Sorprende que el gobierno bolivariano haya caído en este tremendo error de entregar al periodista revolucionario sueco Joaquín Pérez Becerra de origen colombiano. También duele. Contrasta la valentía con la cual el Presidente Chávez ha defendido con razón a Libia frente a los bombardeos de la OTAN y de EEUU y que ahora hayamos cedido a indignas peticiones del Presidente Santos a Venezuela. Que si políticas de estado, que si tenemos que tener cabeza fría. Por favor. Hay cosas que son de perogrullo. Para explicarles a mis estudiantes esa palabra les dije: algo que es obvio.
Un sueco, periodista, militante de la Unión Patriótica, una organización política que a pesar de ser legal siempre fue perseguida por el estado colombiano, director de la única agencia internacional de noticias que es el medio de los que no tienen voz en el vecino país, amigo de la Revolución Bolivariana, exilado político, etc, etc. ¡Y entonces!
Cómo es eso que a casi doce años de la Revolución Bolivariana nos invitan a ser calculadores cuando el Presidente nos ha invitado a tener el corazón caliente cuando se trata de cuestiones de principios. ¿O es que en alguna cabeza cabe que nuestro triunfo del 2012 será producto de ceder en ellos? Si es así, no tendríamos jamás estabilidad política porque nos meteríamos en el camino lamentable que vivimos durante la cuarta luego que sus dirigentes acordaron el Pacto de Punto Fijo de espaldas y reprimiendo al pueblo.
Recientemente le dije a alguien que Cuba había triunfado frente al Imperialismo Estadounidense por su moral. Se me quedó mirando perplejo. Pues si ya decía Martí: “Vale más una trinchera de ideas que una trinchera de piedras” De hecho es inolvidable las palabras de Fidel cuando frente a la voladura del avión cubano les dijera a los gobernantes de EEUU: “Vamos a ver quien tiene más moral”. Y nuestro libertador cuando escribió su decálogo de principios durante la guerra de independencia.
Más duele cuando esta lamentable y equivocada decisión se toma justamente cuando terminó de nacer la importantísima Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), noticia que se vio opacada por esta mancha en nuestra política exterior. ¿Será pura casualidad? La vida de nuestra Revolución pende de su credibilidad.
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