Héroe olímpico

Mijaín López desde Cuba: "me quité los zapatos, pero seguiré andando"

l mismo pueblo que durante 20 años ha seguido con orgullo la carrera deportiva de Mijaín López, pudo expresarle nuevamente su admiración y su cariño

l mismo pueblo que durante 20 años ha seguido con orgullo la carrera deportiva de Mijaín López, pudo expresarle nuevamente su admiración y su cariño

14 de agosto de 2024.- La celebración ya estaba pactada desde que completara su hazaña allá en el Champ-de-Mars Arena de París, y se convirtiera en el único atleta que ha ganado cinco olimpiadas seguidas en un mismo evento individual.

Él mismo se había encargado de anunciarlo poco después de sumar una nueva medalla de oro a sus vitrinas, y dejar sus botines en el centro del colchón.

Pero la fiesta esta vez fue mucho más allá del poblado de Herradura, o de «la tierra», como él le llama, para abarcar buena parte del territorio pinareño.

Así, el mismo pueblo que durante 20 años ha seguido con orgullo su carrera deportiva, pudo expresarle nuevamente su admiración y su cariño.

Mijaín López vuelve a casa después de haber agrandado aún más su leyenda y conquistado el corazón de medio mundo.

Dijo que iría por el oro y lo cumplió, burlándose de los malos augurios, del paso del tiempo, de los golpes de la vida y de la falta de motivación que podría llegar a sentir quien ya lo había conquistado todo.

A sus 41 años, el gigante de los 130 kilogramos constituye un referente, por ese talento descomunal que hoy le permite reinar en el olimpo.

No es casual que hace solo unas horas fuera escogido como el representante del continente americano para apagar la llama de los Juegos de París-2024.

Su grandeza, sin embargo, no se limita a sus dotes excepcionales como atleta. Todo el que ha tenido la oportunidad de conocerlo, sabe de esas otras cualidades que no van a las estadísticas ni se miden en trofeos y medallas.

Por eso, aunque los altoparlantes que durante todo el día convocaron a los pinareños a participar en su recibimiento no lo hubieran hecho, su pueblo habría acudido de todos modos a su encuentro para estrechar su mano o pedirle una foto, o decirle con una palmada todo lo que simboliza para los cubanos.

Es lo que sucedió en Los Palacios, en Consolación del Sur, en la ciudad de Pinar del Río –a pesar de un aguacero interminable– y, por supuesto, en su Herradura natal.

Con la misma pasión con la que hincharon por él y trataron de insuflarle fuerzas desde la distancia ante cada uno de sus rivales en suelo galo, personas de todas las edades colmaron calles y plazas para darle la bienvenida a un Mijaín emocionado, que una y otra vez agradeció las incontables muestras de afecto de su pueblo.

Aun cuando los agasajos le han llovido en los últimos días, el pentacampeón pinareño confesó que hay algo especial cuando se trata de su gente y de su tierra.

«A pesar del cansancio, tenía que llegar acá, porque esta es la cuna donde nací», dijo, y una vez más evocó la memoria de Fidel, «nuestro invicto Comandante en Jefe, que triunfó y seguirá triunfando», a propósito de conmemorarse este 13 de agosto, los 98 años de su nacimiento.

A diferencia de otras veces, sin embargo, a la alegría inmensa de tenerlo nuevamente acá la acompañó una extraña sensación de nostalgia, debido a la certeza de que será esta la última vez que celebremos una medalla de Mijaín.

Todo lo que empieza acaba, incluso para un prodigio como él. Pero el propio Gigante de Herradura se encargaría de levantar los ánimos de quienes sienten tristeza por el fin de su carrera, aclarando que habrá otros campos en los que los cubanos podremos contar con él: «Yo me quité los zapatos, pero seguiré andando».


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