Todos sabemos que Joaquín Pérez
Becerra, director de la agencia de prensa alternativa Anncol, es un
sobreviviente del fatídico Baile Rojo con el cual la oligarquía
colombiana asesinó a la casi totalidad de los alcaldes y políticos
comunistas de la Unión Patriótica Colombiana. Fue concejal por la UP,
sabiendo el riesgo que eso conllevaba. Le mataron a la esposa y a 5.000
compañeros. Estos montajes no son nuevos en la guerra sucia de Colombia.
Allí, el DAS, organismo de “inteligencia”, chantaje, tortura y
persecusión, ha sido denunciado naciomal e internacionalmente por llevar
adelante miles de acusaciones infundadas, en un país donde los jueces y
abogados viven la crónica de una muerte anunciada, como lo reflejara
Gabriel García Márquez.
Nunca más
En América
Latina los luchadores contra la violación de derechos humanos impulsaron
la consigna “nunca más” a estos hechos contra los derechos humanos y
masacres de lesa humanidad. Aunque algunos se sientan molestos, defender
la vida y los derechos del periodista Joaquín Pérez Becerra es defender
el derecho a la justicia, a las normas procesales internacionales que
no pueden ser acuerdos particulares de gobiernos. Es defender la vida y
la seguridad de cientos de luchadores sociales y revolucionarios que
debieron salir de sus países, perseguidos por dictaduras y gobiernos
represivos, para buscar cobijo en otros. Muchos son los latinoamericanos
que encontraron en Venezuela un lugar para proseguir sus luchas y
sumarse a la contsrucción de un nuevo modelo de justicia social,
inclusión y equidad. Parece que hoy nadie garantiza su seguridad.
Es cierto: no debemos caer en la trampa de la derecha colombiana, sus objetivos nada tienen que ver con el humanismo, el socialismo o cualquier modelo de justicia social, solo reflejan el poder y los intereses de la oligarquía, sus aparatos y su socio principal, el gobierno de EEUU. Pero tampoco podemos callar, bajo el argumento de que ello debilita al gobierno bolivariano. Ernesto Villegas, director del diario Ciudad Ccs, señala que en el avión que trajo al director de Anncol desde Frankfurt venían, sembrados como pasajeros, agentes de la policía colombiana bajo el paraguas de Interpol, quienes tenían bajo la mira a su objetivo. Santos llamó al presidente Hugo Chávez cuando apenas faltaban dos horas para el aterrizaje. Le dio incluso el número de asiento que ocupaba un “pajarito” a punto de recalar en Maiquetía.
Sin dudas, pudo haberle avisado con mayor antelación, pero no quiso darle tiempo para pensar ni reaccionar. Lo quería con la papa caliente entre las manos. Una vez practicada la detención en Maiquetía, el ministro de la Defensa de Colombia telefoneó al ministro del Interior venezolano, Tareck El Aissami, para decirle “lo tienen”. En Caracas no se sabía quién era el pasajero ni a qué venía.
El comunicado del Gobierno venezolano no menciona a Pérez Becerra por su nombre y sólo alude a los delitos que Colombia le atribuye. Fue José Obdulio Gaviria, primo del capo Pablo Escobar y asesor de Álvaro Uribe, quien dio luces por Twitter acerca de la identidad del detenido y de su función en Anncol. La Interpol no detuvo a Pérez Becerra en Suecia por su nacionalidad sueca. Pudo hacerlo en Frankfurt, Alemania, pero la jugada era para involucrar a Chávez, señala Villegas, quien afirma que la solicitud de captura a Interpol supuestamente se hizo el 20 de abril. Pero una búsqueda particular en la página de Interpol en Internet, realizada a principios de semana, resultó infructuosa. Interpol, no hay que olvidarlo, fue el órgano utilizado para una “certificación” del computador de Raúl Reyes, sombrero de mago del cual salen las “pruebas” contra Pérez Becerra y quién sabe cuánta gente más. Es la misma Interpol que sacó de su lista de “buscados” a los banqueros prófugos venezolanos.
La operación
pretendía, y lo logró, colocar a Chávez en la disyuntiva de entregar o
no al “pajarito”. Según un dirigente del PSUV citado por Villegas,
“Caímos en una trampa y no podíamos echar para atrás. Una trampa que
ayudan a montar las FARC y sus amigos, quienes están infiltrados hasta
los tuétanos, con sus imprudencias. Ellos no se eligen. Nosotros sí.
Ellos no tienen legalidad que respetar. Nosotros sí, somos gobierno”.
