Letra Terca

Libia recobra libertad y poligamia

Una vez conquistada la democracia, la añorada libertad, los heroicos rebeldes libios, niños consentidos de Estados y noticieros del Occidente civilizado, ahora reconocidos como Gobierno legítimo de Libia por las potencias que los auspiciaron en su lucha de liberación contra el bárbaro de Muammar Gaddafi, acaban de tomar su primera medida: restauraron la sharia, o ley islámica, que devuelve el derecho a los varones a tener varias esposas simultáneas.

Mustafá Abdeljalil, jefe del Consejo Nacional de Transición (CNT), algo así como el Ramón Guillermo Aveledo de allá, anunció la restauración de la sharia como ley fundamental de la nueva Libia. “Toda ley que contradiga los principios del derecho islámico será abolida”, dijo Aveledo, perdón, Abdejalil, quien mencionó, como primera reivindicación la libertad de los hombres para tener no sólo una, sino dos, tres y hasta cuatro mujeres legalmente casadas con cada uno.

Se trata de una disposición religiosa musulmana que el necio de Gaddafi, cruel dictador, había restringido arbitrariamente al condicionarla “al consentimiento de la primera pareja y la comprobada capacidad financiera del esposo para tener una familia polígama”, según ahora reportan las agencias de noticias. Ya eso, gracias al progreso logrado a sangre y fuego, quedó muerto y enterrado, como el propio Muammar, cuya tumba temen las nuevas autoridades que se convierta en lugar de peregrinación para los (y las) masoquistas que ahora lo añoran, y por eso mantienen su ubicación en absoluto secreto.

La decisión de la MUD, perdón, del CNT, deroga, además, una ley arbitraria, atrasada y, por tanto, inaceptable, que permitía a las mujeres libias quedarse con la vivienda familiar en caso de divorcio. La anulación de tal absurdo fue celebrada con disparos al aire por el ejército de machos-machotes que, tras ocho meses de asesinatos en masa y destrucción de la infraestructura civil y militar de las ciudades libias, incluidos hospitales, escuelas y viviendas, consideraron de lo más lógico que las damas ya no tengan ese privilegio insólito de quedarse con el hogar que ellos fundaron con esfuerzo, donde, generosos, le permitieron a ellas vivir, cocinar y criar muchachos, amén de servirse sexualmente del señor de la casa. Total, tampoco es que queden muchas casas en pie, sobre todo en Guernica, perdón, Sirte. Es que se parecen tanto.

Claro, siempre hay criticones. Un tal Al Chater, del Partido de la Solidaridad Nacional, del bando anti-gaddafista, ya salió a abrir la bocota. “La anulación de la ley de Gaddafi sobre el matrimonio hará que la mujer pierda el domicilio en caso de divorcio. Es una catástrofe para las mujeres libias”, dijo el muy aguafiestas, quien así le hace el juego a las feministas del mundo entero, horrorizadas y sorprendidas en su buena fe porque los buenos de hoy no resultaron ni tan buenos, y los malos de ayer como que no lo eran tanto, comparados con los buenos de ahora. Y eso que el vocero del libertario CNT nada habló de lapidaciones y entierros en vida, también contemplados en la sharia para las damas transgresoras, según acota Layla Tajeldine, hija del embajador del rrrégimen de Chávez en Trípoli.

Entretanto, las agencias informan que Gaddafi, después de ser capturado vivo, fue objeto no sólo de golpes, sino también de violencia sexual por parte de sus civilizados captores, quienes así le dieron una lección final de libertad y democracia, antes de pegarle un tiro en el pecho y otro en la sien.

Así se construye un país. Que viva la nueva Libia. Gracias, OTAN. Que viva la barbarie. La MUD, perdón, el CNT está a la orden para llevar esas formas democráticas a cualquier otro país donde un tirano mantenga a su pueblo en el atraso.


Villegasccs@gmail.com



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Ernesto Villegas Poljak

Periodista. Ministro del Poder Popular para la Comunicación e Información.

 @VillegasPoljakE

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