Para finales de los años cincuenta con ocho años de edad. Por allá en nuestro hermoso Carúpano de nacimiento en el Estado Bolivariano de Sucre. Confesamos que no entendíamos que pretendía trasmitir oralmente nuestra abuela Cecilia Teresa, cuando tibia en el paroxismo del disgusto y enojada con mi madre, con migo por alguna travesura; y/o alguien en la familia; exclamaba: -¡¡Carajo no me jodas tanto Nicanor!!- Y de remate: ↘ -¡¡Sácamelo Nicanor!!-
La situación se tornaba más confusa para mí, por una concreta razón: ¡¿No existía ni dentro de la familia; ni en el círculo de amigos y/o relacionados con la familia, nadie con el nombre de Nicanor?! ¡¿De la misma forma, que no lograba captar qué relación podía existir entre el disgusto que a mi abuela Cecilia Teresa -(Chila)- había causado mi madre, mi persona y/o algún miembro de la familia, con el señor Nicanor?!
Los años pasaron. Se impuso la racionalización. El Acceder mejor e inteligentemente a los espacios circundantes de socialización. Hacernos adolescentes. Estudiar. Educarnos; y empezar a comprender el complicado mundo adulto. Y es allí cuando pudimos vislumbrar que tal anterior expresión, se refería en mi hoy pretendida traducción a: -¡¡Carajo no me incomoden tanto!!- y lo segundo de picardía y clásico contenido oriental: -¡¡Carajo no aguanto más!!- de la misma forma que ahora cargado de años, muerto de la risa, jodedor y divertido. Le digo a mi nieto de siete años de edad, cuando de visita en el hogar, al pretender él poner el apartamento al revés y luego pegarle candela. Y asimismo quedamos frio y sin respuestas accesibles a su mundo de comprensión. Cuando intrigado me pregunta. -¡¿Abuelo por qué la Luna no se cae?!- Y luego azorado y confundido yo. Sin respuestas a su pregunta. Le indico: ¡¡Escucha coñito!! ¡¡Anda Jaciel donde tu abuela Aura!! ¡¡Dile que te dé un poquito de tente allá!! Y me desprendo de él.
¡¿Por qué hacemos los anteriores comentarios?! ¡¡Sencillo!! Constantemente escuchamos que: ¡¿Con simpatía?! ¡¿Voluntario y/o involuntario estereotipo?! ¡¡Consciente y/o inconscientes buenas intenciones del mundo!! Algún compañero y/o camarada funcionario del gobierno se refiere a nosotros; la gente de edad. Y suelen expresarse de la siguiente manera, tratando de imprimir con manoseada y falsa ternura: ¡¡Nuestros viejitos!! ¡¡Los viejitos!! ¡¡Nuestras viejitas!! ¡¡Las viejitas!! ↘ De vaina no expresan de seguidas: -¡¡Los viejitos y viejitas -(Cosificados)- que queremos mucho, tenemos por allí y no sabemos dónde carajo ponerlos!! Con enmascarado y falsario antifaz; tácitamente se acuña pero no se oralisa. La condicional cosificada calificación hacia nosotros de: babosos, inútiles o incapaces. -¡¡Trastos viejos pues!!- Cuidado no dejen solo a los ↘ ¡¡Viejitos y viejitas que son inútiles y de general precariedad!!- Cosa que no tiene nada que ver con el respeto y la dignidad a la cual somos acreedores, los señores y señoras ya cargados de edad.
Es necesario que se entienda que el respeto de calificación hacia nosotros: -¡¡Señores y señoras de edad!!- -¡¡Abuelos y abuelas!!- -¡¡Nuestros adultos mayores!!- Son las que consideramos aplicables; por referirnos a tres formas de dignificación que coliden con el puñetero y despectivo título que se antoja y traen a la mente escombros humanos: -¡¡Herrumbrosos y/o herrumbrosas cosas que de carga social andan por allí!! -¡¡Es a todo evento necesario echar al cesto de la basura todo vestigio despectivo de descalificación!!- Y debe abrirse cauce a todo lo respetuoso de físico y honroso trato: Mismo; -¡¡Que implique amor y fraternidad!!-
No es lo mismo que un joven amigo nuestro cuarentón y/o cincuentón; y/o algún camarada con rango de autoridad política; nos diga en público y/o privadamente: ¡¿Hola viejo cómo anda la vaina?! ¡¿Hola viejo cómo anda la salud?!- A qué premeditadamente y con implícito habito descalificatorio, nos enrostre disfrazado en un saludo: -¡¿Hola viejito (a) como anda la vaina?!- ¡¿Hola viejito (a) cómo anda la salud?! Los hermanos chinos de milenaria cultura, sabiduría y amor hacia la gente de edad. Se refieren a nosotros los añosos, con la titulación de: -¡¡Honorables ancianos!!- Al margen de que genéricamente no aplique tal honrosa calificación (-¡¡Honorables ancianos!!-) a muchos envenenados traidores y desagradecidos venezolanos ancianos, que no saben de sabiduría y agradecimientos, ante los militantes, nobles y solidarios apoyos de las instituciones del gobierno socialista. Y de los cuales acá en Venezuela para vergüenza colectiva: ¡¡Tenemos muchos!! Que hermoso es que con un ademán gentil cuando necesitemos de una atención en diligencias de rutina escuchemos: ¡¿En qué podemos atenderlo viejo (a)?! ¡¿Pase y siéntese acá abuelo (a)?! ¡¿Cuál es su requerimiento que intentaremos resolver cuanto antes?!
-¡¡Es asunto de dignificación socialista!!-