Ética, principios
Franklin
Ledesma, periodista y escritor panameño, señala que entregar al
gobierno de Colombia a este periodista, no sólo va contra la ética
revolucionaria, no sólo rompe las normas mínimas del ideal bolivariano y
el internacionalismo socialista, sino que además constituye un
gravísimo error político y estratégico. El compañero Hugo Chávez y el
proceso que él encabeza quedan enormemente debilitados. El enemigo sabe
que ahora puede ir a por más. Si se dobló la mano, ahora pueden quebrar
el codo. Las palabras de Chávez no aclararon mucho: “Nosotros llamamos
incluso al avión y, en efecto, supimos hasta el asiento donde venía el
señor. Se bajó en Maiquetía y lo capturamos. Así como entregamos a
Chávez Abarca a Cuba, entregamos a este señor a Colombia. La
responsabilidad es de este señor. ¿A qué venía sabiendo que lo estaban
solicitando? ¿Quién lo invitó para acá? ¿Quién lo montó en una trampa?
Lo estaban cazando. Todo el mundo sabía que venía, hasta la CIA. Son
movimientos infiltrados”, aseveró.
Para
el “deportado”, el objetivo de “esta vaina es criminalizar a los medios
alternativos, cerrar una voz que está en contra del gobierno colombiano
y obligar a la gente a que no hablen mal de un gobierno terrorista. Esa
es la finalidad”. Precisamente, la Asociación Nacional de Medios
Comunitarios Libres y Alternativos de Venezuela, dice que con la
deportación “generan una fisura en la confianza de los millones que
construimos desde abajo, colectivo a colectivo, consejo comunal a
consejo comunal, movimiento a movimiento, el socialismo y la patria
bonita”.
Otra cosa es el actitud del “representante político” que
Pérez Becerra cree que fue el ministro de Comunicación, Andrés Izarra.
Ningún representante de la migración o del gobierno venezolano preguntó
por la ciudadanía de Joaquín Pérez. Parece que ni siquiera estaban
interesados en saberla, dice el propio Pérez en la entrevista desde la
cárcel, pese a que tenía el pasaporte y la cédula suecos en mano. Izarra
–quien luego censuraba la información solidaria para con Joaquín en los
medios públicos- ya tenía su versión escrita y la publicó en su
“twitter” solo una hora después de la detención en el aeropuerto de
Maiquetía, diciendo que Pérez era de nacionalidad colombiana.
Joaco, el “sueco”
Lo
cierto es que “el sueco” Pérez Becerra había visitado Venezuela en
varias ocasiones. Carlos Casanueva, Secretario General del Movimiento
Continental Bolivariano, explicó que Pérez Becerra había visitado el
país en diciembre de 2009, en el marco de la fundación del MCB, evento
que contó con más de 1.300 delegados internacionales. Y luego en
diciembre de 2010 cuando se constituyó la Asociación Bolivariana de
Comunicadores (ABC).
Para
quienes han tratado de explicar que Chávez no tenía otra alternativa, la
trampa estaba montada, aunque no queda muy claro por quién y qué
cómplices tenía en Venezuela. Para ellos, desde ahora, la izquierda debe
saber que Joaquín será un mártir necesario para la supervivencia del
proceso bolivariano. Como dijo Martín Guédez, ser un mártir para salvar
nuestra revolución es un privilegio y un honor para todo luchador
revolucionario. Dice Iván Maiza, en una nota publicada en el portal de
Telesur, que el movimiento de izquierda posiblemente infiltrado por
“algunos camaradas” o algunos “partidos revolucionarios” ha aventurado
planes para sabotear las estrategias planteadas por el Comandante.
¿Incluso montando trampas a compañeros de lucha?, camaradas que no
aceptan que el Comandante haya tomado la decisión de acercarse a Santos y
están dispuestos a hacer cualquier cosa que “quiebre la confianza”
entre Chávez y su pueblo, entre Chávez y los pueblos del continente”.
Razón de Estado
El
historiador y antropólogo marxista Mario Sanoja destaca la estrategia
conjunta de los gobiernos neocoloniales de México, Colombia, Perú y
Chile para crear un área de integración comercial del Pacifico,
fundamentada en la política neoliberal promovida por EEUU para imponer
el libre mercado y los TLC y derrotar la política integracionista
promovída por Venezuela, Brasil y Argentina. O sea, crear un bloque
económico antagónico a Mercosur y a la ALBA para favorecer la
recuperación de la economía de EEUU.
“Para dar una posibilidad de éxito real a dicha iniciativa del TLC del Área del Pacifico, a la cual se unirán seguramente Panamá, Salvador, Honduras y Guatemala, era necesario sabotear la reunión (de cancilleres) de Caracas donde se firmaría el acta de nacimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, sin la presencia de Estados Unidos y Canadá, hecho que constituye una derrota política para la hegemonía imperial”, dice. Y se pregunta: ¿Qué significaba la presencia de Joaquín Pérez Becerra en Caracas en la misma fecha de la reunión? ¿Quien o quienes lo invitaron, quienes le pusieron ese peine?
El análisis señala que Venezuela está negociando con el gobierno de Santos la extradición del narcotraficante Walid Makled, a quien han convertido en héroe de la oposición venezolana y supuesta víctima de Chávez. “¿Que mejor oportunidad para el presidente Santos de torpedear o descarrilar esta negociación, esperando que el Presidente Chávez se negase a extraditarlo a Colombia y se levantase el aquelarre mundial de medios imperiales para ponerlo en la picota, acusándolo de cómplice del terrorismo?”
