A mediados del año 1987, el presidente Jaime Lusinchi reunido con varios militares y autoridades policiales en uno de los amplios salones del Palacio de Gobierno, hablan de la denominada Unidad de Programación Especial para el Desarrollo del Suroeste de Venezuela, que estaba bajo la tutela del Ministerio de la Secretaría de la Presidencia, allí se expone de los resultados del diagnóstico que se realizó con el objetivo de adelantar un Plan Operativo de Desarrollo para el Distrito Páez del Estado Apure. Dice uno de los informes que en la zona hay déficit de instalaciones educativas, carencia de unas 5000 unidades habitacionales, una falta acentuada de equipamiento médico; y se hace hincapié que la zona está dominada por el tráfico de drogas, la intimidación, la extorsión, el secuestro de productores de la región, es decir que por allí existe un alto clima de inseguridad personal que, aunado a la precaria presencia institucional de Venezuela en sus fronteras, pone en peligro la soberanía e integridad territorial del país. Esto en dos palabras quería decir que por allí rondaba la presencia de subversivos, guerrilleros y paramilitares venidos de Colombia. Es así como justificando se tomen medidas represiva, pasan por encima de los más elementales derechos ciudadanos y apoyando a los que más tienen, la clase burguesa terrateniente de la zona, se incita a buscar fórmulas policiales para exterminar cualquier foco de oponentes; creándose leyes que evidencie la instauración de cuerpos oficiales represivos.
Es entonces cuando el Presidente de la República, Dr. Jaime Lusinchi, firma el Decreto Presidencial Nº 1.810 del 4 de noviembre de 1987 mediante el cual nacía el Comando Específico General en Jefe José Antonio Páez, con sus siglas CEJAP. El CEJAP dependería directamente del Presidente Lusinchi y estaría integrado por efectivos de las Fuerzas Armadas, la Dirección General Sectorial de Inteligencia Militar, DIM, la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención, DISIP, la Dirección General Sectorial de Identificación y Extranjería, DIEX, y el Cuerpo Técnico de Policía Judicial, CTPJ; según se hace constar en la Gaceta Oficial Nº 33.838 fechada el mismo día 04/11/87. Uno de los jefes del CEJAP sería el tristemente célebre comisario Henry López Sisco. Este nuevo cuerpo represivo entra en funcionamiento efectivo unos 6 meses después y es así como con algunos recorridos por la zona designada para su resguardo en el estado Apure, llega el viernes 28 de octubre de 1988. Ese día llovió mucho por El Amparo, estado Apure, Venezuela, por lo que el pescador José Indalecio Guerrero de 51 años de edad, no sale a pescar aquella mañana, como lo hacía todos los días de su vida desde que su papá le enseñó el noble oficio de pescador; de eso vivía su familia en El Amparo. Así que bajo una estructura hecha con palos gruesos y latas de zinc, donde estaba colocado el fogón de la casa de su madre; comenzó a preparar junto con unos vecinos un hervido de gallina.
Al sitio se presentó un amigo de los Guerrero, conocido desde que llegó en el mes de Enero a El Amparo, como el señor Hipólito. Hipólito era el alias que usaba como agente encubierto, el Inspector de la DISIP Celso Rincón Fuentes, que rápidamente se ganó la simpatía de José Indalecio; gracias a que le compraba casi todo el pescado de la jornada. Según contó Moira, hija de José Indalecio, Hipólito le pidió a su papá que sacara algunos pescados que necesitaba llevar a San Cristóbal; porque se los habían encargado. Mi papá le dijo que cuánta cantidad sería, a lo que Hipólito respondió, lo que tú puedas. Entonces José Indalecio le dijo a sus amigos, buenos señores, mañana a madrugar pa’ hacerle el encargo al señor Hipólito; pues sabía que habría buena paga para todos. Indalecio estaba pensando en que ese otro día habría una buena pesca de Coporo, un pez de río que por los lados del caño La Colorada en estos meses de lluvias y aguas altas se hallaba en grandes cantidades. José Indalecio Guerrero se despertó antes de los gallos, preparó café y arepas, y dejó listo un desayuno para invitar a sus amigos de faena. Una vez llegaron los primeros, cruzó el río Arauca a buscar una lancha en la casa de Gustavo Cartagena Gil, quien vivía en la margen colombiana y desde hace 12 años era amigo de Guerrero. Regresó del lado colombiano del río al lado venezolano, remolcando la lancha prestada con una canoa. Una vez en El Amparo, José Indalecio le instaló un motor de su propiedad a la lancha que le prestó Gustavo Cartagena Gil, y fue a recoger al resto de los amigos con quienes había acordado el viaje el día anterior.