y la guerra? Qué quiere demostrarle el gobierno venezolano al imperio y a sus lacayos, actuando represivamente contra ciudadanos que armados de una pluma o que delante de un micrófono denuncian las atrocidades del genocida régimen colombiano y de la agresión imperial en muchas partes del planeta?
Pues, no sobraría recordarle al gobierno venezolano y a todos aquellos que tiemblan ante las ordenes imperiales, que nuestro compatriota, periodista y colega Joaquín Pérez Becerra, es un sobreviviente de la macabra masacre del movimiento político Unión Patriótica a manos del narcoparamilitarismo y que después de su obligada salida de Colombia para salvar su vida, fue aceptado como refugiado en Suecia y desde allí fundó la asociación Jaime Pardo Leal y co-fundó la Agencia de Noticias Nueva Colombia (Anncol), que por sus saetazos, denuncias y verdades contra la dictadura colombiana y sus crímenes, se ha granjeado el odio de la MAFIA que gobierna este país desde hace varias décadas.
Uno de los ‘crímenes’ de ANNCOL ha sido el de dejar en claro –algo que está claro para millones de colombianos – que la lucha armada en nuestra Colombia tiene razón de ser y que los medios electoreros mediante los cuales la burguesía permite la ‘participación del pueblo’ en forma pacifica, en Colombia es una utopia pues, todo lo contrario se ha comprobado, máxime, si sus intereses de clase son cuestionados.
Las elecciones “libres y democráticas” que se suceden en Colombia son una pantomima, un rito macabro mediante el cual los hijos y los nietos de los que fueron dueños del país en el siglo XIX, continúan gobernando el país con mano de hierro y hoy día en complicidad con la MAFIA.
Todos nosotros, al igual que Joaquín Pérez Becerra, y, quienes hemos sufrido el terror del Estado colombiano, y, quienes hemos sido torturados y vapuleados por este régimen de muerte, quienes hemos sido privados de una vida digna junto a los nuestros y alejados a tierras extrañas y a veces inhóspitas, quienes no descansamos en ver nuestra patria digna y soberana y en paz y prosperidad, debemos exigirle al gobierno venezolano y en general a los gobiernos de nuestra América** su completo respeto para con los luchadores populares colombianos, incluidos políticos, periodistas, defensores de derechos humanos, sindicalistas y de movimientos de negritudes e indígenas que por obra de la dictadura de muerte impuesta por el régimen colombiano, han tenido que salir del país y refugiarse en los diferentes lugares del planeta.
Yo propongo a todas y todos los colombianos, que luchamos por una Nueva Colombia sin narcotráfico, sin escuadrones de la muerte, sin dictadura, sin injusticias, que hagamos un alto y no acudamos a las citas o invitaciones provenientes del gobierno venezolano, en protesta a su política de Caza de Brujas, o sea a la de estigmatización de nosotros los colombianos perseguidos por la MAFIA colombiana en el poder, por el hecho de ser opositores y buscar un cambio de régimen, en el cual todos nos respetemos y seamos respetados, vivamos y dejemos vivir en paz y prosperidad.
* El narcoparamilitarismo se podría definir como la unión sagrada entre militares y escuadrones de la muerte con políticos del bipartidismo colombiano. Es la definición de una mafia armada hasta los dientes y que no escatima esfuerzos en liquidar a sus opositores por más pequeños que estos sean.
** A mediados del mes de abril de 2009, el sociólogo y profesor universitario colombiano Miguel Ángel Beltrán Villegas, quien se encontraba terminando una especialización en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fue secuestrado por agentes federales, luego encarcelado y en tiempo record expulsado por el gobierno de Felipe Calderón a petición del gobierno de Álvaro Uribe, bajo la acusación de rebelión. El profesor Beltrán continua preso y su juicio tachado de manipulaciones y componendas por parte de la fiscalía colombiana, no le ha permitido una defensa dentro de las normas legales del derecho.
(*) Sergio CAMARGO es periodista y escritor. Es autor de las obras: Democracia Real Universal y El Narcotraficante N° 82 – Álvaro Uribe Vélez. Entre otros libros. Igualmente ha sido el director de la revista Universo Latino y autor de numerosos artículos sobre la realidad latinoamericana y en general sobre hechos de actualidad mundial