Sanoja especula que al haber fracasado la jugada, Pérez Becerra ya no tiene quizás ninguna relevancia para el gobierno de la oligarquía colombiana. Primero que todo, se trata de un súbdito sueco, protegido por las leyes suecas y protegido también por la Comunidad Europea con la cual el Presidente Santos no tendrá interés en enfrentarse. Posiblemente una vez en Colombia, perdida ya su importancia para sabotear la reunión de Caracas y derrotar la propuesta integracionista, Pérez Becerra será puesto en libertad y entregado a las autoridades suecas para que regrese a su país adoptivo y a su residencia familiar en Estocolmo.
Sanoja
sostiene que el Presidente Chávez sopesó muy bien los pros y los
contras de la situación, los riesgos y las ventajas que implicaba esa
decisión política, y tomó serenamente la decisión correcta para
Venezuela, para América Latina y para El Caribe: la creación oficial de
la CELAC, que tendrá lugar en Caracas el próximo 5 de julio. ¡De esa
madera están hechos los verdaderos líderes revolucionarios!
Makled y el narcotráfico
Indira
Carpio Olivo indica que “Todo hiede a Walid Makled, pero que no cunda
el pánico. El ministro de Interior y de Justicia de Colombia, Germán
Vargas, anunció que sólo falta que Venezuela garantice los “derechos
humanos” al narcotraficante para que se efectúe el trámite; por la salud
de Pérez Becerra nadie se preocupa. ¡Chantaje! Hace más de un año que
tienen a Makled y todavía esperan instrucciones de Estados Unidos para
-por fin- enviarlo de vuelta a Venezuela”.
Hay
quienes especulan -en ambas márgenes del Arauca vibrador- sobre las
eventuales inculpaciones del narcotraficante contra funcionarios y
militares venezolanos en su red, pero (a falta de pruebas) no pasa de
eso, de especulaciones mediáticas.
Criminalización de la protesta
Hindu
Anderi, periodista y militante bolivariana, habla de la criminalización
de la protesta y señala que así como no todos dentro del gobierno están
de acuerdo con la entrega de Pérez Becerra, seguramente ocurre igual
dentro de los movimientos que participan en las diferentes
manifestaciones, con acciones como la quema de los rostros de Nicolás
Maduro y Andrés Izarra, ministros de Relaciones Exteriores e Información
y Comunicación, respectivamente.
Todavía está fresco el recuerdo
del secuestro del “canciller de las FARC”, Rodrigo Granda, frente a la
clínica Razetti, en Caracas, el 13 de diciembre de 2005, con la
complicidad de “infiltrados” colombianos en el movimiento bolivariano.
Esta
vez las repercusiones internas son mayores y desde ya atentan contra la
formación del tan promocionado Polo Patriótico, tarea harto difícil
para el encargado de consolidarla, el presidente de la Asamblea
Nacional, Fernando Soto Rojas. Quizá sea hora de ver quién en el propio
gobierno trabaja para el enemigo. “Pero reconocer que estamos unidos en
la diversidad y que somos capaces de trascender nuestras diferencias
para lograr el objetivo común, es lo realmente importante y nos
reivindica como revolucionarios.(…) La trampa fue pisada, ahora no nos
pisemos nosotros. Salir de ella es responsabilidad nuestra con nosotros y
con quienes han sido utilizados de anzuelo”, concluye.
Cuidar la Revolución
Luego
que la Red de Intelectuales y Artistas En Defensa de la Humanidad
solicitara en carta pública al “Comandante Chávez, compañero, amigo, que
no entregue a Joaquín Pérez Becerra a la tortura y la muerte” y
señalaba que “Está en sus manos torcer la historia y renovar la
esperanza”, los intelectuales y artistas venezolanos de la misma se
dirigieron a “los revolucionarios del mundo” para pedirles que “ayuden a
cuidar la Revolución Bolivariana.
“Cuiden a esta Revolución que es
de todos. Pongan en tensión su ánimo para comprenderla. No la utilicen
de manera poco solidaria. No la sometan a riesgos innecesarios”, pedían.
Quién iba pensar que una entrega tan alejada de todo derecho iba a ser posible en el país con el mayor número de emisoras comunitarias de Latinoamérica, que ha albergado y promovido encuentros, foros, congresos y articulaciones sobre el papel de los medios de comunicación en la construcción de "Nuestramérica", donde hay un proceso revolucionario que dice ser socialista; el orgulloso país del premio Rodolfo Walsh a la comunicación popular.
Quizá sea lo mismo que los latinoamericanos –que están convencidos de que Venezuela es tierra liberada, donde los luchadores sociales y revolucionarios no son perseguidos ni espiados, y ahora sí tienen su ánimo en tensión-, piden a los dirigentes y funcionarios de la Revolución Bolivariana: cuídenla, no minen su credibilidad, porque de su avance depende en mucho el futuro de Nuestramérica.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.