Para comenzar quiero aclarar que soy fiel televidente, y admirador, de
La Hojilla. Sin embargo pienso que se debe decir algo respecto a un
comentario del camarada Mario Silva, el día lunes respecto al caso de la
deportación del camarada Joaquín Becerra al régimen Colombiano.
Usted, camarada Mario, insinuó en aquel comentario, que aquellas personas que hoy critican la decisión del presidente Chávez, sobre el mencionado caso, son o infiltrados de la contrarrevolución o sus mensajeros.
Valga decir, que los enemigos de la revolución intentan constantemente romper la unidad de los revolucionarios. Por tanto, cuando una diferencia dentro de las filas bolivarianas sale
a flote, ellos van a celebrar, y a usarla en nuestra contra. Para la
muestra, los comentarios de la prensa Colombiana, sobre el caso Becerra
aquí en Venezuela. Sin embargo, en pro de la unidad del bando
Bolivariano , ¿Se debe callar cuando se observa algo que a nuestro
criterios es un error, y no un pequeño error, sino un aspecto que toca
con los aspectos fundamentales de la revolución? Deberíamos todos
callar, frente a la deportación del camarada, para no darle la
oportunidad a la derecha de observar, y aprovechar nuestras diferencias?
No.
Porque la garantía de la revolución es la crítica de los
revolucionarios. Porque solo con la crítica abierta, franca y honesta,
como la que usted hace en su programa, se puede distinguir quien es
revolucionario, quien está dentro del proceso solo para beneficiarse personalmente, y quien es un infiltrado.
Muchos
artículos han dado gran cantidad de argumentos sobre porque
consideramos que el gobierno Venezolano no debió haber deportado al
camarada Joaquín Becerra al gobierno Colombiano. Sin embargo, aunque el
presidente Chávez asumió la responsabilidad de los hechos, y de alguna
manera explico su proceder, no refutó varios de estos argumentos.
A pesar de que, estoy seguro, no es su responsabilidad explicar las decisiones del Presidente, si
me gustaría que usted hiciera el ejercicio de lanzar algunas hipótesis,
por tanto repito aquí algunos de esos argumentos, en forma de pregunta:
¿Por
qué no se le permitió la visita de un abogado o de los miembros de la
representación diplomática Sueca al camarada, de acuerdo a la
constitución de la república Bolivariana de Venezuela?
¿Por qué no se siguieron los procedimientos del derecho internacional, para el tratamiento de tan delicada situación? Ya se ha repetido innumerables veces que la deportación de Joaquín Becerra hacia Colombia no procede en este caso, porque no se trata de un ciudadano Colombiano, ni provenía de Colombia, y además porque tiene calidad de perseguido político.
¿Por qué no se transmitió en los medios de comunicación del estado, las protestas por la deportación del camarada?
¿Por qué se trata de “terrorista” al camarada Becerra, en el comunicado oficial?
Yo
estoy de acuerdo con el Presidente cuando dice que le tendieron una
trampa. Pero el cayó en ella de una forma algo ingenua. Siguiendo estrictamente
algunas formas, podía haber salido de la situación airosamente. Sin
embargo se apresuró. Pero eso solo es mi opinión personal.
Lo
fundamental es sin embargo que, nosotros, aquellos que no estamos de
acuerdo con la decisión del Presidente, no somos infiltrados, ni ultras
radicales de izquierda, ni como lo dijera el Comandante, más papistas
que el Papa, No. Solo somos un grupo de revolucionarios que creemos que
el Presidente se equivocó. Y que como tal nos vemos obligados a
hacérselo ver con argumentos. Y no es descalificándonos como se
soluciona el problema. Es debatiendo sobre el asunto, es rebatiendo los
argumentos con argumentos, es examinado los puntos de
vista y llegando a una conclusión justa, y si resultara que quizás
tenemos razón, es corrigiendo el rumbo, y evitando en el futuro este
tipo de acciones.