La privatización silenciosa no es corrupción

Como efectos inevitables, por ahora, de la actual Guerra comercial, así como lo vienen haciendo impunemente los repartidores de las mercancías desde las fábricas al intermediario y desde este al detallista, lo están haciendo desde hace décadas los matraqueros de la Administración Pública, no sólo de parte de sus directivos, sino del personal medio e inferior-desde el portero mismo.

Cuando un docente universitario vende alegremente tesis de grado a los estudiantes de maestrías y posgrados en general, y trabajos de ascenso, de hecho privatiza sus servicios por los que el Estado pendejo e incapaz les paga hasta prestaciones sociales a pesar de haber tenido una carrera de matracas mil e inmoralidades varias.

Cuando un agente militar o policial protege a quien incurre en delitos, ese funcionario ha privatizado sus servicios; así lo hace cada funcionario de justicia. Lo hace cada funcionario de los tribunales y justica en general.

Cuando algunos estudiantes canalizan los cupos universitarios, están privatizando la universidad que apendejadamente les da gratis su educación como matraquero. Asimismo, el portero ha privatizado sus informes; lo hace el funcionario público reduciendo la calidad de sus servicios; lo hace el Ministro cuando da preferencias personalísimas a los usuarios, a sus amigos y amigotes; lo hace todo aquel funcionario que de alguna manera condiciona la prestación de sus servicios a sus "personales y privadas" diligencias internas de la institución que lo mantiene, les paga salarios y hasta bonos navideños.

Todos esos privatizadores de la Administración Pública fueron los primeros en carnetizarse como patriotas para disfrutar ahora de todos los privilegios que el gobierno, no menos apendejadamente, les está brindando.

De tal manera que cuando hablamos de privatización de las empresas públicas, lo hacemos de las instituciones más relevantes como Corpoelec, PdvsaGas, HidroCentro, etc., pero hemos silenciado la peor y más extendida de las privatizaciones de hecho aunque no de derecho, la de los funcionarios públicos en general[1].

[1] A esos privatizadores se les conoce como "gobiernitos".

 

 



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Manuel C. Martínez


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