Jueves, 22 de enero de 2015.- Cuando se constituye una Alianza entre dos partes, como lo es la alianza cívico-militar, se requiere de ciertas reglas de juego, basadas en el respeto mutuo, la comunicación y la comunidad de intereses.
Cuando una de las partes que forman La Alianza, no respeta a la otra y la ataca y pretende someterla a como de lugar, la estabilidad, la supervivencia de esta unión está en peligro.
Las tierras al sur de Apure se han constituido en un verdadero obstáculo de la llamada alianza cívico militar en Venezuela, en un hecho que requiere la atención inmediata de las autoridades nacionales.
Campesinos apureños, de acuerdo a sus denuncias, son atacados, vejados, sus familias maltratadas, su comida robada, sus mujeres y niños dejados a la intemperie, sus casas quemadas, sus cosechas arrasadas por autoridades locales y sus hombres amenazados de ser llevados a prisión, tras la siembra de drogas y armas.
Se requiere de una acción inmediata y contundente ante estas prácticas que corresponden mas bien a gobiernos de la cuarta y no al Gobierno Bolivariano.
Ver un campesino arrodillado, en la Plaza Bolívar de Caracas, al lado de la estatua ecuestre del Libertador, clamando por justicia, debe llamarnos a la reflexión y a tomar medidas que neutralicen cualquier abuso de autoridad o manejo inadecuado del poder, oigamos su testimonio: "Nosotros, con ellos, no nos metíamos, ni ellos con nosotros, o sea, vivíamos en una sana, sana paz, ello hacían lo que hacían, eso no era problema de nosotros meternos con ellos, pero entonces ellos empezaron a meterse con nosotros, pero, lo que ellos no sabían es que nosotros tenemos pruebas de lo que está ocurriendo allá, no como dice el señor gobernador Ramón Carrizales, que eso es un montaje de nosotros. Nosotros somos campesinos, mire estas manos, si son manos de ladrón, o son manos de que, son manos de hombre trabajador..."
"Estamos desamparados prácticamente, señor Presidente, le pedimos que meta su mano, si es de pedírselo de rodillas, de rodillas se lo voy a pedir señor Presidente: Haga justicia por los venezolanos, porque somos venezolanos, somos padres de familia, tenemos nuestros hijos aguantando hambre allá..."
"Y gracias a Dios soy un hombre de trabajo, no soy ladrón, no tengo problemas con la ley, jamás en mi vida, para que estos sinvergüenzas vengan a acusarnos y somos perseguidos por el Gobierno de allá, por la Guardia Nacional de allá, no le echamos la culpa a todos, a todos no, al general Morillo y al Comandante de la Policía, esos son los que nos persiguen..."
"Yo duré dos días en el monte y ellos atrás mío echándome plomo, quién, quién me asegura o quién me garantiza la vida mía, porque yo si se los dije, le dije, yo doy mi vida por mis compañeros, que son campesinos y si he de morirme, me muero por los campesinos señor Presidente"